viernes, noviembre 19, 2010

penélope (1969, joan manuel serrat)

Recuerdo vagamente haber hablado aquí, en otro momento, de cuánto me atraen las estaciones. Las de autobuses, las de trenes… no tanto los aeropuertos. Probablemente se deba a la educación de un niño de lo que, anteriormente se llamaba, provincias y, añado yo, de interior. Son esas estaciones (especialmente las de bus) junto a los patios interiores y los mercados públicos donde más puedo disfrutar de la soledad auto-impuesta. Los lugares en los que aún, estando rodeado de gente, puedes sentirte solo y te gusta esa sensación. De los patios y mercados, otro día. De sus porqués, cómos y cuándos. Hoy, toca hablar de estaciones. Piensa en una, la que quieras. De autobuses. De, lo que antes se llamaba, ferrocarril. En una gran ciudad o en otra más pequeña. En la costa o en el interior. La que sea. En todas se siente, bueno, corrijo, en todas [o en cualquiera de ellas] siento lo mismo. Y no sé describirlo. Una mezcla de fascinación, de intriga, de ilusión, de alegría... pero también de tristeza, melancolía, añoranza y cierta desazón...


En todos esos lugares [o en cualquiera de ellos] habrá carreras apresuradas, gente sin prisa, existirán los distraídos, los perdidos, los encontrados, los atentos... notarás la onda expansiva de los abrazos, de las risas, de lágrimas, y también de besos... si observas bien verás los reencuentros, las despedidas, las primeras veces, las rutinas... cargarás [como alguna vez lo hiciste físicamente] con maletas, maletones, maletines, carritos de niños, silletas, sillas de ruedas…


En cierto modo, no puedo evitar sentirme como un intruso en esas vidas, un invitado no deseado en medio de una pareja, entre esas manos que se deslizan hasta sólo tocarse las yemas de los dedos mientras se van alejando, un mirón camuflado observando cómo una familia despide a alguien, un espía de la señora que llega y se encuentra desubicada... Poco más o menos un ratero de sentimientos y acciones de quien llega, de quien se va, de quien espera, de quien desespera... A pesar de todo, me resulta tan triste llegar a algún sitio y que no haya nadie...



PD: ¿Autobús o tren para viajar? ¿Prefieres que te esperen o no? ¿Y que vayan a despedirte?

jueves, noviembre 18, 2010

21 black jack (2008, robert luketic)

Sucedió ayer, mientras tomaba una de mis dosis de cafeína por la tarde. No estaba con uno de mis suministradores habituales. Cosa rara en mí, me he sentado en una mesa, cerca de la máquina tragaperras y leía un libro. Ha entrado una señora caminando con dificultad, lentamente, casi arrastrando los pies. No usaba bastón. Ha pedido un zumo de naranja o algo parecido. Ha gastado un par de bromas al camarero, que debía conocerla, y se ha dirigido casi hacia mí. Por el camino se le ha caído una moneda y, mirándome ha dicho “ésta es la de la suerte” “ha caído, pero de cara... es la de la suerte...”. Pensaba que se sentaría en una mesa próxima a la que estaba ocupando yo. Pero no.


La moneda no ha sido la de la suerte. Al menos, no la de la buena suerte. Ni esa moneda ni los, creo que tres, billetes de veinte euros que han seguido el camino de esa primera moneda [he visto los dos últimos y creo haber oído el primero]. Poco a poco he comenzado a fijarme en ella, en los detalles que no se ven, en los que hay que buscar. Y después de observarla detenidamente, me ha embargado la melancolía, me he vuelto tristón, nostálgico... Más de setenta, con una mirada, que al principio me ha dado la sensación de tristeza, y que luego me he dado cuenta que estaba repleta de soledad. Mientras introducía uno de los billetes me ha mirado furtivamente y se me ha caído el mundo a los pies. He sentido miedo. Pero no por la mirada que me ha dirigido, sino por lo que proyectaba.


