domingo, octubre 14, 2007

el príncipe negro (1973, iris murdoch)

Si no he contado mal, llevo doscientas cuarenta y cinco entradas en lo que llevamos de año, lo cual me parece una barbaridad, dicho sea de paso. Sin contar ésta, claro. Pero me cuesta. Me cuesta mucho mantener esta obligación moral conmigo mismo. La idea inicial era ser capaz de escribir a lo largo de los trescientos sesenta y cinco días del año, pero al final decidí que no era viable ni saludable, así que redirigí el proyecto a la idea de que si no era la totalidad, sí tenía que ser la inmensa mayoría de ellos. Actualmente llevo más del ochenta y cinco por ciento de los días con publicación, lo cual creo que está bastante bien. Vamos, digo yo. Pero me cuesta seguir este ritmo. Estoy barruntando algunas ideas para el año que viene, pero para eso queda tiempo aún.


Me he dado cuenta que últimamente las entradas son, más.... ¿cómo podría decirlo?.... más mundanas, más normales, más tranquilas, más sobre mi propia vida. Quizás esto sea un factor. Me resulta más sencillo hablar sobre los demás, sobre noticias que me llaman la atención, sobre ideas generales que todos puedan sentirse identificados que sobre mí mismo. Me cuesta horrores plasmar en negro sobre blanco mi propia vida. Tal vez porque la considero algo anodina, sin grandes aventuras, sobresaltos o peripecias que sean dignas de mención. Y cuando algo lo es, pueda ser que yo considere que merece la pena, pero quien lo lea no lo entienda así.


Quizás me están asaltando dudas de escritor público. Quiero decir, yo escribo, pero... ¿alguien lo lee? Y si lo lee... ¿por qué no opina? ¿Timidez? ¿Vergüenza? ¿Inseguridad? ¿Falta de confianza? Reconozco que leo unos cuantos blogs, que los sigo, y también soy consciente de que muy pocas veces participo. En mi caso, lo tengo muy claro, es por vergüenza, pero poco a poco me voy soltando.... E, incluso, he logrado que el autor me responda. Y cuando obtienes esa contestación, ¡es tan placentera...! Creo que yo también respondería.... (nótese la indirecta)



PD: ¿Cómo puede medirse la fe en las convicciones propias? ¿Seguir con el blog será cuestión de amor propio? ¿Alcanzaré a acabar el año?

sábado, octubre 13, 2007

¿quién se sentó sobre mi dedo? (1984, laura devetach)

¿Te has cortado alguna vez un dedo? ¿No? Trata de hacerlo, entonces. No, no se necesita un corte profundo, basta con uno de esos en los que no se sangra, pero escuecen una barbaridad. Si, por el contrario, ya te ha ocurrido alguna vez, ya sabes de lo que estoy hablando.... Y en esas estoy. Bueno, sí, algo de sangre hubo, pero nada grave. Un tajo muy superficial. Más incómodo que doloroso. Por descuidado. Soy hombre y como tal no puedo hacer dos cosas a la vez. Aunque creo que soy superdotado y lo que no puedo hacer son tres acciones al mismo tiempo y bien. Está claro. Respirar, utilizar un cuchillo y hablar simultáneamente no lo puedo hacer y pasa lo que pasa. Que alguna de ellas no la hago bien. Y tocó a la de cortar con el cuchillo. Pero ... ahora que lo pienso, tan mal no lo hice. Cortar, corté. No lo que estaba previsto, pero lo hice.


Basta que hayas sufrido un percance de este tipo para que parezca que todos los planetas se han alineado a fin de que veas las estrellas en cada momento. O, dicho de otra manera, desde el instante en que te cortas un dedo, sea el que sea, todos los roces, todos los golpes van a ir a ese dedo. Es más, te darás cuenta de lo importante que es ese dedo en cada uno de tus días, justo cuando hayas tenido un percance de ese tipo. Incluso si se trata del dedo meñique de la mano izquierda y eres diestro.... Total, que así estoy. Con la gravedad de que se trata del dedo índice de la mano izquierda (hubiera sido difícil de explicar que siendo diestro me hubiese cortado el índice de la mano derecha)


Así que entre curas, una tirita, un poco de esparadrapo, mercromina, gasas y demás apósitos he conseguido que parezca muuuuuuuuuucho más de lo que es. Parezco un tullido. ¡Ah, y además soy muy mal enfermo!



