sábado, junio 30, 2007

pareja de maletas (2002, juan m. valcárcel)

Se acabó lo que se daba. Ya he vuelto. ¿El parte de guerra? Nada especialmente extraño. A ver, un niño con dos puntos de sutura en la espinilla, una niña que ha regresado con un parche en el ojo por una erosión en la córnea, otra criatura con un ojo hinchado por algo así como una conjuntivitis, varios afónicos perdidos por combinar calor, agua y gritos, ... vamos, lo normal. ¿Los monitores? Cansados, muy cansados. Con pocas horas de sueño, pero se lo han pasado muy bien. Hay veces que creo que disfrutan más que los niños. Bueno, la verdad, es que en algún caso, estoy convencido de ello. Incluso yo, a pesar de las responsabilidades, me lo paso en grande. Por lo demás, me he encontrado con una antigua amiga, o mejor sería decir, que nos hemos reencontrado. Hacía mucho, mucho, mucho que no nos veíamos y no teníamos contacto. Aunque, lo cierto es, que parece que el tiempo no ha pasado. Por ella, no lo ha hecho.

¿Los niños? Bien, gracias. Creo que se lo han pasado bien. Que se han divertido, que han congeniado con el resto de niños y que han tenido un buen comienzo de las vacaciones de verano. Como siempre, algún pequeño problema en las comidas. Pero nada grave. Las alergias, esta vez, sí eran ciertas (no, no hubo que comprobarlo, venían ya dadas por los padres) y, evitando ciertos alimentos, estuvo todo controlado. Hemos tenido de todo. Buen tiempo con el sol desplegando todo su poder; mal tiempo, con las nubes descargando todo su contenido; excursiones, campeonatos, juegos, risas, lloros, calor, frío, .... Vamos, unos días de lo más completitos.

Sigo echando de menos algunas cosas. No sé, juegos o actividades que me gustaría realizar e, incluso, que alguna vez me hubiera gustado hacer siendo niño. Supongo, que es el deseo de hacer lo que no pude cumplir.


PD: ¿Por qué será que los primeros días los niños no quieren dormir y los últimos están deseando llegar a la cama? ¿Por qué será que los niños disfrutan tanto con los juegos nocturnos, especialmente si hay linternas de por medio? ¿Por qué los monitores también?
viernes, junio 22, 2007

vacaciones de verano (1972, fórmula v)

Bueno, me retiro por unos días de esto de escribir a diario ciertas cosas que me rondan la cabeza. Ha llegado el verano (de hecho, ayer) y me nacen nuevas obligaciones. Realmente no es que sean muy nuevas. Son las mismas de otros años, pero como con el tiempo se olvidan .... como si fuesen nuevas. Me voy de campamento. Durante unos días, la diversión de sesenta niños, con edades entre los ocho y los doce años, será el centro de mis ocupaciones. Que está bien eso. O, por lo menos, a mí me gusta. Disfruto con ello. Se me convierte en algo muy interesante ver el mundo con los ojos de un niño. Comprobar cómo cosas, ahora para mí, insignificantes, son enormes problemas para ellos. Darme cuenta, que, al fin y al cabo, todos hemos pasado por experiencias similares, y, con el paso del tiempo, lo que antes eran problemas, ahora son vagos recuerdos que dibujan una media sonrisa en nuestra cara al revivirlos.

Me pregunto qué nuevas excusas veremos para evitar comer verdura o pescado. Dudo sobre cuántos niños aludirán a una presunta alergia para no comer tomate en la ensalada (aunque ya sé, después de haber hablado con los padres de ellos, que ninguno la padece), cuántos arañazos supondrán un tremendo drama, cuántas niñas extrañarán a sus madres y, llorosas, se aferrarán al teléfono y, sollozando, solicitarán su cariño. Me preocupan las madres que añorarán a sus criaturas (porque las habrá, seguro) y me llamarán pidiéndome (en algún caso, incluso, exigiéndome) poder verlas. Y sobre todo, me intriga saber cómo estos locos bajitos, palian la ausencia de sus progenitores. Hace unos años, y es algo que recuerdo con ternura, descubrí que uno de los niños, para dormir tranquilo, se aferraba a las noches a un osito de peluche. Nada extraño, pensé. Hay mucha gente, y no sólo niños, que lo hacen, pero la sorpresa vino cuando me enteré que ese osito estaba impregnado del perfume de su mamá. Y pensé que los niños son muy listos, sólo que, muchas veces, o nos los escuchamos o no les dejamos hablar.