Soledad y tristeza a partes iguales. Y lo he intuido. Salir de casa para que la carga sea más llevadera. Conversaciones banales con el camarero, el panadero o el de la frutería para oír otras voces. Monedas en la máquina para que, entre las lucecitas y la musiquita, pasen los minutos, más rápido y retardar el omento de volver a casa. Lo sé, porque de una u otra manera, yo también fui y sigo siendo esa señora....



PD: ¿Te imaginas mayor y solo? ¿Te imaginas anciano y sin familiares cerca? ¿Te imaginas que sólo quedases tú de tu entorno? ¿Cómo vivirías?

miércoles, noviembre 17, 2010

autorretrato (1966, giorgio de chirico)

Pasa. Sentémonos. ¿Quieres tomar algo? ¿Un café? ¿Una cerveza? ¿Agua? Hablemos. De ti y de mí. De nosotros. Te conozco hace tiempo y sin embargo, no tengo la sensación saber quién eres y que, en cambio, tú lo sabes todo de mí. No sé si soy más transparente que tú o, simplemente, no presto atención. Desconozco cuál es tu color favorito, tú número predilecto (o de la suerte), la canción que te gusta escuchar una y otra vez, el libro que leerías una y otra vez, el lugar en el que te gusta refugiarte y aislarte de todo y de todos... Te conozco pero resultas alguien extraño para mí. Hemos hablado cada uno de uno mismo, de las filosofías de vida y de la forma de entender nuestro propio día a día... En el fondo, yo a ti, y tú a mí, hemos proyectado una imagen aderezada a partes iguales de lo que somos, de lo que nos gustaría ser y de cómo nos vemos.


Sí, sé quién eres, cómo te llamas, tu edad, dónde vives y .... ¿y qué más? Poco más, la verdad. El resto, lo que sé, es sólo lo que me has querido contar, una mínima parte de ti, y lo que intuyo por cómo mueves las manos, por cómo me miras y observas a tu alrededor, por cómo hablas o por cómo callas. Ideas. Presentimientos. Sospechas. Acerca de cómo realmente eres. No sé. Me encuentro perdido, distraído, difuso cuando pienso en ti. Como si una neblina, que sin ser espesa, me impidiese ver completamente tu figura. La veo borrosa, desenfocada. No es una imagen real. Se parece mucho a ti, pero no eres tú completamente. Bueno, no olvidemos que, en todo esto, quizás también soy yo...


Tal vez soy yo el que no ha estado atento, el que se ha despistado, el que ha manejado un lenguaje distinto y no se ha enterado de nada... Tal vez necesito gafas, unas lentes especiales para ver a las personas, para escucharlas cuando hablan por medio de sus palabras y, al mismo tiempo, cuando se explican a través de silencios...



PD: ¿Cuántas personas con las que te relacionas a diario REALMENTE conoces? ¿Compañeros de trabajo, el que vende el pan, el camarero del bar donde almuerzas? ¿Y a cuántas de esas que forman tu círculo más íntimo DE VERDAD conoces?

jueves, noviembre 11, 2010

el menú (1927, miguel arregui trecet)

Si estás siguiendo algún tipo de dieta hipocalórica, creo que lo aconsejable es que dejes ya de leer. Si has pasado del primer punto, te explico. Resulta que, además de facebook, como ya comenté tengo una cuenta de twitter. Hasta ahí nada extraño, pero ayer, en un momento de distracción, y motivada por una conversación de la noche anterior me encuentro con que me han mencionado ¡¡diecisiete veces!! [algo que agradezco profundamente, dicho sea de paso... cuestiones de ego...] y todas ellas hay un referente común o, mejor dicho, dos. La comida y combinaciones “imposibles”. Lo entrecomillo porque no me queda claro que no sean posibles esas fusiones (que lo serán), sino que, al final, todo depende del paladar de cada cual. Y de su estómago, naturalmente. Así que, no sabía qué contar hoy y me encuentro un menú en mi “taim lain” (que se dice así, en inglés, la cronología de los comentarios).