PD: ¿Tienes tendencia a los accidentes domésticos? ¿Por distracción? ¿Por torpeza? ¿Quién no ha roto nunca un plato?

viernes, octubre 12, 2007

1492: la conquista del paraíso (1992, ridley scott)

Hace quinientos quince años ya. Lo recuerdo como si hubiese sucedido ayer. ¿qué digo ayer? ¡Como si hubiese sido hace horas! Llevábamos unos setenta días en los navíos. Servidor viajaba en “La Pinta”. La capitaneaba Martín Alonso Pinzón. Sus hermanos, Vicente Yánez y Francisco Martín Pinzón, iban en “La Niña”. El Almirante, en la “Santa María”. No fue un viaje cómodo, no, nada de eso. Complicado. Muy complicado. Hasta motines hubo. Dos, al menos que yo recuerde. Violentos. La tripulación estaba airada, furiosa, enojada. El primero, si no recuerdo mal, debe saber vuesa merced que mi memoria ya no es como la de antaño, fue en la noche del día seis al siete de octubre. Los marineros de la “Santa María” estaban verdaderamente enfadados. Los hermanos Pinzón apoyaron al Almirante y cuando aquellos dijeron a éste eso de ... “Ahorque Vuesa Merced a media docena de ellos, y, si no se atreve, mi hermano y yo barloaremos nuestras naves contra la Santa María” se acabó el motín.


Días después se reprodujo. Sería... la noche del nueve al diez, si no me equivoco. Hasta los hermanos Pinzón se mostraron partidarios del mismo. Al final, se impuso la cordura, y se decidió que si en tres días no se encontraba tierra, regresaríamos. No sé qué pensaría el Almirante, pero yo desde luego, no sabía a qué atenerme. Por un lado, regresar a casa estaba bien, pero ni tenía familia, ni hogar, ni nada.... Por otro lado, el Almirante había anunciado una recompensa de miles de maravedíes para quien fuese el primero en avistar tierra. Y, la verdad, ya sabe vuesa merced, que sobrado de dinero no estaba.


Justo cuando casi estaba a cumplirse el plazo de los tres días... Vi una sombra en medio del mar. No podía ser. Me froté los ojos. Se me aceleró el pulso. Se me agitó la respiración. Parpadeé de nuevo. Y.... grité... ¡¡¡TIERRAAAAAAAAAAA!!! Pasaban un par de horas de medianoche del día doce. Nunca recibí los maravedíes. ¿Mi nombre? Rodrigo. Y vivo en el barrio de Triana.



PD: ¿Es sólo una idea mía o los colonizadores no lo hicieron bien? ¿Realmente eran necesarios gobernadores, virreyes, grandes capitanes...? ¿Sabía exactamente lo que se iba a encontrar Colón o fue suerte?

jueves, octubre 11, 2007

no te olvides la toalla (1986, puturrú de fuá)

Partiendo de la idea que todos tenemos nuestras manías, nuestras rarezas, nuestras, digámoslo así, extravagancias. Y, a pesar de que no me gusta demasiado (por no decir nada) hablar de mí mismo y prefiero hacerlo de las cosas que me rodean, o de las que surgen dentro de mi cabeza, voy a hacer una excepción. Voy a hablar de alguna de las cosas extrañas que hago. Llevo un tiempo dándole vueltas al tema. Tanto a porqué lo hago, como a lo de contarlo, y después de pensarlo bien he decidido exponerlo públicamente. A fin de cuentas, otras veces ya he comentado lo que me estoy ahorrando en psicólogos con este cuaderno de bitácora. Lo cierto es que tengo una manía propia, no sé si compartida con más gente, y que ya no sé si se ha convertido en una obsesión....


