viernes, agosto 31, 2007

101 dálmatas (1961, clyde geromini)

Podía haber pasado por esta noticia y no haber dicho nada. Podía haberme encogido de hombros y comentar que “bueno, son cosas que pasan”. O simplemente ignorarla y no darle demasiada importancia. Pero ... ¡qué coño! La noticia me parece suficientemente importante como para dedicarle la entrada de hoy. El tema va de muerte, herencias, herederos y desheredados. ¡Ah! y de mal rollo, muy mal rollo. Resulta que se ha muerto una señora. De nombre Leona (que ya son ganas de los padres de amargarle la vida a una) y que estuvo casada con un abogado, con un empresario textil (dos veces) y con un magnate inmobiliario. Hasta ahí, son cosas normales, más o menos, pero normales. Siguiendo con la historia ésta, resulta que su último marido, con eso de las inversiones inmobiliarias, pues, mira tú por dónde, se hizo muchimillonario (que es más que multi) y al fallecer le dejó a doña Leona más de 1.700 millones de dólares de los 5.000 que tenía.

Bien, pues la “Reina Tacaña” (esto es cosa de la prensa norteamericana, no mía), aquélla que dijo "Nosotros no pagamos impuestos. Sólo la gente corriente los paga", va y se muere. Y, naturalmente, deja testamento. Y aquí comienza la “felicidad familiar”: su querido maltés blanco (esto es una raza de perro, no la nacionalidad de un amante) ha heredado ¡¡¡12 millones de dólares!!!. Es para flipar. Su hermano, y, en lo sucesivo, tutor del animalito, 2 millones. Y cuando llega el turno de los nietos…. ¡¡¡SORPRESA!!! A dos de los cuatro nietos, les deja cinco millones de dólares …. con la condición de que visiten la tumba de su padre una vez al año, y dejó escrito que si no lo hacen, ninguno recibirá un solo centavo. ¿Y a los otros dos nietos? (por cierto, hermanos de los que heredan) no les dejó nada por "razones que ellos conocen". Hmmmm ¡¡Qué bonita unidad familiar!!

Al chofer le tocó también una pedrea y percibirá unos cien mil dólares, que tampoco está nada mal.


PD: ¿Qué hace un perro con tanto dinero? ¿Se hartará de whiskas y pelotitas de tenis? ¿Este perro tendrá monedero o billetera?
miércoles, agosto 29, 2007

la suerte o la muerte. poema del toreo (1963, gerardo diego)

Madre, yo ya me voy del toreo, porque el toreo lo he puesto difícil hasta para mí mismo”. Esas palabras comienzan a repetirse en la cabeza de doña Angustias. Las pronunció Manuel hace un año, en uno de esos regresos que hacía a casa, cuando los festejos se lo permitían. Acaba de colgar el teléfono. No era Manuel, no. Ya no sabe si la voz que se escuchaba era la de Guillermo o la de Chimo, sus mozos de espadas. Dice que Manolo ha sido cogido, pero que no es grave. Nervios. Tensión. Una mano aprieta un pañuelo. La mirada perdida pasea, mirando sin ver, por la habitación. Su hija Teresa, y sus nietas Lola, Encarna y Rafaela la miran. No dicen nada. Entienden. Es un día de verano en San Sebastián. Esta llamada ha cambiado el ambiente. La brisa se ha convertido en un aire gélido. Un sudor frío comienza a aparecer en su frente. Lo nota. Lo siente. Es incapaz de dar un paso. No sabe nada y lo sabe todo.

Ahora, sólo piensa en Manuel, en su Manolo. Últimamente solía repetir "¡Qué ganas tengo de que llegue octubre para dejar de torear!", pero aún estamos en agosto. Doña Angustias no sabe nada y lo sabe todo. Tiene un pálpito, algo no va bien. En su mente, aparecen imágenes de Manolo siendo niño. Imágenes de una época en la que no tenían recursos, imágenes de estrechez económica, de hambre disimulada, de comida escasa y de ropa zurcida. Una lágrima resbala por su mejilla, mientras sus ojos miran y, al mismo tiempo, no ven. Suena de nuevo el teléfono. Apenas han pasado cuarenta y cinco minutos. Ya no reconoce la voz, tampoco le importa. Lo inquietante es el mensaje. “Parece que hay complicaciones”. El corazón le da un vuelco.

Empieza a sentir la pérdida del hijo. Manolo se va. Las entrañas se le desgarran por dentro. Está llorando. También salen lágrimas de sus ojos. En su interior sabe lo que está ocurriendo. No vivirá el Cuarto Califa del Toreo. Se va el ídolo. Desaparece el torero. Muere Manuel. Faltará el hijo. Distintas emociones recorren su cuerpo. Rabia. Dolor. Cariño. Ternura. Sufrimiento. Falta media hora para la medianoche. El empresario “Chopera” les ofrece su vehículo para ir a ver a Manuel. Se monta, pero sabe que ya no volverá a ver con vida a Manuel Laureano Rodríguez Sánchez. No volverá a ver vivo a Manolete. Ya no verá a su hijo.


PD: ¿Existirá algo peor que enterrar a un hijo? ¿Será posible sanar alguna vez ese dolor? ¿Cuántos recuerdos felices se agolpan e impiden la curación?
martes, agosto 28, 2007

manolete (1997, eduardo arroyo)

Linares. Provincia de Jaén. Calor sofocante. 16:45 horas. Diez mil quinientas personas abarrotan la plaza. Llena y expectante. El matador y su cuadrilla hacen aparición en el ruedo. Junto a ellos, Rafael Vega "Gitanillo de Triana" y Luis Miguel Dominguín. Ganadería de Miura. El Maestro, de malva y plata. Quinto toro. Negro bragado. Casi quinientos kilos. Tambores y timbales lo anuncian. Su nombre, “Islero”. El diestro hace una elegante faena. Cada vez que “Islero” llega a la carrera con la velocidad del huracán, el torero lo frena sin más armas que el trapo rojo. La inconcebible fuerza, el huracán negro, pasa rozando el cuerpo del hombrecito lentamente, tan lenta y tan dolorosamente que diez mil hombres tenían tiempo de asomarse al pozo sin fondo de la muerte. Una trompeta anuncia el acto de matar. Manolete saluda al público girando en redondo con un gesto melancólico. Era la hora. El estoque refulge bajo el sol. La orquesta guarda silencio. Un sagrado recogimiento estremece al público. Algún idiota tose en los tendidos de sombra. Manolete espera. Silencio. Suspenso. La brisa de la tarde se detiene, temerosa, detrás de los burladeros.

“El Monstruo” entra a matar lentamente, demasiado lentamente y, cuando la espada está en el aire, en un segundo negro, el astado levanta la cabeza y, como un rayo, introduce el pitón derecho en el muslo del torero, al tiempo que el acero se hunde en el morrillo del animal. El público grita espantado por la terrible cogida del ídolo que se queja amargamente mientras es conducido a la enfermería. A pesar de todo, le premian con las dos orejas y el rabo. El propio Manuel es consciente de lo que pasa. Dos comentarios lo delatan. "De verdad Islero quería que yo le acompañase en la muerte" fue el primero. El segundo, dicen que fueron unas de sus últimas palabras, “¡Qué disgusto le voy a dar a mi madre!”.

¡Ay! Su madre. Doña Angustias. Esperando la llamada de Manuel. La llamada con la que la tranquilizaba. Esa conexión que le aseguraba que su niño estaba bien. Que todo había transcurrido con normalidad. Pero tal día como hoy, hace sesenta años, Manuel Rodríguez Sánchez, Manolete, no la telefoneó. Y doña Angustias, supo, sin que nadie se lo dijese, qué había ocurrido.