De este modo he descubierto gente que come patatas recubiertas de chocolate, “sangüiches” de patatas fritas de bolsa, tortillas de patatas hechas también con patatas de bolsa, “sangüiches” de chorizo con nocilla, bocadillos de aceitunas [no matizaron, pero imagino que sin hueso...], pipas con pan, y, finalmente hasta una efusiva recomendación de bocadillo de salchichón y mermelada de fresa, con el pan tostado. Si hasta ha habido quien ha brindado con sidra de pera... En fin, sólo nos ha faltado el postre... Lo curioso es que nadie ha mencionado el queso que, creo yo, que da mucho juego para las combinaciones. Omitiré mis propias creaciones, pero, en el fondo, todo esas mezclas no me han parecido tan extrañas....


Total, que al final he llegado que al convencimiento de que Ferrán Adrià simplemente ha comercializado lo que otros ya hacen en casa. Quiero decir, combinaciones extrañas de alimentos todos hemos hecho. Él lo que hace es servirlas a otros y cobrarles un pastizal por ello. Más o menos es así, ¿no? La deconstrucción, mal que bien, ya la hemos experimentado. Sólo nos falta el nitrógeno líquido. ¿Lo venden en las farmacias? ¿O en el Mercadona junto a la Konga-Cola? [nota mental: marcas blancas]



PD: ¿Cuál ha sido tu combinación alimenticia más extravagante? ¿Necesidad (hambre) o curiosidad (experimentación)? ¿Probarías nuevas mezclas diferentes a lo “normal”?

miércoles, noviembre 10, 2010

la llave (1958, carol reed)

¿Cuántas llaves existen en el mundo? Así, a bote pronto, la pregunta tiene su miga e, incluso, su razonamiento (el mío, claro) así que trataré de explicarlo. Todo viene porque cuando ayer bajé a comprar el pan, en la acera de al lado de casa había uno de esos contenedores azules para rellenar con cascotes cuando se están haciendo obras en alguna casa y que ocupan plazas de aparcamiento (que eso ya será tema de otra entrada). Dentro de dicho contenedor, ya a rebosar, había una puerta de madera con pomo y cerradura [si no me equivoco está haciendo obra en una consulta médica] y con varias copias de llaves. Y un chico joven estaba probando las llaves, comprobando cuáles eran las aptas. Luego, cuando volvía a casa, él estaba sentado en un banco, con las llaves y el pomo entre sus manos.


Eso me ha hecho pensar en cuánta gente vive en el mundo [sí, ya sé que casi siete mil millones, era pregunta retórica] y cuántas llaves existe, lo que me lleva a plantearme cuántas cerraduras se han fabricado, se están creando y se crearán en el futuro. Así que mi planteamiento es si cada cerradura que hay en el mundo sólo se abre con una llave [bueno, y con las copias de la misma] o hay varias llaves que pueden abrir una misma puerta, una misma casa, aunque sea en países o continentes distintos. La posibilidad de que sea cierto esto, me da más miedo que la famosa “Ley Corcuera” (que viene a ser lo mismo, cualquiera puede abrir tu casa).


Entonces, me pregunto también, si esas llaves que dicen que están en el fondo del mar, abren puertas, viviendas y de quiénes y si la expedición aquella que buscaba el galeón “Nuestra Señora de Concepción”, no era sino una distracción y lo que trataban de averiguar era el paradero de las dichosas llavecitas... Que no sé... que a mí me parecen muchas cerraduras en el mundo y muchas llaves distintas, seguro que alguna se repite... ¿y si es la mía? Por si acaso voy a poner una silla apoyada en la entrada....