PD: ¿Qué es peor? ¿Un niño añorando a su madre? ¿O la madre al niño? ¿Es un campamento la excusa perfecta para que los padres se queden unos días solos?
jueves, junio 21, 2007

parque de madrid (1959, enrique cahen salaberry)

Tenía yo pendiente seguir hablando de mi visita a la capital del Reino, y ya hace días que, por un motivo u otro, lo he ido postergando. Decía que hubo un par de momentos de esos que siempre se recordarán por lo que supusieron, por lo que se experimentó durante esa vivencia. Uno de ellos fue lo que hace unos días comenté acerca del Café Gijón. El otro, distinto en las sensaciones, pero muy interesante desde mi plano personal, fue un espléndido paseo por el Parque del Retiro. Nunca había estado. Tuve la suerte de que fuese domingo, que el día saliese soleado, que familias decidiesen pasar el día por allí, que hubiese una feria de libros (bueno, en realidad, era la Feria del Libro), que hubiese gente remando en las barcas, que los mimos y músicos tratasen de ganarse unas moneditas, …. En definitiva, que se dieron todas las condiciones necesarias para pasar una buen día.

El pero, porque siempre tiene que existir uno, es que tuve que cargar con la maleta todo el día. Bueno, gajes del turista diremos que fueron. Pasear por el parque está lleno de sorpresas que me deslumbraron (bueno, sí, soy bastante simple y poco necesito para ello) con sus palacios, el estanque realzado por el monumento dedicado a Alfonso XII y poder disfrutar de sus barcas (algo que aún me queda pendiente, ya que aún no tengo coordinación suficiente para remar con ambos brazos, bueno, eso y que la última vez que traté de hacerlo, casi vuelco la barca con mis tres compañeros), monumentos, rosaleda y variopintos personajes que encontraremos a lo largo de sus recorridos, como músicos, artesanos, tarotistas, deportistas, masajistas, pintores, títeres, etc. Cogimos uno de esos caminos laterales y allí, a la sombra de unos arbolitos, sentados en un banco, hablamos de lo divino y de lo humano, de lo celestial y lo terrenal, de ilusiones, de esperanzas, .... En fin, fue un espléndido epílogo para un fin de semana en la capital del Reino (que aunque yo prefiera a la ciudad del Conde, también mola ésta)


PD: ¿Por qué las mismas experiencias vividas con días cálido o con lluviosos se convierten en vivencias diferentes? ¿Por qué asociamos el calor y buen tiempo con gratos recuerdos y los no tan buenos con la lluvia y el frío? ¿Tanto nos influye el clima?
miércoles, junio 20, 2007

el toro guapo (1984, el fary)

¡No me jodas José Luis! Eso no se hace. Así, sin más. Sin avisar. Vale, lo sé. Sé que es tu carácter, pero no me ha gustado un pelo. Contigo todo era de ley, no había trampa ni cartón. Todos los tópicos que se te atribuyeron eran ciertos: la simpatía, el casticismo, los ademanes toreros y la pata a la llana. La conexión contigo era instantánea, no había forma de que aquel tipo 'recortaete', según tú mismo te definías, te cayera mal, independientemente de la opinión que uno pudiera tener de su música. Mantener una conversación contigo era sumergirse en la España abismal, más que profunda. Sometías a tu interlocutor a un ejercicio mnemotécnico para recuperar el sentido de palabras ya en desuso, de modismos locales, de aromas llegados del pasado. Si uno entraba al trapo, enseguida respondías "¿Cómo se llama tu menda"?, decías en cuanto te dabas cuenta de que uno te había cogido el tranquillo. A partir de ahí uno ya era un "fenómeno".

Siempre lo tuviste claro: "Soy tigre en la selva; y señor, donde hay que ser señor". Por tanto, cuando te preguntaron una vez acerca de tu famoso affaire con Ava Gadner supiste poner los puntos sobre las íes: "Fue una noche maravillosa, siempre en el buen sentido. A lo mejor ahora hubiera intentao rematar. Y anda que iba a tardar en contarlo, ¡pas!, he puesto ahí. Porque si le pones una varita a la Ava Gadner y no lo cuentas... Eso hay que contarlo. Ahí cualquiera pierde... Aquella tía, con aquel morrazo, cago en la leche, si es que es una alegría".

Y te lo curraste, ¿eh? Empezaste a trabajar en un bar, después repartiste fruta a domicilio, también trabajaste con tu hermano como jardinero. En la mili aprendiste a leer y cuando te licenciaste conseguiste la cartilla de taxista y ahí estuviste, tras el volante, durante siete años. Luego probaste suerte en la hostelería, pero sin éxito. Con el dinero que ganabas te financiabas los discos, que luego vendías en el Rastro. ¿Y ahora qué? ¿Quién le va a cantar a ese torito guapo?