PD: ¿Por qué una trágica muerte convierte a un ídolo en mito? ¿Es lo ideal fallecer en el ejercicio de la profesión?
lunes, agosto 27, 2007

basket music (1979, gilbert moses)

Hace algún tiempo hablé sobre lo necesario que es encontrar nuestro espacio. Ese lugar en el que somos felices, en el que estamos tranquilos, en el que nada nos altera. Y creo recordar que comenté que el mío era mi habitación, las cuatro paredes, junto con las estanterías y la mesa atiborradas de libros, papeles, absurdos cachivaches, …. todo en un magnífico y, a la par, perfecto desorden. Bueno, si anteriormente, no confesé esto, lo hago con estas líneas, que poco importa el momento en que se haga. Pero, ahora, me he dado cuenta que poseo otra isla desierta. Otro lugar privilegiado en el que me evado de cualquiera de los problemas cotidianos que puedan afectarme. Otro enclave en el que las distintas tribulaciones que pueda haber absorbido mi cerebro, no tienen cabida. Es rectangular. Tengo la fortuna de que puede encontrarse en distintos lugares. Un patio de colegio, un polideportivo, una plaza… Es, simplemente, una pista de baloncesto.

En esos veintiocho por quince (desconozco el modo en que lo hago) consigo olvidarme de todo aquello que es ajeno a la línea de banda. En esos veintiocho por quince, el mundo queda reducido a un balón que bota. En esos veintiocho por quince, misteriosamente, pierdo la noción del tiempo. Hubo un entrenador, de esos casi anónimos, que dijo “El baloncesto es la cosa más importante de las cosas poco importantes”. A mí, hay veces que se me olvida. Espero, en un futuro, recordarla.

Todo esto viene a cuento de que hoy empezamos de nuevo. Hoy, esta tarde, comienzan nuevos sueños, nuevas ideas, nuevos proyectos. A lo largo de la temporada, todo eso irá difuminándose o quedándose con más fuerza. La verdad es que, relativizándolo todo mucho, poco importará. Al final, olvidaremos los malos momentos, las amargas derrotas, rememoraremos, con una leve sonrisa, los buenos recuerdos, los partidos ganados y, en agosto, siempre en agosto, empezaremos de nuevo. A soñar. A imaginar. A fantasear. Y todo ello, siempre, en nuestros veintiocho por quince.


PD: ¿Será normal todo el tiempo que le dedico a los veintiocho por quince? ¿Supondrá una especie de terapia para mí? ¿Tendrá razón mi padre y llevo el veneno del baloncesto dentro?
domingo, agosto 26, 2007

la guarida (1999, jan de bont)

Ya he comentado otras veces, bastantes creo, que soy hipocondríaco y aprehensivo. Pues bien, a partir de ahora creo que tendré que añadir que soy fóbico. No sé exactamente a qué, bueno, en realidad, creo que soy algo fobofóbico, es decir, que tengo miedo de tener fobias. Y cuidado, que no es éste un tema para bromear. He estado investigando un poco sobre las fobias y me he encontrado una cantidad ingente de miedos. Algunos conocidos, aunque no supiese el nombre exacto. Otros, que me han hecho reflexionar sobre ese temor y sus consecuencias. Y unos últimos, que, cuando menos, me han extrañado. Omitiré hablar del miedo a los animales (principalmente insectos) y del miedo a contraer distintas enfermedades. Tampoco hablaré de esas fobias ya conocidas al agua, a la luz, a las alturas, a los lugares públicos ....

Prefiero centrarme en esas fobias, que no siendo conocidas, me han hecho pensar en su alcance. Me preocupa cómo funciona nuestra mente, de tal modo, que nos sentimos bloqueados, al tiempo que indefensos, ante determinadas situaciones. Comienzo a sufrir por los autofóbicos, esas personas que tienen miedo de la soledad, por los belonefóbicos (más corriente de lo que yo creía) que tienen miedo a las agujas (y, ojo, que todos vamos alguna vez al médico), por los ablutofóbicos cuyo temor es bañarse o lavarse, por los ...

Y no es simplemente miedo. Es algo más. Es temor. Rechazo. Angustia. Y también es incomprensión. Dolor. Ansiedad. Tormento. Desconsuelo. Es algo superior a uno mismo. Algo interno que te hace inseguro. Vulnerable. Débil. Algo contra lo que te quieres rebelar y no puedes. Imagina tu mayor miedo, proyéctalo en algo común, cotidiano, normal. Siente miedo, auténtico pavor por la luz, por los sonidos, por el viento, por la lluvia, por las calles, por las personas, por caminar .... y ahora trata de vivir con ellos todos y cada uno de los días de tu vida. ¿Aún estarías cuerdo? ¿Habrías enloquecido?

Para la curiosidad, queda el miedo al amarillo, al número 666, a las flautas, a los bastones, a las plumas ....


PD: ¿Cómo funciona nuestra mente para crearnos esos miedos? ¿Qué se encierra en nosotros mismos para hacernos tan vulnerables? ¿Cuánto somos capaces de sufrir por un miedo?
sábado, agosto 25, 2007

american pie (1999, paul weitz)

Partamos de la idea de que siempre he considerado al género femenino como una raza superior, con cambios bruscos de carácter, pero una raza superior, al fin y al cabo. Pero he descubierto que desde hace muchos años, quizás desde los tiempos de las cavernas, han estado mintiendo al hombre. Y no, no lo digo por el tema de la manzana en el Paraíso y esas cosas, no. La mentira es mucho peor. Más cruel. Más dolorosa. Es algo que se transmite de madres a hijas, de abuelas de nietas, de tías a sobrinas, e, incluso, de primas a primas. Una mentira, que por tratarse de entes de mayor envergadura de mis congéneres masculinos, provocan que éstos nos la sigamos creyendo y que, además, volvamos a creérnosla la siguiente vez que la pronuncian. La mentira es … “Sólo éste y te dejo en paz”. Y se refieren a los puntos negros. Sí, queridos amigos, si alguna vez estáis con una mujer que, de pronto, bizquea, que está terriblemente concentrada y asegura que sólo ése y os dejará tranquilos, sabedlo, ¡¡¡OS MIENTE!!

No sé porqué. Aún no he ahondado lo suficiente en el tema, pero es algo que se transmite de generación en generación, que se mantiene vivo con el paso de los años, que sigue instalado en subconsciente de las mujeres… Y estoy preocupado por ello. Porque, claro, no soy biólogo, y se me escapa el enorme poder de atracción que puede provocar un puntito negro, que lo que sí sé, es que son minúsculos, algunos hasta microscópicos. Y se me eriza la piel sólo con el hecho de imaginar a una mujer, totalmente concentrada, con la mirada fija en un punto (y nunca mejor dicho), mordiéndose el labio inferior (o es su defecto presionando la punta de la lengua contra el mismo) y asegurando con voz firme que sólo ese puntito y que te dejará seguir viviendo y que no hay que quejarse, que dolor es depilarse las piernas. ¡¡Uff, qué escalofrío!!


PD: ¿En qué momento me perdí y las espinillas pasaron a ser puntos negros? ¿y si son mío y me gusta tenerlos en la espalda, no podemos dejarlos ahí? ¿Seguro que es bueno sacar cosas de dentro del cuerpo humano? Si está dentro, será por algo .....
viernes, agosto 24, 2007

mallrats (1995, kevin smith)

He encontrado un estudio que a partir de ahora va a suponer un punto y aparte en la evolución del ser humano. Un experimento, a partir del cual, hombres y mujeres del mundo van a explorar desconocidos aspectos de sus propias mentes, hasta llegar a un momento, en el que ya no habrá límites para ellos. Y cuidado, que el estudio en cuestión es estadounidense, y ya sabemos cómo son los norteamericanos cuando se ponen a hacer experimentos. No sé si todo el mundo estará preparado para tan singular noticia, pero ahí va. El estudio revela como gran conclusión que …. ¡¡¡La mujer se orienta mejor que el varón en el supermercado!!! ¡Impresionante! Se nota donde hay dinero para hacer estudios serios y rigurosos.