PD: ¿A quién confiarías las llaves de tu casa? ¿Y si no es un familiar? ¿Existen llaves duplicadas para los corazones?

martes, noviembre 09, 2010

the anniversary party (2001, alan cumming y jennifer jason leigh)

No soy muy partidario de celebraciones. Y, menos aún, si directa o indirectamente, soy protagonista. Ni tan siquiera mis cumpleaños. Me siento incómodo, quizás es por ser centro de miradas y/o conversaciones. Sin embargo, hoy voy a hacer una excepción. Espero que quien lea estas líneas sepa disculpar mi falta de humildad hoy, peeeero.... hoy es mi “cumple”. Bueno, no exactamente. Hoy es mi aniversario como bloguero. Hoy este cuaderno de bitácora, esta página en la que mezclo filias con fobias, alegrías con tristezas, soledades con compañías.... celebra CINCO añitos. Bien, de acuerdo, no es para que haya fuegos artificiales (lo dejaremos para dentro de otros cinco), pero creo que no está mal. En ocasiones me cuesta seguir el ritmo, no porque no quiera escribir, al contrario, sino porque me resulta difícil encontrar algo de lo que hablar sin que a mí mismo, me aburra. En fin, cosas mías....


Así que quiero celebrar una fiesta por este lustro de vida. Una en la que venga todo el mundo que quiera estar. Todos aquellos que deseen participar de esa fiesta. Y éste es el mejor lugar donde celebrarlo. Había pensado que viniesen Duzcen e Ynosek, seguramente ellos sabrían encontrar la música adecuada para festejar esta celebración. Me fío de sus criterios y gustos musicales. Posiblemente, si se lo comento, Katakraos pudiera ayudarme a decorar el local con dibujos y viñetas e, incluso, tal vez se anime a tocar algo en directo. Ros, tal vez, pueda ayudarme a elegir un lugar en el que continuar la fiesta, quizás un concierto, o puede ser que una exposición, o lo mismo, encuentra alguna obra de teatro que nos conmueva o divierta. Y, mientras dure la celebración, Karen podría hablarnos de sus sueños, Toayita de sus vivencias, La Tiri seguramente tenga anécdotas con las que hacernos reír o sufrir junto a Galleta o libros que debamos leer.


María puede sacarnos fotos y compartirlo todo en la red, Marbu, ya puestos, puede que nos traiga unas galletas, Anouk, LaGara y LaReci, posiblemente, vengan juntas y nos hagan reír con sus ocurrencias y comentarios. Kade, Alitolur e Inmayjur seguramente encuentren en el baloncesto un tema común. No sé... es probable que lo pasemos bien.... Por cierto hoy también cumplo catorce meses en la capital del Reino....



(Excepcionalmente hoy no hay postdata, no hay preguntas, ni nada que pensar. A los mencionados y a los olvidados ruego sepan disculparme por este “atraco”. Gracias a todos por permitirme participar de vuestras vidas cibernéticas...)

viernes, noviembre 05, 2010

windtalkers (2002, john woo)

(Revisando y ordenando en el pc las entradas ya publicadas me he encontrado este escrito y pensaba que ya la había publicado, pero parece que no, así que aquí la dejo)

Ya sabes. Palabras cifradas que no significan nada y dicen todo. ¿Te has dado cuenta que la gente utiliza códigos para hablar en clave? ¿Qué creen utilizar palabras que adquieren un significado especial cuando ellos las pronuncian? No saben que todos las entendemos. No saben que tú y yo también las tenemos. Que tú y él las tenéis. Que todos las tienen. Creen estar en territorio enemigo, que son seres incomprendidos y que sólo la otra persona es capaz de descifrar el sentido. Y es falso. Porque yo lo sé. Porque yo los he descubierto. Y les he copiado. He creado nuestro propio lenguaje, ni bueno, ni malo. El nuestro. Aunque la verdad, no me gusta mucho. Prefiero jugar con las miradas, las caricias, con los besos, los silencios, … Ya sabes.


Luego dirás que no soporto los mimos, que rechazo tu cariño, que no quiero tus caricias, ... Y no es cierto. La realidad es otra. La verdad es que todos esos gestos son muy importantes para mí. Me dan tanta información, que necesito asumirla, necesito descomponerla, analizarla, desmenuzarla. Dice la canción que “la esencia más pura va en frasco pequeño, (…) ya lo sé, el mismo recipiente también encierra veneno. Asumo el riesgo (…)”. Y me pasa un poco parecido, pero no por el veneno, no, eso no me da miedo. Es porque temo que todo eso se agote, que el frasquito quede vacío y desaparezcas. Aún teniendo espada, nunca fui valiente. Ya sabes.