PD: ¿Por qué hay personas que, independientemente de su profesión, nos caen bien? ¿Por qué puede no gustarnos su aspecto profesional y, en cambio, encantarnos el humano? Quizás porque son buena gente. De mayor, yo quiero ser también buena gente (que es mejor que buena persona)
martes, junio 19, 2007

el hombre sin coche (1967, mario ropp)

¿Has visto esos anuncios de coches? ¿Esos en los que el automóvil en cuestión circula por una carretera estrecha, llena de curvas y con precipicios a los lados? ¿Los has visto? ¿Y lees que en letra muy chiquita pone que ha sido rodado por especialistas en circuito cerrado? Bien, dejemos a un lado a los especialistas y que alguien me diga ¿dónde narices están esos circuitos? Me encantan esos paisajes. Espero que no haya efectos especiales, ni “fotochop” de ése, porque me gustan esas imágenes. Me gusta pensar que existe lugares así. Bonitos y en los que el hombre apenas puede acceder, permitiendo que se conserve todo.

Pero ¿dónde coj... están? En serio. Nunca he visto un cartel que ponga: “Circuito cerrado. 20 kms.” o algo así. Y en algún sitio tienen que estar. Porque claro, imagino que los hay en el Reino. ¿De quién son? ¿Hay alguien que pueda decir eso de “pues sí, yo tengo un circuito cerrado y van a venir los de “Renol” a grabar un anuncio”? Que molaría poder decir eso, pero no, no conozco a nadie. Es más, ¿cómo se encuentra un sitio de éstos? ¿Aparecen en los anuncios de los periódicos? “Se ofrece circuito cerrado para grabar anuncios de coches. Alquiler por horas. Muchas posibilidades. Precio a convenir”.

Y los lugares son superchulos con barrancos, carreteras serpenteantes, largas rectas, lagos, ríos, cielos azules, ... (bien, de acuerdo, esto último el cielo es posible que no venga con el resto del circuito). Y lo mismo sirven para anunciar un todoterreno que circula por los recorridos más difíciles, que para un coche familiar con todos dentro volviendo de la playa o de donde sea. Por cierto, que no se me olvide, tengo que dedicar una entrada a los atascos, que se me vienen varias ideas ahora mismo a la mente. En fin, cosas mías.


PD: ¿Realmente aún existen esos lugares mágicos y fantásticos? ¿O ya todo es producto de la tecnología y los efectos especiales? Si existen … ¿por qué son cotos cerrados a los demás? ¿Tan peligrosos somos? ¿Tanto daño podemos hacer a la naturaleza?
lunes, junio 18, 2007

la rosa púrpura del cairo (1985, woody allen)

Resulta que los cines han decidido ir hoy a la huelga. El motivo es que el Gobierno (o quien sea) les obliga a programar una cuota de un veinticinco por ciento de películas del Reino o de Europa. Y claro, eso no les mola. Porque dicen que hacerlo les supone unas pérdidas de mil millones (no queda claro si es de euros, o bien de palomitas que no pueden vender). Esta noticia me ha sobresaltado. Sí, porque como debo de vivir en un mundo paralelo, no me había fijado que proyectan películas europeas (aunque lo mismo es que no lo hacen en el cine de mi barrio pero sí en otros de mi pueblo, que también puede ser). Total, que se van a la huelga. Da igual que a los espectadores como tú o como yo, nos guste Carmelo Gómez, Juliette Binoche o Charlotte Rampling. Si no salen en una película americana con tiros, explosiones y guantazos hasta en cielo de la boca, a la Fece (que viene a ser la Federación de Cines Españoles, se mataron con el nombre ¿eh?) no le gusta que se vean.

Entonces va la Fece y dice: “Huelga el lunes 18”. Justo el día de la semana en que no va prácticamente nadie, así pueden dar la pataleta con el mínimo perjuicio económico. Tontos no son, eso lo voy pillando. También dicen estar a merced de las cinco grandes majors (que vienen a ser las distribuidoras de las “pelis”) norteamericanas que marcan precios de alquiler muy superiores a los del resto de Europa y obligan a programar películas en paquetes (es decir por una con buena taquilla tienen que sacar varias que no va a ver nadie), y piden que el gobierno intervenga. Es decir, que los cines de aquí no tragan con la cuota de cine europeo porque les supone pérdidas, pero en cambio si tragan con los bodrios desconocidos que les endosan las majors norteamericanas (que también les producen pérdidas), y encima quieren que venga el gobierno a sacarlos del lodazal donde se han metido, que les sale muy caro. Por último, para ganarse la simpatía, de los consumidores, piden que no pueda ser comercializada una película en televisión o deuvedé hasta seis meses después de su estreno, algo que actualmente se cumple, pero que no hay garantía legal de que siga siendo así en el futuro, ante el empuje de las descargas legales o ilegales en internet.