Veamos. Me ducho, hasta ahí todo normal, quieras que no uno es aseado. Sigo mi rutina en cuanto al enjabonamiento y aclarado, bien, cada cual tiene la suya. Y toca el momento de secarse. Ahí llega el momento en que aparece mi manía. Cojo la toalla, comienzo a secarme y .... empiezo por los ojos, que sea lo primero debe venir de cuando era pequeño y me picaban los ojos por el jabón o champú. Lo siguiente en secarme son los.... Efectivamente, después de secarme los ojos me seco los huevos.... No sé porqué. No tengo ni idea. Pero lo debo hacer desde siempre. Eso creo yo. Me di cuenta cuando en la piscina, siendo pre-adolescente, un amigo reparó en ello cuando estábamos en los vestuarios. Eran (son) de esos vestuarios comunales donde todo el mundo se cambia y descambia delante del resto (sólo hombres, y sólo mujeres en el otro vestuario). Se había fijado en esta rutina que yo hacía y lo comentó. Sin mala fe. Un simple comentario. Un ¿te has dado cuenta que cuando te secas...? Desde entonces, y llevo casi veinte años, hago lo mismo siendo consciente y de manera mecánica.



PD: ¿Tienes alguna manía confesable? ¿E inconfesable? ¿Las tienes por alguna razón? ¿Por qué las toallas se ensucian si se usan después de lavarse o ducharse?

miércoles, octubre 10, 2007

el testamento (2007, arcadio ortega)

Habida cuenta que estoy en la edad de Cristo (tan importante para la comunidad cristiana) no sé cómo, me ha dado por pensar en el testamento. En principio, que yo sepa, no debe ser algo que me preocupe urgentemente, vamos, que no estoy pensando en ir al Más Allá pronto. Pero.... nunca se sabe. Sí, lo sé, estas cosas son un poco agoreras y dan yuyú.... en fin, que en eso estoy. Lo cierto es que no tengo nada. Nada quiere decir nada. Vale, de acuerdo, algunos ahorros en el banco y poco más. Lo más que puede haber es la casa del “pueblo que es más que pueblo que el pueblo”, pero está a nombre de los tres hermanos, así que, propio, lo que se dice propio, no tengo nada. Bien, eso es bueno, no habrá peleas por disputarse mis bienes. Mal, eso es malo, a mi edad, ¿a qué espero para tener algo mío?...


En el Reyno, el orden sucesorio para los que no tienen testamento (como es mi caso, es el siguiente: primero, los hijos (sean o no dentro del matrimonio), en mi caso no hay; segundo, los hermanos de mismo padre y madre o sus hijo si hubiesen fallecido, vale tengo hermano y hermana; tercero, los hermanos sólo de padre o madre, que yo sepa, no hay nada de eso y tiempo he tenido para enterarme...; cuarto, los ascendientes en grado más próximo, bien, hay padre y madre; quinto, cónyuge o pareja estable, nada de nada; sexto, colaterales (sin contar hermanos), hasta sexto grado, es decir, aquí ya hay más lío, me salen dos abuelas, cinco tíos (sin contar sus parejas), siete primos carnales, e infinidad de tíos-abuelos y primos en diferentes grados; séptimo, heredaría el Reyno.


Resumiendo, si, por un casual, fuese a visitar a Pedro Botero o al de las barbas blancas (que nunca se sabe dónde irá uno) sin testar, heredarían “MiHermano” y “LaHija” y si no, “ElJefe” y “Madre”. “Abu” ya queda un poco lejos....