Y, además, no son palabras inventadas que pertenezcan a un idioma sólo conocido por dos, no, son las más corrientes, las más normales del mundo. Pero sin embargo, se convierten en mágicas. Quizás sea cierto que el resto no somos capaces de entenderlas, que no son capaces de aproximarse a su verdadero contenido, pero son las suyas, son las nuestras. Al final, dado que no puedo hacer otra cosa, me daré por vencido. Utilizaré ese lenguaje arcano y secreto. Daré besos, mejor, besitos. Pero no besitos cualesquiera, no, tendrán contenido. Serán de buenas noches, de cafeína, que te echan de menos, que se preocupan, .... Ya sabes lo que quiero decir. Y todo ello, por no expresar lo que verdaderamente siento.


PD: ¿Es cierto que todo el mundo utiliza ese lenguaje, no? ¿Es verdad que a nos gusta hacerlo? ¿Es verdad que nos sentimos importantes por usar esas frasecitas?

jueves, noviembre 04, 2010

primera plana (1974, billy wilder)

Hay días que esperas que realmente exista vida inteligente en otros planetas, incluso que hay vida inteligente aunque no sean otros planetas, porque empiezas a darte cuenta que en éste no hay y empiezas a dudar de si hubo alguna vez. Eso me pasó ayer. abrí el periódico y casi lo tengo que cerrar del susto. ¡¡Santo Dios!! ¿Nos estamos volviendo locos? Da igual la página por la que quieras empezar a leer el periódico. Municipal. Regional. Nacional. Internacional. Sociedad. Cultura. Deportes.... No importa. En cualquier página, en cualquier noticia, en cualquier titular te encuentras con muestras de lo brutos (es el calificativo más suave que se me ocurre) que somos. De lo poco preparados que estamos para auto-gestionarnos. No, no hablo de que sea necesario un cambio de régimen político, sino que, creo que necesitamos que vida inteligente nos hable y, con un poco de suerte, aprendamos algo y podamos empezar a comportarnos como seres racionales. Algo que, cada vez, veo menos claro.


Abro el periódico y me encuentro al presidente del Reino diciendo que hay que evitar un debate entre demócratas (¿pero lo bueno de serlo no es precisamente que puedes hablar, escuchar y ser escuchado?), en las “autonosuyas” que si uno piensa en los morros de la otra, que si otro llamó cabaretera a otra... Sales al mundo y te encuentras que el presidente italiano, además de viejo verde, es homófobo, atentados donde Ahmad y Jaffar competían por el reino y el amor de la princesa de Basora, cólera en Haití, aún recuperándose del desastre natural de hace un año, la ministra de cultura que no se entiende (ni entera) con la baronesa Tita, el siempre comedido Pep, se encabrona con un noruego... Y por si fuera poco, en el Reino da a luz una niña rumana de ¡¡DIEZ!! años y su familia dice que eso es normal en su país. ¡¡Los cojones normal!! ¿Qué va a ser normal? No sé cómo calificarlo, pero sólo de pensarlo me entran nauseas....


Bueno, ahora que lo pienso, si realmente hay vida inteligente ahí fuera, quizás, viendo cómo nos manejamos, lo mismo deciden pasar de largo....



PD: ¿No te parece alguna vez que todo es extraño? ¿Crees que nos falta un poco de sentido común? ¿No te dan ganas de pedir asilo bajo las sábanas?

martes, noviembre 02, 2010

mujeres en el mercado (1944, miguel prieto)

Me pide el cuerpo hablar de piratas y bandoleros. Charlar sobre la canallesca, los bandidos, los ladrones y traidores. Despotricar contra los timadores, estafadores y embaucadores... Pero no, no es el momento. Tiempo habrá para que “Silbadora” y yo nos veamos con ellos, para que ajustemos cuentas y tengan que capitular y, entonces, ya veremos de qué pasta está hecho cada uno. Ya veremos quien mira a la cara, a los ojos y dice lo que tiene que decir. Pero no será hoy, no. Ya encontraré ese momento. Mientras, afilaré el colmillo, engrasaré mi espada y esperaré... Y como hoy no es el día, quiero presentar a Antonio. Antonio es un tipo que había visto dos veces en uno de los locales donde me suministran la cafeína habitualmente. Nunca había hablado, aparte de unas pocas palabras de cortesía. Pero, el sábado decidió romper esa barrera. Creo que la cantidad de vino blanco en sangre le ayudó a tomar esa decisión.