PD: ¿Por qué otros tienen que decidir lo que quiero ver yo sin preguntarme? ¿No se puede hacer un referéndum o algo parecido? ¿Esto no es como cuando te cogen el mando de la tele y empiezan a hacer zapping sin preguntar? ¿A qué jode?
domingo, junio 17, 2007

pegasos, lindos pegasos (1903, antonio machado)

He vivido una circunstancia muy extraña. Algo que me ha sorprendido. Tal vez más que eso. Tal vez me ha impresionado y, en cierto modo, me ha marcado. Hoy, por hechos que no vienen al caso, he estado en un parque de atracciones. Pero no era un parque de atracciones cualquiera, bueno, sí lo era, pero quiero decir que no era tal y como los conocemos. Estaba vacío. El día era lluvioso, aunque al final no han roto las nubes a descargar lo que traían almacenado. Vacío. Totalmente vacío. Sólo estábamos unas pocas personas. Y, hasta cierto punto, me ha resultado siniestro. Vacío. Y silencioso.

No le faltaba de nada. Noria. Montaña rusa. Tiovivo…. Pero todo era diferente. No estaban en marcha. No había luces. No había risas de niños. Ni gritos. Ni algodón de azúcar. Era como un parque de atracciones fantasma. El cielo, plomizo. He dicho que no había llovido, pero acabo de recordar que ha habido un momento en que ha caído lo que no estaba en los escritos, así que rectifico. Todo muy extraño. Me he sentido muy raro. Quizás es porque estamos acostumbrados a encontrarnos en situaciones que fácilmente reconocemos y cuando nos sacan de las mismas, aunque el entorno sea el mismo, nos cuesta reconocernos y reconocer todo. No sé, era una situación incómoda. Sin luces de colores. Sin globos. Sin gente. Todo gris.

¡Qué diferencia con otras situaciones vividas! Y, siendo todo ello bastante inusual, me he encontrado con ganas de compartirlo. De hacer saber a los que aprecio y quiero que he estado ahí. He fotografiado algunas de esas atracciones vacías (pero eso es para otra idea que tengo) porque sentía la necesidad de hacerlo. Necesitaba capturar ese momento y compartirlo. Sí, suena extraño, pero, creo, que me encontraba como un náufrago en una isla desierta. Hacía mucho que no me sentía así. Y no es algo que me guste. Lo sé.


PD: ¿Soy el único que buscando la soledad cuando la encuentra no desea estar solo? ¿Soy el único a quien la soledad le produce cierta inquietud?
sábado, junio 16, 2007

el mundo perdido (1912, arthur conan doyle)

Anoche tuve un compromiso de esos que no sabes si quieres ir o no. Que en el fondo te apetece ir, pero por otro lado, te produce pereza. Al final, fui. Una cena. El lugar, un restaurante del casco antiguo de mi pueblo. La hora, más allá de las diez de la noche. Así que me acicalé un poco y acudí. Hacía mucho tiempo que no pasaba por esa parte de mi pueblo. Y mucho menos de noche. Me sorprendió. Sin que haya pasado un excesivo tiempo de mi ausencia, las cosas han cambiado. Mucho. Me costó un poco ubicarme. No en cuanto a las calles, pues siempre me he creído un buen conocedor de las calles de mi pueblo (tampoco vamos a engañarnos, hay cuatro), sino por los locales y negocios. Han cambiado de nombre, han desaparecido, han variado la actividad, han sido reformados, remodelados, .... y eso de descolocó.

Todo ello me hizo pensar que hace tiempo que no frecuento la noche durante los fines de semana (pero bueno, por circunstancias, eso ha sido una elección mía) y, por otro lado, que ya no me queda claro cuál debe ser la zona que en la que mi generación se junta para tomar un par de cervezas (o lo que sea que se tomen). Y eso me hace pensar que me estoy haciendo mayor. Muy mayor. Que las cosas ya no las veo igual que hace diez años (lo cual es totalmente lógico). Que empiezo a sentirme totalmente desubicado, no sólo en mi pueblo, sino que creo que también en mi vida. Que empiezo a necesitar nuevos alicientes, nuevas ideas, nuevos objetivos, … No sé. Necesito algo. Echo de menos muchas cosas del pasado. No son materiales, porque si lo fuesen, quizás todo fuera más sencillo. No. Necesito recuperar sensaciones del pasado. Emociones que creo olvidadas. Pero no sé.