PD: ¿A qué edad debe plantearse uno hacer testamento? ¿¿Te has planteado hacerlo? ¿Soy raro por pensar en estas cosas?
martes, octubre 09, 2007

las vísperas sicilianas (1846, francisco háyez)

Estaba yo preguntándome si existía cementerio para los signos de puntuación. Quiero decir, ¿qué ocurre con los signos de inicio de interrogación y de admiración que ya (casi) nadie usa? ¿Y con el signo de punto y coma? ¿Alguien sabe cuándo hay que utilizarlo correctamente? Bien, como digo, estaba preguntándome cosas de esas (ya sé, ya sé, debería relacionarme más con la gente) cuando me he puesto a investigar un poquito... y me he enterado que lo del signo de puntuación inicial es algo, relativamente, nuevo ya si bien se ordena utilizarlo en 1754, no es hasta el siglo XIX cuando se adopta formalmente. Ya que es, a partir de esa fecha, cuando la monarquía reinante (Isabel II, pero la del Reino, no la inglesa, que aunque parece que lleva toda la vida no vivía hace “cienes y cienes” de años) le confiere el carácter corporativo e institucional que tiene ahora a la Real Academia Española.


Así que como no puedo quedar con la “Reina de los tristes destinos” (de momento me muestro reacio a acudir a la ouija o güija), me cito con la RAE en la catedral de mi pueblo cuando el sol comience a emerger en el horizonte. Y ya puede llevar todos los estoques, floretes, tizonas, aceros hierros, hojas, coladas, cimitarras, sables, alfanjes, espadones, chafarotes, machetes, ..... que desee. Y que vengan también todos esos sillones de letras mayúsculas y minúsculas. Por mi parte sólo iré con “Silbadora”. Nadie más. Suficiente. Y, fíjate, que soy defensor de la RAE, pero esto de que seamos el único idioma con signo inicial de admiración e interrogación... No seamos más papistas que el Papa...


Así que venga con todas esas navajas, cuchillos, tajaderas, sangraderas, lancetas, puñales, mandobles, yataganes, garranchas, espadines, ..... que nos vamos a divertir un rato... ¡¡¡Hombre ya!!! Y eso que no quería yo hablar de esto.... Pero me empiezo a calentar y comienza a hervirme la sangre ....



PD: ¿A dónde van esos signos de puntuación que ya no utilizamos? ¿Desaparecen? ¿Hay un asilo o cementerio para los signos de puntuación? ¿Por qué queremos siempre distinguirnos por algo?

lunes, octubre 08, 2007

nostalgias (2006, andrés calamaro)

Canta el maestro Sabina que “no hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió”. No sé si estoy de acuerdo, creo que sí, pero no lo sé. A ver, entiendo la nostalgia como un sentimiento de recuerdo y deseo de lo que se tuvo y ya no se tiene. Bueno, en realidad estoy hablando de sentimiento hacia personas o situaciones, no hacia cosas, aunque pudiera darse el caso que también. Y no sé porqué, pero tengo la sensación de que esa nostalgia va unida, de una manera más o menos inherente, al desamor, sin ser, desde luego, un uno total. Es decir, que nostalgia y desamor no van unidos por obligación, a pesar de que yo creo, que en la amplia mayoría de las ocasiones sí lo hace.


Eso me lleva a otra idea. Sumemos. Nostalgia más desamor es igual a... ¿tal vez pasado común? Es decir que lo que añoramos, lo que sentimos que hemos perdido, pero antes teníamos, es un pasado común con alguien, que se quebró por el desamor, o, mejor dicho, por la falta de amor en ambas direcciones. De modo, que cuando nos embarga esa nostalgia es porque quisimos a alguien que nos dejó de querer (o dejamos de querer) y ahora echamos en falta ese pasado común en el que fuimos felices, tal vez ésa sea la causa de la nostalgia. Recordar y sentir que hubo un momento en que fuimos felices, tal vez porque ya no lo somos. No lo sé, simplemente estoy tecleando conforme me vienen las ideas a la cabeza.... ¿o no?


Sí, lo sé, estoy haciendo trampa. Como siempre. Dirijo hacia donde quiero. Lo confieso. He conducido esto hacia donde me interesaba. La nostalgia no está unida al desamor ni al pasado común. La nostalgia existe por sí misma. Existe porque idealizamos el pasado sea con personas, objetos o situaciones concretas. Simplemente es una idealización de lo que fue y ya no es. Pido perdón por la trampa. No sé, quizás estoy nostálgico yo....