Fueron cuarenta minutos muyyyyyyyyy intensos. Básicamente, porque ese alcohol que le había permitido romper las barreras también le proporcionó incontinencia verbal. Y no calló en todo el rato de conversación, salvo por un par de minuto en que salió a mover la furgoneta porque la tenía en doble fila... Así fue cómo en ese poco más de media hora, me enteré que tiene un puesto en MercaMadrid y que se levanta todos los días a las tres y cuarto de la mañana, que tiene tres verdulerías en la capital del Reino, que es de Toledo, que cría bonsáis en Almería y que su socio es hermano de Saddam, me dio su opinión (sin necesidad de preguntarle) sobre la política económica, social y laboral de este momento... Fidel, Chavez, los Yueséi, Zapatero, Gallardón y, principalmente, Bono (del cual me dio una lujosa lista de detalles y propiedades) también se pasearon por nuestra/su charla.


En el fondo, Antonio es un tipo que me cae bien. Es campechano, normalito, trabajador, intuyo que serio en su trabajo, con sus problemas y opiniones. Y, a mí, simplemente, me tocó escuchar algunas de ellas....



PD: ¿Se te han acercado desconocidos y te han empezado a hablar? ¿Qué piensas en esos momentos? ¿Será esa necesidad de hablar producto de la soledad?

lunes, noviembre 01, 2010

don juan demarco (1995, jeremy leven)

Lo siento, pero no me entero de nada. Esto de “jalogüin” me tiene completamente despistado. He leído sobre la historia de estas tradiciones anglosajonas y, mal que bien, pues bueno, las entiendo. No las comparto, pero las entiendo. Sin embargo, hay algo que se me escapa. No entiendo que se celebre la noche del treinta y uno de octubre. El día “Todos los santos” es el uno de noviembre y el “Día de difuntos” el dos de noviembre. Así que me pierdo ahí. Pensaré que, tal vez, se deba a que... ni idea porqué es. Pero lógico no me parece. Y menos aún entiendo que la gente se disfrace de monstruo, vampiro, hombre lobo o Lady Gaga... Del tema de las calabazas no voy a decir nada, no merece la pena. Además, en su origen no fueron estas curcubitas las utilizadas, sino nabos. Pero bueno, el marketing creo que no entiende de estas cosas.


En el fondo soy un clásico, una especie de romántico o, en el peor de los casos, un antiguo. Me gustaría hacer aquello que, hace unos años, me contó mi hada. Sin embargo, no puedo, los cementerios son uno de mis “fantasmas”. Tengo vagos recuerdos de infancia en los que, además, de visitar las tumbas de mis familiares difuntos, y borrosos recuerdos de un cementerio lleno de color y de gente que se me asemejaba a una fiesta en el más absoluto de los silencios, recuerdo, decía, la representación, año tras año, en el día de hoy, a través de la televisión, de “Don Juan Tenorio”. La explicación de porqué en este día, se debe a que gran parte de la obra, prácticamente toda la segunda parte, se desarrolla en un cementerio. Tengo la sensación de que esa tradición teatral se ha perdido y, ahora, que podría disfrutarla y entenderla, cada vez cuesta más encontrar donde se inmortalice a don Juan y doña Inés.


No soy nada laminero, ni goloso, pero me decanto por los buñuelos de viento y los huesos de santo, antes que las golosinas, chocolatinas y similares. Será porque uno es de provincias y del interior...



PD: ¿Qué sientes al visitar un cementerio? ¿Qué te inspiran las tumbas, nichos o panteones? ¿Hay algo después de este “valle de lágrimas”?

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