Si seguimos indagando en el estudio, los científicos señalan que las féminas no tuvieron tantas confusiones a la hora de localizar aquellos puntos que se les mandaron, aunque los varones resuelven mejor los problemas espaciales como la lectura de mapas, lo que probablemente tiene sus orígenes en la sabana africana, cuando se dedicaban a cazar animales. En aquellas sociedades primitivas de cazadores-recolectores, las mujeres se dedicaban sobre todo a recolectar plantas, lo que explica, en opinión de los autores del estudio, que sus sucesoras recuerden ahora con más exactitud que los hombres la localización exacta de ese tipo de alimentos en un supermercado.

Es decir, que el descubrimiento del fuego, la invención de la rueda, la exploración de planetas, .... en definitiva, esta constante evolución del ser humano, se simplifica en que el margen de error de las señoras fue hasta cuatro veces menor cuando se les pidió que señalaran el lugar donde habían adquirido alimentos con elevado contenido en calorías como miel o aguacates que cuando se les dijo a los caballeros que recordaran el puesto donde habían comprado lechugas o pepinos. Para empezar, digo yo, ¿cómo puede ser lo mismo saber dónde estaba la miel o un pepino? Y, entonces .... Galileo, Copérnico, Newton, Fleming, Pasteur, Einstein, ... ¿sólo dieron pasos intermedios para concluir que sé leer mejor un mapa que mi hermana, pero que ella sabe perfectamente (es más, hasta cuatro veces mejor que yo) dónde están los guisantes en un supermercado? No sé yo si hemos evolucionado mucho ... Y, ahora, disculpen, que tengo que ir a pintar unos mamuts en las paredes de casa.


PD: ¿Tan diferentes somos los hombres de las mujeres? ¿Tantos puntos de divergencia tenemos? ¿Eso es lo que nos hace compatibles entre nosotros? ¿Tengo que esperar a que una chica sepa que yo soy su media naranja? ¿Y si se equivoca?
jueves, agosto 23, 2007

cien años de soledad (1967, gabriel garcía márquez)

Quiero hoy volver a hablar de sentimientos. De esos que nos embargan por dentro, y no precisamente, de dicha y felicidad. Quiero hablar de la tristeza. De la soledad. De esas sensaciones que, siendo extrañas y produciéndonos dolor, no nos son del todo ajenas. De esos momentos en los que todo se ve de color gris. Casi negro. De esas situaciones en las que nuestros pensamientos suenan con más fuerza dentro de nuestra cabeza. Y rebotan. Rebotan. ¡Vaya si lo hacen! Y nos hacen daño. Nos amargan. Y queremos escapar de ellos. Deseamos un pensamiento, una idea distinta que nos haga borrarlos, pero, sin embargo no somos capaces. Y ansiamos poder esbozar una sonrisa. Una media sonrisa tan siquiera. Y no lo logramos. Y nos duele. Es tal el dolor que sentimos, que, sin saber cómo, lágrimas furtivas comienzan a escapar. De eso quiero hablar.

Quiero hablar de esa sensación de estar rodeado de gente y, en cambio, sentirnos completamente solos. De querer hablar con alguien y no tener con quien. De esos días que se suceden uno tras otro de la manera más anodina. De esos días eternos. Aburridos. Grises. Solos. Donde un lunes, o un jueves, o un sábado son sólo eso: un lunes, un jueves, un sábado, … Quiero hablar de tener ilusiones, ideas, proyectos que comentar, deseos que compartir, momentos que fotografiar, …. Y que no haya nadie al otro lado de nuestra conversación. Quiero hablar de esos días en los que sólo nuestra propia sombra parece acompañarnos. Unas veces al lado. Otras, detrás nuestra. Las menos, delante. Pero la única que nos acompaña. Y, sin embargo, nunca dice nada. Sólo escucha y calla. Siente y padece lo mismo que nosotros, y, como nos ocurre, no tiene tampoco con quien comentarlo. De todo eso quiero hablar. De eso y de más. De los cumpleaños sin tartas ni velas. De las vacaciones sin destino. De acostarnos sin que nos arropen….


PD: ¿Cuántas veces nos hemos sentido solos? ¿Cuántas veces hemos llorado sin que nadie esté cerca para que nos consuele? ¿Cuántas veces hemos deseado una abrazo y no lo hemos tenido?
miércoles, agosto 22, 2007

lejos de las leyes de los hombres (1986, el último de la fila)

Sigue lloviendo. Pero, digamos, que ahora mismo, ya me preocupa menos que ayer. O, tal vez, me preocupa lo mismo, sólo que hoy tengo otros problemas. Tengo que desenvainar a “Silbadora” (que si no lo hago, me va a coger orín, y es muy malo de quitar) y citarme con unos cuantos gañanes, caraduras y sinvergüenzas que se cuelan sin esperar su turno. Concretamente, me he citado con unos que han hecho lo propio, delante de mis narices y en un bar cuando iba a solicitar mi ración vital de cafeína. ¡¡Y hasta ahí podíamos llegar!! Que bueno soy un rato, creo, pero tonto sólo lo justo (bueno, la cara un poco, también). Y es que me toca mucho los bemoles estar esperando a que el solícito camarero me atienda, y que llegue un meapilas y por sus santos cojones, pida lo que quiera que desee tomarse, saltándose tranquilamente mi paciente espera. Y no, eso sí que no.

Y los peores son aquellos, que una vez hecha su demanda, se te vuelven, ponen cara de no haber sido capaz de matar una mosca en toda su puñetera vida, y en voz bajita te dicen, que no se habían dado cuenta que estabas tú antes. A ver, ¿resulta que no lo sabías, pero te giras a mí, y me lo cuentas, sin que yo te haya dicho nada? “Amos”, no me jodas. Mira, ya que te me has adelantado, por lo menos no me digas nada, déjame mentar tranquilo a tus parientes más próximos y tómate la cervecita, el cafelito o lo que te salga de los huevos. Pero no me cuentes tu vida, colega.

La verdad, como me vuelva a ocurrir algo parecido, lo tengo claro. Cojo el Marca se lo meto dobladito por la boca, le estampo la cabeza contra el mostrador, la cubitera enterita por el pantalón y el refresco se lo tiro por la cabeza y, además, le muerdo un brazo. ¡Hombre, ya! No sé porqué, pero me parece que esto de que los bares de mi calle cierren, me está agriando el carácter. En fin, que he quedado con unos cuantos y mi amiga “Silbadora”. Nos vemos.


PD: ¿Cuántas veces se nos han colado en una fila? ¿Cuántas hemos protestado? ¿Y, nosotros, nos hemos colado alguna vez?
martes, agosto 21, 2007

sobre un vidrio mojado (1980, los secretos)

Mira por dónde, si ayer me quejaba de que en mi pueblo cerraban todos los bares de mi calle, impidiéndome tomar las dosis diarias necesarias de cafeína, hoy se ha producido otro de esos hecho que me toca también bastante las narices. ¿Pues no va y resulta que está lloviendo? Pero no cuatro gotas, no. Está cayendo una chupa de agua de categoría. De las que te sorprenden en invierno y ni le das importancia. Dices que es lo normal, te escondes en el chubasquero, desenfundas el paraguas y ya está, fin del problema. ¿Pero hoy? Que es veintiuno de agosto. No me jodas. Que llueve como si fuese a ser el último día que lo hiciese. Si casi estoy esperando ver pasar a Noé con su barcaza por mi calle. Que esto no es ni medio normal.

