jueves, septiembre 16, 2010

el grito (1893, edvard munch)

Hacía muuuuuuucho tiempo que no me citaba con nadie en la parte trasera de la catedral de mi pueblo para batirme en duelo. Tanto que, me temo, “Silbadora” estará oxidada, desentrenada y entumecida. Pero no me queda más remedio. No tengo otra alternativa. Es la única solución posible. Así que, desde estas líneas ya saben dónde tienen que acudir, en ese momento en que el alba comienza a despuntar, todos los impacientes. Bueno, todos no, tiempo habrá. Concretamente los impacientes que me persiguen telefónicamente cuando les he dicho claramente “tranquilo, que yo te llamo”. Se ruega que lleven dos padrinos.


A ver, chicos, si digo que seré yo quien os devuelva la llamada, no os preocupéis. Lo voy a hacer. No se me va a olvidar. No he comentado eso de “a ver si hablamos un día de estos...”. No. Además, entre otras cosas, es una llamada de trabajo, así que relájate, chaval, que voy a hacer la dichosa llamadita. Que resulta, por si no lo sabes, que dada la profesión de uno, si no te llamo, no voy a cobrar mis gestiones y soy el primero al que le interesa llamarte. Y lo haré. Pero será, ya no cuando yo quiera, que podría ser, no, será cuando el trabajo que he estado haciendo mientras tú estabas en otros menesteres más ociosos en los que concurrían tus manos, tus pelotas y el verbo tocar, dé frutos. Y eso ya no depende de mí. Si llevo desde el lunes esperando que me entregues unos papeles y me los das un miércoles a última hora, no pretendas que el señor Notario, lo tenga todo preparado para el jueves a primerísima hora, porque va a ser que no.


Así que deja de llamarme, de pregunta qué hay de lo tuyo y procura que no me enfade, porque yo, cabreado y blandiendo a “Silbadora” en la mano soy muy sanguinario. Pero, creo, que ya es tarde para eso. Te espero mañana, cuando los primeros rayos de sol comiencen a iluminar mi pueblo. Y allí, junto a la antigua muralla, vamos a resolver el tema de tus llamaditas continuas. Nos lo pasaremos bien, ya lo verás....



PD: ¿Por qué hay tantas personas impacientes? ¿Lo son de “per se” o las ha convertido así el ritmo de vida actual? ¿Por qué no tomarnos un respiro?

5 ingredientes:

toayita dijo...

Te contestaré a tu segunda pregunta con mi experiencia propia.
Yo nací impaciente, y así viví durante años y años...en plan, lo que quiero lo quiero ya...con el paso de los años y unos cuantos tropezanes por culpa de las prisas me he reeducado y he aprendido que las cosas tienen sus tiempos, sus momentos y que precipitarlas nunca puede ser bueno...

No obstante, no nos equivoquemos, llevo dentro una mujer impaciente que lucha por salir y a la que a veces, en determinadas situaciones, me cuesta MUCHO controlar...

Un beso, AlfredoLandaconbigote

toayita dijo...

Y me toca volver a entrar porque google me odia y no me deja suscribirme NUNCA en el primer comentario.

Aprovecho para mandarte otro beso, que nunca está de más :)

toayita dijo...

Obviamente donde pone "tropezanes" quise poner "tropezones", pero no pasa nada porque eres un hombre culto y me consta que conoces a la perfección las lenguas muertas, como es el caso del arameo antiguo..

Le mando otro beso, y ya paro que después quiere más...

lussor dijo...

en realidad, impacientes siempre ha habido... lo que ocurre es que con el ritmo de vida de la sociedad actual todo se hace más... excesivo... comida rápida, divorcio-express, mails... todo lo queremos para YA,,, y no siempre puede ser...

besitos...

toayita dijo...

Por eso me estoy reeducando...

Besitos...

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