PD: ¿Cuándo se te apodera la nostalgia? ¿Más en la noche, en la hora de las brujas? Si el vacío es nada.... ¿por qué ocupa tanto dentro de una persona?

domingo, octubre 07, 2007

un lance en el siglo xvii (1866, francisco domingo marqués)

Me dice “Silbadora” que la tengo abandonada. Que hace tiempo que ya no se mide con otras congéneres. Que está empezando a coger un colorcillo naranja en su filo que no le gusta nada. Que no me preocupo por ella y que se siente sola, triste y aburrida en el paragüero. Lo cierto es que no le falta razón. En todo la tiene. Incluido lo del paragüero. Lo siento, pero no se me ocurrió otro sitio mejor en el que dejarla. Está a mano. Junto a la puerta. Por si tengo que salir rápido de casa y la necesito. No sé, me pareció un buen sitio. Pero parece que a ella no. En fin, no sé, lo había hecho con la mejor de las intenciones…


Miro hacia atrás y veo que hace ya más de un mes que no me cito con nadie junto a la catedral de mi pueblo al alba. Pero tampoco he encontrado demasiados motivos para hacerlo. Quizás sea que me estoy volviendo más transigente. No lo creo, pero pudiera ser. Y puede que hasta mi acero tenga razón y yo mismo esté perdiendo reflejos y entumeciendo mis músculos. Lo mismo, cualquier amanecer alguno me da un buen golpe de mandoble y tengo que retirarme de esto de los duelos. Y esa idea, la verdad, no me motiva nada de nada. Tendré que poner remedio a ello. Buscaré, sin provocar eso sí, con quien afinar mis músculos, mis ataques en corto, con quien recuperar las sensaciones que te invaden cuando dos espadas cruzan sus palabras en el silencio….


Así que, tal y como lo veo, debería haberme citado conmigo mismo y haberme retado en duelo por esta desidia con la que he afrontado ciertos temas. Pero, claro, eso no estaría muy bien. A ver si me voy a ganar y entonces… ¿cómo continúo yo con este cuaderno de bitácora?



PD: ¿Cuántas veces dejamos para otro momento lo que deberíamos de hacer en ese instante? ¿Cuántas veces eludimos nuestras responsabilidades para mejor ocasión? ¿Sería posible que siempre hiciésemos lo adecuado en cada momento acorde a nuestras responsabilidades? ¿No hacerlo forma parte del espíritu latino?

sábado, octubre 06, 2007

el imperio contraataca (1985, los nikis)

No se me había pasado, no. Lo que ocurre es que como había tenido otras cosas que contar, no he encontrado tiempo para escribir sobre ello hasta hoy. En realidad sólo son días de retraso... Resulta que hace dos días la antigua Unión Soviética, hace cincuenta años, la liaron bien gorda. Sembraron la semilla para que luego existiesen películas como “Armageddon”, “Apolo XIII”, “Space cowboys” o cualquier otras de ese palo. No tuvieron mejor idea los hijos de la Gran Rusia que lanzar el Sputnik. Y se lió, claro. Pasaron varias cosas. Al principio, en yankiladia no se lo creyeron mucho, vamos que les pareció una bromita de Jrushchov (o Krushchov, que puede decirse de las dos maneras), pero claro, las señales de radio que enviaba el trasto ése desde el espacio, pues no parecía mucha broma....


Luego, al ver la realidad de las cosas, les entró canguelo, porque pensar que podía haber satélites cargados de bombas atómicas sobrevolando sus cabezas y sin saber cuándo se podían escapar... tampoco es algo que dé mucha seguridad. Y, finalmente, se encabronaron, ya que se dieron cuenta que el programa espacial sólo los soviéticos se habían tomado en serio el programa espacial. Y, a partir de ahí, ya se sabe lo que pasó y cómo son los de yueséi cuando se encabezonan con algo... Total, veinticuatro misiones lunares con dieciséis éxitos y 8 fracasos... y la número veinticinco... ¡¡¡BINGO!!! Alunizaje tripulado con Armstrong, Aldrin y Collins.


