Ayer se me fue un trozo de infancia, se nos fue a todos, a muchos… un gran pedazo de nosotros mismos, de aromas, de colores, de recuerdos… de miles de sentimientos y sensaciones… Ayer perdimos, perdí, parte de esa inocencia infantil… Ayer, don Emilio Alberto Aragón Bermúdez falleció. Ayer, y no quiero utilizar los tópicos para decir que se reunió con sus hermanos, padres y tíos, ayer, como decía, desapareció el último soporte físico de una generación. Ayer se desvaneció el “nanania nananiana, nana naniana”. Desde ayer, los bocadillos de nocilla, de mortadela, de chorizo mientras vemos la tele, ya no van a saber igual… Desde ayer, toda una generación nos hicimos mayores de golpe…
Se fue Miliki y también, con él, el último de “Los payasos de la tele”, el último de la saga familiar que elevó a otra categoría la imagen del payaso de circo. Gaby dejó de ser ese payaso serio, de cara blanca, ceja exageradamente arqueada y gorro de cucurucho, aunque seguía siendo el “serio”, el objeto de bromas y burlas por parte de sus hermanos. Fofó y Miliki eran augusto y contraugusto, pero no necesitaron pintarse, ni la nariz roja para hacernos reír, pero, principalmente, para hacernos cantar. Su gran mérito fue, interactuar con nosotros, con “sus niños”, hacernos responder a sus preguntas, reír, cantar con ellos… Con su ausencia, cubriremos de polvo en la memoria el “Rojo, amarillo y... ¡verdeeee!” o el “¡Sorroco! ¡Auxillo!”… Se va Miliki, se ha ido, y nos quedarán esas largas camisolas rojas, esos pantalones azules y esos enormes zapatones… Y queda, para siempre, el “feliz, feliz en tu día…”
Desde ayer, don Pepito, don José, Susanita y su ratón, Manuela y su porompompóm… están más solos. Desde ayer, el auto de papá no tiene quien lo conduzca, la nariz ya no picará, mi barba seguirá teniendo sólo tres pelos, la gallina Turuleca ya no será ponedora, y el barquito de cáscara de nuez irá a la deriva…. Y nosotros, una generación entera, cuando oigamos o recordemos un “¿Como están ustedeeeeees?” gritaremos, quizás mentalmente, un “bieeeeeeeeeeeeeeennnnn” y esbozaremos una sonrisa…
PD: ¿Qué tienen nuestros recuerdos de infancia que nos hacen sonreír? ¿Qué tiene nuestra inocencia infantil que nos hace añorarla? ¿Por qué muchos de esos recuerdos son en blanco y negro?
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