Y claro, si juntamos las vacaciones de mis camellos de cafeína, con el día de perros de hoy, pues, claro, ninguna oportunidad de salir a la calle. O mejor dicho, ninguna excusa medianamente convincente para abandonar el hogar. De modo que no me queda sino hacer vida familiar. Y, no es lo mismo hacer vida familiar a las siete de la tarde, en noviembre, con un viento helador en la calle, mientras uno está en el sofá viendo la televisión, o charlando, o leyendo, o lo que sea, que hacerlo en pleno agosto, cuando se supone que la canícula estival debería estar asando mi cerebro y el de mis congéneres. Pues no, en casita. Porque tampoco es plan ponerse las botas de agua, el chubasquero, coger el paraguas y salir a la calle a tomar una café. Y lo que es peor, en mi calle están cerrados los bares, y, además, a ver si voy a salir a la calle como si fuese el Capitán Pescanova, y luego resulta que sólo es una tormenta veraniega.

En fin, seguiré mirando por la venta mientras llueve. Quizás vea a David Meca cruzar a nado las calles de mi pueblo en un nuevo reto personal.


PD: ¿No hay días en los que se supone que todo debería ser fantástico y maravilloso y no lo es? ¿No hay días en los que tienes fantásticos planes y éstos se ven frustrados por algo que no puedes controlar? ¿Te molesta que llueva en verano?
domingo, agosto 19, 2007

playa de trouville (1870, claude oscar monet)

Odio mi pueblo en vacaciones. En serio, es algo que me supera. No puedo con ello. Está bien que la gente aproveche para irse unos días de asueto, es más, hasta de ocio, que veranee en la playa, en la montaña, o que se quede en su casa rascándose los mismísimos. Eso no me importa. Es más, me parece hasta correcto. Todo el año currelando y bien que se merecen los trabajadores unos días de descanso. Todo eso está muy bien. Perfecto. Ideal. Y si mi pueblo se queda vacío, pues no pasa nada. Más sitio habrá para aparcar, más tranquilas las calles para pasear, menos turno habrá que aguardar en el mercado, … Si ya digo, me parece muy, pero que muy bien todo eso. Ahora bien, lo que no soporto es que en mi calle cierren TODOS los bares y cafeterías los mismos días. Por ahí no paso. Eso sí que no. ¡¡¡Hasta ahí podíamos llegar!!!

Resulta que en mi calle, y refiriéndome sólo a la acera en la que está mi casa y la acera de enfrente, hay un total de SIETE bares, más una panadería que también tiene servicio de cafetería. Excluyendo a ésta última, que no me dejan fumar dentro del local, me quedan los otros siete mencionados. Pues bien, en una especie de confabulación corporativista y secreta, han decidido cerrar, prácticamente, los mismo días de agosto. De este modo, mi facilidad para la obtención de mis dosis diarias de cafeína, se ha visto seriamente mermada. Y por ahí no paso. Que con la salud no se juega.

Entiendo que estén cansados de estar trabajando muy duramente a lo largo de todo el año. Entiendo que el mundo de la hostelería es muy difícil y sacrificado. Bien. De acuerdo. Pero de ahí a dejarme sin café durante unas semanas, va un trecho. Sí, en mi pueblo hay más bares y otros lugares en los que saciar mis ansias de cafeína. Pero no es lo mismo. En éstos, en los de mi calle, conozco a los dueños, a los camareros, a los parroquianos, …. Vamos, que estoy en un ambiente conocido. Es más, sólo con entrar por la puerta, ya me empiezan a preparar el cafelito, sin tan siquiera decir nada, o, a los sumo, sólo buenos días o buenas tardes. Y van ellos, y se van de vacaciones. ¡¡Hay que joderse!!


PD: ¿No parece distinto tu pueblo en vacaciones? ¿No parece otro? ¿Más silencioso, más apagado? ¿Cómo si no fuese tu pueblo y estuvieses en él tú también de vacaciones?
sábado, agosto 18, 2007

la lluvia amarilla (1988, julio llamazares)

Ya he hablado en otras ocasiones del mismo tema que quiero tratar hoy. No sé, me da la sensación de que me estoy volviendo repetitivo. Tal vez no sea eso. Quizás sea que soy humano y me comporto como tal, y, por tanto, tengo, en determinados momentos de mi vida, los mismo sentimientos que ya he experimentado otras veces. Bueno, me estoy desviando. Me encuentro hoy raro. Es una suma de cosas, de sensaciones, de sentimientos más o menos encontrados, que me provocan una especie de malestar. No, de salud estoy bien, gracias. No sé, es algo que me molesta, que me duele por dentro. Si digo que lo que me duele es el corazón, podría entenderse como un amago de infarto y tampoco es eso.

No, es algo diferente. Me encuentro mal. Como si hubiese fallado a alguien, como si no me hubiese portado bien con alguien. Y, que yo recuerde, conscientemente, no lo he hecho. Pero inconscientemente ... eso ya no puedo asegurarlo con la misma rotundidad. Así que me encuentro mal. Como con cierta sensación de culpa, de remordimientos, de haber realizado algo que no debía, y, lo más curioso, es que no recuerdo haberlo hecho. No sé, serán cosas mías. Pero no puedo quitarme esa impresión. No sé es un amargo sabor que tengo. Repito, quizás son cosas mías. Es algo así como cuando crees haber fallado a un amigo, o mejor, cuando tienes esa sensación, por sus actos, por sus palabras, pero no tienes ni idea de qué hiciste para que se sienta así, pero como es tu amigo, tú te sientes mal. Bueno, pues algo parecido me pasa.

Ahora mismo me encuentro en una disyuntiva. Pueden pasar dos cosas: por un lado que esto desaparezca y que sólo haya sido una extraña sensación mía, y, por otro lado, que esto crezca como una bola de nieve rodando por una pendiente y vaya haciéndose, más y más grande. Si esto último ocurre, tendré que hablar seriamente de lo que es el dolor de corazón. Seguiré informando.


PD: ¿Has experimentado esta sensación alguna vez? ¿No es cierto que duele tanto que te encuentras muy, pero que muy desanimado? ¿Por qué nos influyen tanto los sentimientos?
viernes, agosto 17, 2007

causa justa (1994, arne glimcher )

Hacía tiempo que no comentaba nada sobre encuestas y ese tipo de cosas y resulta que el prestigioso periódico británico 'The Times' no ha tenido mejor idea que publicar las 25 leyes más absurdas del mundo. Creo que merece la pena leerlas y reflexionar un poco, porque, lo peor de todo, es que aún siguen vigentes. Para bien, entre ellas, no hay ninguna del Reino, lo cual, dicho sea, no tiene demasiado mérito. Veámoslas.

1. Si aparece una ballena muerta en las costas británicas, la cabeza es del rey. Pero, la cola pertenece a la reina en el caso de que necesite los huesos para su corsé. (No sé si me resulta más difícil imaginar una ballena en las playas de Inglaterra o imaginar a la Reina Isabel con corsé)
2. En Bahrein, un doctor puede examinar los genitales de una mujer, pero tiene terminantemente prohibido mirar a ellos directamente durante el examen, y sólo puede ver su reflejo en un espejo. (Claro, es que no es lo mismo)
3. En Londres es ilegal montar en un taxi si se tiene la peste. (A mi me parece también poco higiénico)
4. En Vermont, las mujeres necesitan un permiso firmado de sus maridos para usar dentadura postiza. (¿A que para fregar, barrer y planchar no lo necesitan?)
5. En Boulder, es ilegal matar un pájaro dentro de los límites de la ciudad, así como ser el dueño de una mascota -legalmente, los ciudadanos sólo son "supervisores" de éstas-. (Sin comentarios)