Y todo ello porque a los rusos se les ocurrió mandar casi ochenta y cuatro kilos de aluminio con antenitas y radios y demás historias. Y luego, tres meses después los radioaficionados de medio planeta escucharon ese “bip... bip... bip...” durante la reentrada. Después vendrían Laika, Gagarin, ... Y las misiones Ranger, Surveyor, Lunar Orbiter y los “Apolos”.... en fin, una auténtica Guerra de las Galaxias....



PD: ¿Has soñado o te has imaginado alguna vez con eso de la Gravedad 0? ¿Nunca te has imaginado flotando por una habitación o por la calle? ¿De qué material son los sueños? ¿Soy el único que ha pensado en este tipo de cosas?

viernes, octubre 05, 2007

el hombre invisible (1897, h. g. wells)

De la noche a la mañana (y nunca mejor dicho) me he convertido en el hombre invisible. Tan es así que, incluso, a mi queridísima madre le cueta reconocerme. Anoche, al salir de la ducha, en uno de estos arranques que nos dan a las personas, decidí afeitarme la barba. Dicen, quienes saben, que, en ocasiones es conveniente hacerlo con el fin de que se regenere la piel. No sé, no me creo yo mucho estas cosas, pero el caso es que lo hice. Me afeité. Y si ya es difícil para uno mismo reconocerse en el espejo después de tanto tiempo (en trece años creo que sólo en dos o tres ocasiones lo había hecho) más lo es para la gente que te rodea. Trataré de hacerme entender. Mi señora madre me mira con ojos inquisitivos como preguntándose “¿quién es este muchacho que ha entrado en casa con llaves, que habla con la misma voz de mi hijo y, sin embargo no se parece a él?”


Pero esta situación se acentúa en la calle. Personas con las que coincido a diario yendo a trabajar o en la dosis de cafeína, o comprando el pan, o las amistades familiares…. me han retirado el saludo. Pero, además, se nota que no lo hacen con conciencia. Vamos, que no se dan cuenta. Simplemente no me reconocen. Lo mismo que si llevase la cabeza totalmente vendada unas gafas de sol y un sombrero. Lo mismo. La misma mirada me dirigen. Soy el puto hombre invisible.


En fin, una locura esto. Porque una vez que me reconocen tengo que dar explicaciones de porqué lo he hecho. Y soy políticamente correcto, lo reconozco, aunque me dan ganas de decir…. “porque me ha salido de los hue…”. Me he convertido en un desconocido para mis conocidos… Por cierto, madre cree que estoy ahora “más guapo”, lo cual supone un error ya desde la base, porque ese más quiere decir que ya lo soy…. ¡¡Y eso sí que no!!



PD: ¿Nunca te has sentido como si nadie te hiciese caso? ¿Cómo un punto y aparte donde no deberías estar? ¿No has experimentado esa sensación de vacío interno tan angustiosa?

jueves, octubre 04, 2007

terraza en Roma (2002, pascal quignard)

La vida desde una terraza. Así pensaba titular la entrada de hoy, bueno, si existiese alguna película, libro, canción o cuadro que tuviese ese título, pero me temo que no es así... Todo ello porque ayer me tomé un cafelito en una de las terracitas que aún se resisten a desaparecer de las aceras de mi pueblo. Sí, lo sé, lo propio hubiese sido una cervecita, pero yo soy más de café, ¿qué le vamos a hacer? Lo más curioso es que a mí el fenómeno éste de las terrazas no me llama demasiado la atención. Digamos que soy más de interior... Y, ya puestos, he estado en uno de los locales más emblemáticos del lugar, se dice que hasta don Ernest se tomaba ahí unos buenos copazos mientras disfrutaba de su “Fiesta”.


Total, que en una terracita, en un lugar, podríamos decir, privilegiado y delante de mí... como quien dice el mundo. Ha sido curioso. Me he sentido un mirón, un espía, un intruso en las vidas de los demás. Y, sin embargo, no he podido dejar de observar atentamente todo cuanto sucedía delante de mí. He visto con ternura cómo un niño paseaba de la mano de su abuelo, cómo una madre daba de merendar a la niña de la silleta, cómo una pareja de jóvenes se robaban beso tras beso mientras en sus miradas había un brillo especial... Me he fijado en el caballero de traje que, apresurado en el andar, hablaba por el móvil, en el estudiante que, perezoso, arrastraba los pies como si el peso de la carpeta fuera descomunal, en los niños que pateando una pelota emulaban a las figuras del deporte rey....


Supongo que me dejo más cosas que son difíciles de describir, porque ya no se trataban de situaciones concretas, eran más bien sentimientos que uno experimenta al ver todo ello. Por un lado ha habido vergüenza por adentrarme de esa manera en sus vidas, por otro lado ha sido un poco de fascinación por todo lo que acontecía... Me faltaban ojos para poder seguir todas las acciones que se sucedían a mi alrededor....



PD: ¿Qué ocurriría si te dieses cuenta que un desconocido te mira fijamente? ¿Qué ocurre, qué sientes cuando te sientes observado? ¿Cómo reaccionas? ¿Qué haces?

miércoles, octubre 03, 2007

poblada soledad (antonio pancorbo)

Cuando uno tiene el carácter que tiene, pasan las cosas que pasan. Me explico. Uno es introvertido, arisco, callado, ... un “barbatriste” en toda regla. No siempre, claro, pero digamos que es parte de mi estado natural. Y eso origina ciertas tensiones a mi alrededor, en mi entorno. Sigo explicándome. Hay momentos en los que uno prefiere no hablar con nadie, estar solo, tranquilo, en definitiva, que en ciertas situaciones uno prefiere ser algo asocial y huraño. Y, posiblemente, ello entra en conflicto con otros intereses, otras ideas, .... pero uno necesita esa soledad. El otro día escuchaba en la radio que hay dos tipos de soledad, la buscada y la no buscada. Contra la segunda es contra la que hay que combatir, perro eso ya es tema para otra entrada...


Decía que, por mi carácter, no soy de los que cuentan sus problemas, más bien, al revés, los interiorizo. Lo hago tanto que sólo salen al exterior cuando ya no puedo más, cuando me siento totalmente vencido por ellos. Y, tal vez, hay, en sí mismo, un problema. El no hablar. El no escuchar. Y, por tanto, el no dejarse ayudar. Que tampoco es exactamente así, pero entiendo que haya quienes puedan verlo de esta manera. No se trata de no dejarse ayudar. Simplemente, considero que mis problemas, comeduras de coco, ralladas (si no me equivoco, la RAE dice que es con “ll”) o como se les quiera llamar, son cosas mías y que, quizás a nadie más le interesa.


Todo esto, me lleva a otra cuestión. A ver si soy capaz de transmitir bien la idea. Que desee ser un ermitaño en ocasiones, una especie de anacoreta, no quiere decir, ni mucho menos, que no valore a las personas que me rodean. Soy muy consciente de que están ahí, de que si las necesitase, me darían su apoyo, su comprensión y, hasta me prestarían, su inteligencia. Puedo ser hosco, pero no tonto.



PD: ¿Te ha ocurrido alguna vez algo similar? ¿Has necesitado de la soledad para afrontar ciertos problemas? ¿Ello te ha ayudado? ¿Te ha servido de algo?

martes, octubre 02, 2007

juegos de guerra (1983, john badham)

Me parece a mí que si el “pérsonal compiúter” no se enciende no es bueno, ¿no? Si el citado artefacto se encuentra en “La Mina” me temo que es aún peor el asunto, ¿no? Bien, pues eso es lo que ocurre hoy. El dicho aparatito ha decidido declararse en huelga y, claro, eso afecta a mi quehacer diario, porque, claro, a ver cómo trabajo yo sin él, cuando se trata de un elemento casi, casi, esencial para ganarme las lentejas. Y esto es una faena (por no decir una putada) de dimensiones considerables. El problema, como casi siempre, no es el hecho de que no funcione, no. El asunto es cuánto tardarán en repararlo. Eso es lo que me preocupa. Normalmente el encargado de ello, el informático, es rápido y bueno, pero ... déjame que me asalten algunas dudas, por si acaso....