6. En York, es legal asesinar a un escocés dentro de las antiguas murallas, pero sólo si él lleva un arco y flechas. (Es que un escocés con arco y flechas es muy peligroso)
7. En Chester los galeses no pueden entrar a la ciudad antes de la salida del sol, y no pueden permanecer en ella una vez se ha puesto. (Un galés de noche debe ser tan peligroso como un escocés con arco y flechas en York)
8. En Kentucky es ilegal llevar armas ocultas que excedan de los dos metros de largo. (¿Y si exceden de los dos metros pero no se llevan ocultas se puede?)
9. En Florida las mujeres solteras que salten en paracaídas los domingos pueden ser encarceladas. (Grave delito: ser mujer, soltera, saltar en paracaídas y que sea domingo)
10. En el Reino Unido, un hombre que se siente obligado a orinar en público puede hacerlo siempre y cuando apunte hacia la rueda de su vehículo y mantenga su mano derecha apoyada en él. (Importante: la derecha. Bienaventurados los zurdos)

11. En El Salvador, los conductores ebrios pueden ser castigados con la muerte ante un pelotón de fusilamiento. (¿Lo de quitar puntos ya no funciona?)
12. Está permitido pasear un rebaño de ovejas a lo largo del Puente de Londres sin tener que pagar peaje, lo mismo que ocurre con los gansos en Cheapside. (En la capital del Reino pasa algo parecido con las ovejas, creo)13. En el Reino Unido, los hombres menores de 14 deben practicar diariamente el tiro con arco. (¿Y luego me pregunto por qué los niños no juegan en la calle?)
14. En Indonesia, la masturbación está penada con la decapitación. (No sé yo si lo veo tan grave)
15. En Miami, es ilegal pasearse por la comisaría de Policía en monopatín. (Totalmente de acuerdo, a ver si vamos a atropellar a un policía cuando está comiendo unos Donuts)

16. En Lancashire si un policía te para en la orilla del mar, está prohibido que incites a un perro a ladrar. (¿Y si no es en la orilla si se puede?)
17. En el Reino Unido, una embarazada puede orinar donde quiera, incluso en un casco de policía. (Ojo, y sin importar donde esté la mano derecha)
18. Los barcos de la Armada Real Británica que entran al Puerto de Londres deben proporcionar un barril de ron a los encargados de la Torre de Londres. (Ya sé donde quiero trabajar)
19. En Ohio es ilegal tener un pez borracho. (Ufff, un pez borracho es como un escocés con arco y flechas o como un galés de noche: un peligro)
20. En Alabama es ilegal vendar los ojos a una persona mientras conduce su vehículo. (Me parece más peligroso que ilegal)

21. En el Reino Unido, es ilegal no contarle al cobrador de impuestos lo que no quieres que sepa. Sin embargo, puedes ocultarle lo que no te importaría que supiese. (¿Me lo puede repetir?)
22. En Francia, es ilegal poner de nombre a un cerdo Napoleón. (Hmmmm, ya no se me ocurren más nombres)
23. En el Reino Unido, se considera un acto de traición poner al revés un sello de correos en el que aparece una imagen de la monarquía británica. (¿Habrá alguien que mire carta por carta?)
24. Es ilegal morir en el Parlamento británico. (¿Y si te mueres te meten en la cárcel?)
25. Va contra la ley que un taxi transporte cadáveres o perros rabiosos en Londres. (¿Sólo en Londres?)

Lo siento, hoy se me ha ido la mano con la extensión, pero creo que merece la pena.


PD: ¿Somos incapaces de evolucionar? ¿Nadie se da cuenta que el mundo ha cambiado? ¿Seguiremos utilizando extrañas leyes de hace siglos?
jueves, agosto 16, 2007

blue suede shoes (1956, elvis presley)

Martes. Día 16. Agosto. 1977. 13:30 h. Ginger, su última novia, se despertó en la residencia que él tenía en Graceland. Al no encontrarle en su habitación, se dirigió apresuradamente al baño. Allí estaba. En el suelo. Boca abajo. Elvis había muerto. Un fulminante ataque al corazón, provocado por el consumo de más de 14 tipos de estupefacientes distintos, había sido la causa de su muerte a los 42 años de edad. Durante sus últimos años de vida, el artista había descendido en caída libre a los infiernos de la depresión, la obesidad (llegó a pesar 130 kgs) y el consumo desenfrenado de drogas. Posiblemente, nada fue bien en la vida personal de Elvis desde que su anterior esposa, Priscilla, se fugara con su profesor de karate, harta de las constantes infidelidades de su marido. Priscilla se llevó con ella a la hija de ambos, Lisa Marie, y también una buena parte del orgullo del mito, que no aceptó que su mujer se enamorara de otro hombre.

En los años posteriores a la separación, Elvis no levantó cabeza en el plano personal. Se había convertido en una parodia de sí mismo, con una apariencia más extravagante que nunca y una terrible adicción a las drogas con receta.Durante los conciertos, era frecuente que olvidara las letras de las canciones y sorprendiera a los asistentes con interminables monólogos entre canción y canción. Pese a ello, no dejó de tener un éxito arrollador. Lejos quedaban los tiempos en los que el joven de Tupelo, tras acabar el instituto, Elvis comenzara a trabajar como camionero. Lejos quedaban los tiempos en los que, un buen día, decidió aparcar el camión y grabar un par de canciones en un estudio como regalo para su madre. Lejos quedaban los tiempos del Heartbreak hotel, del Love me tender, del Don't be cruel o del All shook up.

En verano. En su propio retrete. Solo. Ahí se acabaron para siempre sus escandalosos movimientos pélvicos, su tupé, su voz. Ahí se nos fue el cantante y nació el mito. Porque ….¡¡¡ ELVIS IS ALIVE!!!


PD: ¿Qué nos hace caer en la decadencia? ¿Qué nos impulsa a considerar a determinados personajes como mitos? ¿Por qué nos negamos ante las evidencias?
miércoles, agosto 15, 2007

fantasmas (1983, dean r. koontz)

Hoy es un día especial. Como todos los quinces de agosto. Hoy es ese día en que comienzan todos mis fantasmas, aquéllos que todos tenemos y son los guías, con los que si nos atreviésemos, podríamos explorar lo más oscuro y tenebroso de nosotros mismos. En mi caso, sé que nacen este día o, al menos, es en tal fecha como hoy en la que soy consciente de que los tengo, de que existen y que me aterra pensar en ellos. Posiblemente, sea porque me hacen vulnerable y, en el fondo, a pesar de que yo, de mayor quiero ser Morgan Freeman, tal vez, y sólo tal vez, también quiero ser Clint Eastwood. Sobre esta última idea ya he hablado antes. Lo mismo puede decirse de los fantasmas. Sin embargo, creo que aún tengo algún apunte más que añadir. Además, la fecha es proclive a ellos y los fantasmas son míos.

Reconozco que me produce auténtico pavor adentrarme en los más oscuros recovecos de mi mente, cruzar puertas de las que no estoy seguro ir más allá del umbral, en algunas de ellas preferiría, ni tan siquiera, girar el picaporte. Tengo miedo qué puedo encontrarme allí. Y, en el fondo sé que no son malos recuerdos, es más, me atrevería a decir que son agradables y sanos. Es algo diferente. Son los sentimientos que me provocan esos recuerdos, esas imágenes, que si bien sé que no tengo olvidadas, tampoco son las que más me apetece tener frescas en mi memoria. Al fin y al cabo, son mis fantasmas. Son míos.

Imagino que quizás todos padecemos algo semejante. Que nos soy un bicho raro, que no soy el único. Quizás sí lo sea. Quizás son cosas que sólo me pasan a mí. Si es así, pues bueno, aquí lo dejo escrito. En ocasiones me pregunto si los dementes, los locos, no se han enfrentado cara a cara con sus fantasmas y han salido derrotados. Lo digo en serio, no es un chascarrillo. Píensalo. Hasta tiene sentido.