Eso me hace pensar cómo dependen nuestras vidas de aparatos electrónicos... ordenadores, deuvedés, emepetreses, aipods, móviles... Y eso ya sin hablar de otros artilugios como los microondas, ascensores, .... cuyo no funcionamiento, parece que nos ponen ante un gran obstáculo casi, casi insuperable. Pero, a pesar de ello, la vida sigue y ha seguido desarrollándose. Es más, aunque no funcione mi pecé, estoy convencido que mañana amanecerá y que el mundo seguirá girando. No sé, un presentimiento que tengo... En fin, a lo que iba, que tengo el ordenador estropeado y eso es una lata.


Independientemente de que se haya convertido en un utensilio totalmente necesario para mi trabajo diario, el ordenador te/me permite una comunicación continua e inmediata con la realidad que me rodea y con la que no está tan cerca en ese momento. Me explico, las noticias, lo que ocurre en el mundo, en el Reino, en el Reyno, o incluso en mi pueblo, si son de relevancia puedo conocerlas casi, casi instantáneamente si tener que esperar a que aparezcan mañana impresas en el periódico.... bueno, que me lío y tengo que volver a llamar al técnico, lo mismo tengo suerte y me lo arregla pronto. O no.



PD: ¿Cuántos utensilios electrónicos usas habitualmente? ¿En realidad, cuántos de ellos necesitas? ¿Podrías vivir sin uno o dos de ellos durante un día entero? ¿Y permanentemente?

lunes, octubre 01, 2007

diógenes (1882, john william waterhouse)

Ya he comentado en otra ocasión el tipo de colecciones que hago. Vale, de acuerdo, no son ni originales, novedosas o deslumbrantes. Supongo que lo que las hace únicas es que son mías y eso le confiere un halo especial. No sé, tal vez sólo sean imaginaciones mías…. En fin, pero hay una cosa que no había comentado aún, y que deseo contar, ya que nos estamos sincerando… Algunas veces se me ha acusado (infundadamente, como es natural) de tener cierto desorden (aparte del mental, claro) y sufrir de algo así como un principio de síndrome de Diógenes. Bien, quiero dejar claro, de una vez por todas, que eso es absolutamente falso, ridículo e injurioso…. La solución es más sencilla de lo que a simple vista parece. Ocurre … Sucede … Acontece … que … Diógenes vive en mi habitación.

Bueno, no tengo demasiado claro si vive por “motu propio” o no… pero creo que ese dato es totalmente prescindible. Bien, es verdad que tengo cierto afán recopilatorio. Recortes de prensa (importantes o no), servilletas de papel, azucarillos, libros, revistas, papeles varios…. (omito en esta lista el tema de la ropa deportiva, porque eso debería formar parte de otra entrada). Reconozco también que, a simple vista, mi habitación podría parecer un desbarajuste, pero… si la observáramos con mira de entendido (como lo hago yo) y no cono la de un profano, nos daríamos cuenta de que se trata, mi habitación (toda ella), de un hipérbaton. Señalaré para los no iniciados, que un hipérbaton es, en literatura, un bello desorden; esto es, todo está donde está por una causa y razón: por armonía. (¿Cuela?)

Como soy muy amoroso, a todas esas cositas (posavasos, llaveros, mecheros vacíos….) les he cogido cariño enseguida y me cuesta desprenderme de ellas. Y, las cosas como son, ellos me han encontrado a mí, no he ido yo a buscarlos, han sido ellos quienes han venido en mi búsqueda.


PD: ¿Nunca has guardado nada aunque no tuviese valor, simplemente por un motivo sentimental? ¿Nunca has intentado desprenderte de algo, en apariencia, inútil y te ha costado? ¿Nunca has sentido que tirar eso era como perder un recuerdo?
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