PD: ¿Seré capaz, en algún momento, de vencer esos fantasmas? ¿Iré coleccionando más a lo largo de mi vida? ¿Los Clint Eastwood que hay por ahí son conscientes de que tienen fantasmas?
martes, agosto 14, 2007

el salón de ámbar (1999, matilde asensi)

La naturaleza del ser humano no deja de sorprenderme. Por suerte, creo. Muchas veces me pregunto en qué estará pensando ese caballero con el que coincido en el autobús, o la señora que, junto a mí, espera en un paso de cebra. No sé, desde hace tiempo me preocupan qué piensan las personas., cómo funcionan sus células grises, que diría Poirot. Esto viene a cuento de que un hombre de 64 años, con ciertos problemas mentales, de la localidad italiana de Florencia ha estado viviendo como indigente mientras tenía escondidos en su casa, entre basuras, ¡¡¡MÁS DE 400 LINGOTES DE ORO DE CIEN GRAMOS CADA UNO, CON UN VALOR DE 800.000 EUROS!!!

Los Servicios Sociales y la Policía Municipal llevaban tiempo intentado localizarle, tras la denuncia de un vecino por los malos olores que llegaban del apartamento superior, pero el hombre no abría nunca la puerta de la casa y pasaba semanas sin salir. Al final, y tras una orden urgente por motivos de sanidad pública, los Bomberos entraron en la vivienda por una ventana, para hacer entrar a los agentes, que encontraron montones de libros, muebles, comida, basuras y excrementos.

Durante las labores de limpieza del apartamento del hombre, del que todos habían pensado que era un indigente, se encontraron 430 lingotes de oro, dentro de varias cajas y escondidos en la basura, cuyo valor es de unos 800.000 euros, así como varias monedas del mismo metal. La Policía Municipal abrió una investigación para establecer la identidad del hombre y descubrió que hasta hacía poco tiempo había frecuentado los mejores restaurantes de la ciudad y era propietario del local de una farmacia, donde acudía puntual a cobrar el alquiler.

Por ello, no dejo de preguntarme qué mueve a una persona a vivir en condiciones precarias y, sin embargo, guardar un auténtico tesoro entre las propias pertenencias. Entiendo que cada ser humano es diferente y que es imposible averiguar qué pasa por su cabeza. Pero no deja de interesarme.


PD: ¿Acabaremos todos igual? ¿Qué hay dentro de nosotros que nos puede hacer enloquecer? ¿Influye en cambio climático en nuestro comportamientos?
lunes, agosto 13, 2007

composición en gris y negro, retrato de la madre del artista (1871, james abbott mcNeill whistler)

Hace tiempo que no quedo con nadie para medir aceros. Y tengo ganas. Me lo está pidiendo el cuerpo. Desenvainar, oir cómo “Silbadora” sale de su funda, sentir cómo corta el aire, los ruidos que surgen al chocar contra el arma de mi oponente, …. Me lo pide el cuerpo. Y, resulta, que no he comentado nunca que me ponen muy nervioso, me enervan, esas personas, unas veces conocidas, e, incluso, amigas, otras, completos desconocidos, que sin más ni más, por el simple placer de hacerlo, comienzan a contarte su vida, anécdotas pasadas que, la mayor parte de las veces, maldita la gracia que tienen. Exculpo, claro está, a quienes lo hacen porque se encuentran solos, porque no tienen compañía y tienen la necesidad de expresarse, de tener comunicación con alguien, de hacerse oír, de saberse escuchados. Curioso. La mayoría de las veces, estas últimas personas, son ancianos, gente mayor que se sienten el abrumador peso de la soledad. Y cuando se trata de algo así, no dudo ni un segundo siquiera en entablar conversación, en ayudar a que se encuentren más cómodos, en corroborar sus comentarios u oponerme cuando sus opiniones no coinciden con las mías. Pero los otros ….

Los otros, son gente que viven sin prisa, que no deben de trabajar (o quizás sean funcionarios, y ésos, ya se sabe, por la mañana no trabajan y por la tarde no van), o, simplemente, tienen ganas de tocarte un palmo por debajo del ombligo (metafóricamente hablando). Pongamos por caso que uno está tranquilamente tomándose un cafelito, al tiempo que ojea (y hojea) el Boletín Oficial del Estado (llámalo BOE, llámalo Marca). Y se acerca el fulano en cuestión, casi siempre son del género masculino, y hace un comentario. Si, en ese preciso momento, levantas la vista hacia él, estás perdido. Acabas de mostrarle una inscripción en tu frente, que sólo él puede leer y que reza: “Ven y cuéntamelo”. Y lo sigue al pie de la letra. Te lo cuenta todo. Su pasado, su presente y su futuro. Y se te acabaron la paz, la tranquilidad y tus pensamientos propios.

Así que, plastas, pesados y “rollistas” del mundo, les espero a eso del amanecer detrás de la Catedral de mi pueblo. Y si me retraso, espérenme un poquito, que lo mismo me ha parado alguno por la calle y me está contando alguna batallita.


PD: ¿Nos daos cuenta cuando estamos siendo un incordio? ¿Cuándo molestamos contando nuestras cosas? ¿Será por eso que me callo todo?
domingo, agosto 12, 2007

niebla (1914, miguel de unamuno)

Calles empedradas. Enormes edificios dorados por la luz del sol. Piedras alineadas, que, al tocarlas, parecen querer transmitir la sabiduría acumulada durante siglos. Barrocas filigranas adornando portadas, claustros, cúpulas, .... demostrando la valía del artista. Paseo con cuidado, vigilante, temeroso de doblar una esquina y toparme con Fray Luis de León después de impartir clase. Observo la puerta de universidad, quizás, si espero un poco, pueda ver salir a Francisco de Vitoria después de haber adoctrinado a sus alumnos. Me detengo en la Plaza Mayor. Busco con la mirada a Unamuno (don Miguel, naturalmente), acaso sentado en una terraza tomando un cafelito.

Acabo de dar un salto en el tiempo. Soy ahora un caballero medieval. Sigo en la misma Plaza. La atravieso. Mi paso es vivo. La armadura que visto rompe el silencio. Algunos nobles me saludan. Mi mano izquierda descansa sobre la empuñadura de “Silbadora”. Me siento observado, aunque trato que eso no me afecte. Acudo con presteza a la Universidad. Debo cumplir un encargo. No me agrada la orden, pero es mi deber. Tengo que apresar a Fray Luis.

De nuevo estoy en otra época. Llueve. Camino por los soportales, embozado en mi capa. El sombrero de fieltro está totalmente empapado. Una pluma que lo adorna, cae lánguida sobre el ala. El aire, frío, casi me está haciendo daño en la cara. Es tarde. Apenas unos faroles iluminan las calles. Silencio. Oigo campanadas. Una. Dos. Tres .... Unas sombras, no sé bien si son cuatro o más, se dirigen hacía mí. Noto como se desenvaina una espada o, tal vez sea una daga. No. Es una espada. Bajo la capa echo mano a la mía. Siento un dolor en el costado. Caigo. Todo se empieza a hacer más oscuro. Casi no veo nada.....

Todas estas vivencias pudieron haber sido en cualquier sitio. Pero fueron en el mismo lugar. Siempre allí. Ocurrieron en distintas reencarnaciones. ¿O no? Pero siempre en Salamanca.


PD: ¿Nunca te ha ocurrido que estando en un lugar te has sentido como si estuvieran en otro? ¿Ningún sitio te ha evocado imágenes de cómo habría sido en el pasado? ¿Nunca has soñado con encontrarte en ese mismo sitio hace cientos de años?
martes, agosto 07, 2007

no soy un bastritboy (2005, juanshows)

Espero no ser el único. Si lo fuese, me parece que, entonces, debería ser considerado como un bicho raro. De niño, bueno, y quizás también no siendo tan crío, imaginaba qué haría si tuviese superpoderes. No sé, las cosas que imaginaba uno cuando apenas levantaba unos palmos del suelo, y el cine y la televisión mostraban imágenes de héroes que salvaban al mundo de las terribles desgracias y combatían con malvados villanos. Aunque, y creo que ya lo he comentado alguna otra vez, que a mí, eso de ir en pijama y con la ropa interior por fuera, nunca me ha acabado de convencer. Pero eso de volar, ser invisible, vivir mil años, mover objetos con el pensamiento, teletransportarse, viajar al interior del cuerpo humano, …. Todo eso molaba. Creer que se podía hacer y qué aventuras correríamos si tuviésemos ese poder.

A lo de volar y teletransportarse sólo le veo beneficios. Seguro que tiene algún inconveniente, no lo dudo, pero aún no los he descubierto, porque eso de no tener que esperar para facturar el equipaje, que no pierdan tus maletas, no sufrir de jet-lag, no pagar tasas, y que sea casi inmediato, pues … eso. Que muchos problemas no le veo yo. Lo de ser invisible, quieras que no, como lo de vivir eternamente, algún inconveniente sí que le veo, principalmente que tu vida social va disminuyendo, porque si no te ven … lo bueno es que vives un montón de historias y anécdotas, pero claro ¿a quién se las vas a contar si no te ven o tus amigos han muerto por la edad? Mover objetos debe estar bien, lo mismo que viajar al interior del cuerpo humano, aunque yo que soy hipocondríaco y aprehensivo ….

A pesar de todo, el superpoder que más apetecía poseer, era el de ver a través de los cuerpos, vamos, tener rayos-X en los ojos. Y es que, al final, todos somos un poco mirones y/o cotillas. Bueno, que el de chasquear los dedos y que el tiempo se detuviese para todos menos para uno mismo, tampoco estaba mal. O tener una fuerza descomunal. O ... Defecto de fábrica debe ser.


PD: ¿Cuál era el superpoder que te hubiese gustado tener? ¿Cuál desearías tener ahora? ¿Evolucionaremos tanto que llegaremos a tener alguno?
lunes, agosto 06, 2007

50 primeras citas (2004, peter segal)

No sé porqué, pero hoy han venido a mi mente recuerdos e la adolescencia. Distingo, vagamente, de cuando empecé a descubrir mi heterosexualidad, vamos, de cuando comencé a ver a las chicas de otra manera. La primera cita, la primera caricia, el primer paseo, el primer beso …. Recuerdo, y otras veces también me ha ocurrido, el corazón tratando de atravesar el pecho con su acelerado bombear, recuerdo como no había oxígeno suficiente para llenar mis pulmones, recuerdo mis manos sudorosas, …. La primera carta de amor, la primera llamada telefónica, el primer verso escrito, el primer abrazo, ….

Junto a esas imágenes, mitad en blanco y negro, mitad en sepia, asoman las burdas excusas que, ahora me parecen infantiles, acompañaban a esas primeras veces, y que trataban de justificar mis ausencias y/o retrasos en el hogar. Si yo, ahora mismo, no me las creería, me temo que tampoco lo hicieron mis progenitores, pero hicieron ver que colaban. He tenido suerte. La primera excusa, la primera cena romántica, el primer regalo, el primer aniversario, ….

Recapacito. Reflexiono. Pienso y veo que ha habido otras primeras veces (tampoco tantas, pero sí alguna más). Y en todas ellas ha aflorado ese adolescente inseguro y tímido que, quizás, nunca he dejado de ser. Ese chiquillo que, emocionado por la situación, imaginaba cosas imposibles y maravillosas. Y, en ese soñar despierto, todo era luz y color, el sol brillaba con fuerza, donde todo era rosa. Aunque luego, fuera de esa ensoñación, llovía como nunca, el aire se mostraba afilado, el cielo estaba cubierto por negros nubarrones. Pero no importaba. La primera escapada juntos, la primera canción, el primer viaje en autobús, el primer desengaño, ….

Le sigo dando vueltas al tema. Me pregunto si todo no son sino una sucesión de primeras veces. Con distintas personas, en distintos lugares, incluso, en situaciones diferentes, y, sin embargo las mismas primeras veces, los mismos sentimientos, idénticas sensaciones. No sé, tal vez, y sólo tal vez, son cosas mías.


PD: ¿No nos hemos sentido alguna vez todos igual? ¿No hemos experimentado esas mismas emociones? ¿No hemos tenido la sensación de que ya lo habíamos vivido antes, pero que, sin embargo esta vez era distinta y diferente?
domingo, agosto 05, 2007

de boda en boda (2005, david dobkin)

No salgo de una y me meto en otra. Ayer tocó otra boda. ¡¡Qué manía ha cogido la gente con casarse!! Y lo que es peor, ¡¡¡me invitan!!! Aunque también creo que es culpa mía, que no sé decir que no. O considero que son de esos compromisos ineludibles que me impiden decir que no, que lo siento, que les deseo que sean felices por los siglos de los siglos, pero que no me apetece mucho ir ni a la ceremonia ni al posterior convite (aunque eso de que sea una invitación a comer ... no lo tengo claro del todo, al final siempre toca pagar algo). En fin, que me desvío, aunque, tengo que decir que éste bo ha sido el caso. Los contrayentes son personas a las que tengo una gran estima, quiero y aprecio, y no es plan de decir que no vas a asistir a lo que supone que es el mejor día de sus vidas. ¿O no lo es?

No sé si lo dije el otro día, que no acabo de entender la necesidad de casarse. Y ojo, que no me parece mal, es más, quizás, algún día, hasta yo seré capaz de hacerlo. Creo. Pero tengo la sensación de que todo el mundo lo hace por una especie de obligación. No porque realmente lo deseen. Es como si, en pleno siglo XXI, tuviéramos que estar disculpándonos por hacer tal o cual cosa. Que la gente se quiere casar, adelante, que lo hagan. Lo mismo que si no lo quieren hacer. en una sociedad en la que hay solteros, casados, separados, divorciados, parejas de hecho, arrejuntados, viudos (y sus correspondientes femeninos, naturalmente) ¿qué más da que se casen o no? Y si es por temas legales ... entonces tenemos un problema, porque resultará que la Ley va por detrás de la sociedad. Y tampoco eso es plan.

¡Ah!, antes de que se me olvide .... ¡¡¡Vivan los novios!!!


PD: ¿No hay veces que resulto repetitivo? ¿qué leer esto supone tener la sensación de que ya lo había contado? ¿Será que estoy lleno de rutina? ¿O quizás es que sólo tengo cuatro ideas y no paso de ahí?
sábado, agosto 04, 2007

baco (1598, michelangelo merisi da caravaggio)

Anoche salí. Como siempre ocurre, no era algo programado. Quiero decir, no estaba previsto, salir hasta las tantas y volver algo "tostado" a casa, pero así ocurrió. La idea original era dar una vuelta, tomar un par de cervezas y para casa. Pero .... el hombre propone y .... El caso es que habíamos quedado El Gran Hombre, un amigo suyo natural de Yueséi y servidor. Y así fue. Una cervecita en un local. Otra en otro. Y cuando fuimos al tercero (es lo que tiene esto de que cada uno pague una ronda, que tienes que hacer “esfuerzos” para no escaparte), ahí se torció. Y fue el momento en que fui consciente de que no me iba a retirar especialmente pronto. Tampoco bebí mucho (creo que esto también lo solemos decir cuando efectivamente sí lo hemos hecho), bueno fueron cinco o seis cervecitas. Lo suficiente para dejar de oponer resistencia aun temprano recogimiento casero.

Lo curioso de todo fue que hacía tiempo que no salía por ahí a tomar algo. Sin tener responsabilidades al día siguiente. Y me gustó. Me encantó esa falta de obligaciones posteriores que me permitieron alargar la escapada nocturna hasta que yo quisiese. Cervezas, risas, conversaciones distendidas, algún baile furtivo, .... Bien, vale, lo sé, no cuento nada que no le pase a cualquiera en cualquier fin de semana. Tampoco es ésa mi intención. Simplemente narro lo que me ocurrió a mí anoche. Y, como he dicho, hacía muuuuuuuucho que no trasnochaba por las calles de mi pueblo.

Estuvo bien, no puedo evitar repetirme, pero eché en falta algo. Compañía femenina. No, no en ese sentido, o al menos, no fue en ese aspecto en el que lo eché de menos. Me refiero a que nos faltaba una chica para aumentar nuestra visión de las cosas, de los temas de los que hablábamos. No sé porqué, pero siempre he tenido la sensación de que el género femenino es más sensato que el masculino. Bien, de acuerdo, es más sensato que yo. Y eso está bien. Esta añoranza de chicas confirma una duda que tenía. Estoy fatal de estrógenos.


PD: ¿Por qué nos desinhibimos tanto con el alcohol? ¿por qué después de unos tragos no somos como habitualmente? ¿O realmente somos así? ¿Hay alguien más que tenga tan poco talento como yo a la hora de beber?
viernes, agosto 03, 2007

canto de hacha (1994, juan luis guerra)

¿Has tenido alguna vez un disgusto? ¡Vaya pregunta más absurda (o estúpida)! Sí, ya sé que sí. Y parto de la idea de que nos referimos a uno de esos que te desgarra por dentro, que te hace sufrir, que te daña, que te angustia, que te hace sufrir, ... Sí, uno de esos. Ahora, si me lo permites, voy a variar la pregunta. ¿Has provocado un disgusto a alguien? No me refiero a una decepción, un desencanto o una desilusión que hayamos causado. No, estoy hablando de haber hecho daño a alguien, de haberle hecho sufrir por nosotros, por nuestras palabras, por nuestros acto. Y, quizás, en el momento, no somos consciente del calvario que estamos originando, pero luego, cuando nos damos cuenta, tal vez, empezamos a sentir remordimientos, a notar como una culpa nos corroe por dentro. Y todo, porque queremos, apreciamos o sentimos simpatía por esa persona.

Bien, algo de esto último estoy padeciendo yo hoy. Poco importa a quien, ni tan siquiera porqué. Es más, carece de relevancia el cuándo y el cómo. Y el dónde es una nimiedad. El caso es que una comezón me está devorando por dentro. No recuerdo si ha sido por palabra, hecho u omisión. O quizás ha sido por las tres. En el fondo, esto que me devora por dentro no me está dejando pensar con claridad. He dado un disgusto, he hecho daño, yo creo que sin querer, pero eso no me libera de esta opresión interna. Porque ahora esa persona sufre por mi culpa. Y eso no me hace sentir bien. Me temo que aparte del daño interior, estoy cargando con una culpa moral. ¿O, tal vez, son lo mismo y se manifiestan en distintas partes de mi cuerpo?

Bueno, creo que eso es provocar un disgusto y sufrir las consecuencias de los actos de uno. Posiblemente, no se puede hacer siempre lo que viene en gana, o, acaso sí, pero eso no impide que las personas que nos quieren, o aprecian, o sienten cierta estima por nosotros, sufran por nuestros actos, o por lo que no hemos hecho, o por lo que hemos dicho, o por ....


PD: ¿Algo de lo que he contado te resulta familiar? ¿Has vivido algo parecido? ¿Has dado o has recibido un disgusto? ¿Por qué tendemos a hacer sufrir a los que nos quieren?
jueves, agosto 02, 2007

el apartamento (1960, billy wilder)

Resulta que mi amigo El Gran Hombre y la oregonesa (sí, está bien escrito) se independizan. Pero además, es que se emancipan juntos. Que es lo curioso. Vamos, que se gustan, o se quieren, o se soportan, o se respetan, o ... Y han decidido dar ese paso de la mano. Está bien. Me gusta la idea. En cuanto pueda yo también lo hago. Pero a lo que vamos. Después de unos días visitando pisos, barajando posibilidades, comparando precios, analizando prestaciones, ... se han decidido. No van a estar tan cerca como yo quisiera, pero bueno, lo importante es que ellos están contentos y, a fin de cuentas, eso es lo que importa. Van a empezar una vida en común, es bonito, ¿no? Una decisión de gran importancia, pero valiente. Quizás no todos nos hemos atrevido a darla.

En fin, que les veo ilusionados, contentos, alegres, encantados .... Y esas sensaciones me las transmiten a mí y me hacen sentir lo mismo. Porque, al fin y al cabo, la felicidad se basa en pequeños momentos. Y éste es uno de esos. Luego serán ellos quienes deberán de tratar estirar ese instante tanto cuanto puedan. Si sólo debería durar un par de días, que sean cuatro, si sería una semana que perdure durante dos. En el fondo, creo que también es cierto que somos lo que transmitimos. Así que si ellos transmiten felicidad será que son felices. Digo yo. Lo mismo estoy equivocado. Pero no creo.

Supongo que se trata de eso. De ir pasando etapas. De tomar decisiones. De ir creciendo. De ir madurando. También quiero tener mi espacio. Mi lugar de refugio. El sitio donde descansar, esconderme, leer .... No sé. Cualquier día me pasa y lo encuentro. Bueno, creo que lo he encontrado, pero toca adecuarlo y prepararlo. Cualquier día me independizo yo también. Y cuando eso ocurra, ya sabes, te daré la bienvenida a mi casa.


PD: ¿Todo el mundo necesita un espacio definido? ¿Un lugar en el que se siente seguro? ¿Algo que podamos definir como propio? Creo que mi mayor problema sería saber decorar ese espacio ...
miércoles, agosto 01, 2007

rideau, cruchon et compotier (1893, paul cezanne)

De verdad, creo que el agujero de la capa de ozono se está haciendo tan grande que empieza a afectarnos la entrada del sol por ese agujerito, porque si no es así, no lo entiendo. No entiendo nada. Hasta no hace mucho, pensaba que eso era la causa de que las personas se comportasen de manera rara y cometiesen actos, en cierto modo, irracionales. Pero debe haber algo más. No sé qué, pero algo más. Porque hoy leo en la prensa que el gran remedio contra el cambio climático es …. ¡¡¡UN BOTIJO!!! Asómbrese, señora. Pásmese, caballero. Ni Protocolo de Kyoto (que es una ciudad japonesa) ni nada. Lo mejor para combatir el cambio climático es un botijo. Y lo que es peor, hay mucha gente interesada en esta campaña y ya ha empezado a ponerla en práctica.

Resulta que la Fundación Tierra ha lanzado una original campaña contra el cambio climático. Se trata de usar el tradicional botijo para refrescar el agua en verano y así ahorrar energía eléctrica de la nevera. La campaña es una forma de llamar la atención sobre la cantidad de residuos que generamos. De hecho, la Fundación Tierra ya envió un botijo a un Consejo de Ministros del pasado julio. La idea de base es que, además de refrescar el agua sin originar emisiones con efecto invernadero, el botijo efectúa una refrigeración no excesiva respecto de la temperatura corporal y evita el dolor de garganta que puede provocar la ingesta de líquidos demasiado fríos.

Vamos, que estos de la Fundación lo que pretenden que hagamos en como nuestros abuelos: que fabriquemos jabón casero con el aceite que nos sobre, quizás, debamos ir a por agua con el cántaro y utilicemos poca electricidad. E, incluso, se me ocurre, podríamos vivir en cavernas y cocinar con fuego y taparnos con pieles. Veintiún siglos de evolución, para que ahora vengan unos y nos digan que tenemos que retroceder sesenta años. Si es que ... somos unos adelantados.


PD: ¿Por qué cuando se pretenden solucionar grandes problemas acudimos a ideas absurdas? ¿La solución para el cambio climático pasa por un botijo? ¿De verdad? ¿Y la contaminación y esas cosas no tienen nada que ver?
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