Por lo demás, la cena estuvo bien. Incluso bailé un flan. Creo que existe alguna foto de ello (aunque, como es normal, debo obviarla)


PD: ¿Por qué a veces sentimos esa sensación de desarraigo? ¿por qué tenemos la sensación de haber sido sacados de nuestro entorno natural y haber sido colocados en otro que no es el nuestro?
viernes, junio 15, 2007

el astronauta (1970, javier aguirre)

Estoy un poco asustado. Tengo cierto temor y me atrevería a decir que es un miedo real. Posiblemente soy algo paranoico, no voy a negarlo. Y en uno de esos momentos de delirio mental, me he puesto a investigar. Y he descubierto que, actualmente, hay flotando en el espacio ¡¡¡CIENTO CUARENTA Y DOS!!! satélites. pero, tranquilidad sólo me refiero a los que se dedican a las telecomunicaciones y esas cosas. Así que imagino que los satélites espías (bueno, ya sé que no existen, ¿no?) no están contabilizados, ni tampoco los que se dedican a la investigación de otros planetas.

El caso es que andaba yo dándole vueltas al tema y he pensado que, dada mi supina ignorancia en el tema (vamos, que no sé nada de nada) se me plantean diversas cuestiones. Todas ellas menores, desde luego. Pero vamos a ver, ¿qué ocurre si uno de esos cacharros metálicos que están suspendidos en el aire si agarre alguno pierde el equilibrio cósmico y cae en medio de mi jardín? Bueno, vale, de acuerdo, no tengo jardín, así que reformulo la pregunta ¿qué pasa si se me cae en un pie? ¿A quién tengo que reclamarle? ¿Al señor Meteosat? ¿A la familia Hispasat?

De modo que en esas estoy. Preocupado por mi salud. Bueno, también de la de los demás, pero no nos vamos a engañar, en una situación como ésta me preocupa principalmente la mía. El tema es que con todos esos cacharros ahí arriba, no entiendo como no se ha caído ya alguno. O cómo no chocan entre ellos, aunque claro, como tendrán piloto automático, se ahorran hasta la posibilidad de que les quiten los puntos por exceso de velocidad orbital. Y digo yo, ¿para qué necesitan tantos trastos ahí arriba? Sí, ya sé, para las radios, televisiones, .... Bien, repito, ¿para qué necesitan tantos trastos ahí arriba? Total, al final no hay nada interesante en ellas ....


PD: ¿Realmente necesitamos todo lo que tenemos? ¿Tenemos todo lo que realmente necesitamos? Y, lo que es más importante, ¿a quién se le ocurren los nombres de los satélites? ¿Es una profesión? ¿Pagan bien?
jueves, junio 14, 2007

sin documentos (1993, los rodríguez)

Imagina que tienes que salir de tu país. Poco importan los motivos. No sé, piensa en cualquiera (pero, ojo, nada ilegal). Y llegas a otro. Te cuesta acomodarte. Encontrar tu espacio. Apenas conoces a nadie. No hay amigos. No hay conocidos. Y lo que es peor, no están cerca los tuyos. Además, imagina que ya no eres un niño, que ya no estás en tu infancia, es más, ni tan siquiera eres adolescente. Has ido creciendo. Te has ido haciendo adulto. Y te encuentras en tierra extraña, quizás tampoco entiendes el idioma. Vamos, que lo tienes todo en contra.

Encuentras un trabajo que te permite subsistir. Luego otro que consideras que está mejor. Vas conociendo a personas diferentes. Con algunas empiezas a tener más afinidad que con otras. Estás construyendo tu círculo de amistades. Poco a poco. A veces, el reloj, parece que tarda en hacer pasar los segundos, los minutos. Comienzan a desaparecer noches en vigilia, pensando en lo dejado atrás. Ya casi no hay lágrimas de nostalgia. Te has ido endureciendo. Es posible que incluso encuentres pareja. A pesar de todo ello, dos situaciones inquietan tu espíritu. Por un lado, sigues considerándote un poco extraño, o tal vez, somos los demás quienes te vemos así. Por el otro, sigues sintiendo añoranza de tu tierra, de tu gente, de aquel entorno que has dejado ….

Han pasado varios años. Ya no eres aquel jovencito que llegó de otro país. Es más, ya eres uno de aquí. Tanto que hoy te han dado un nuevo pasaporte. Y en él pone que eres también de aquí. Y eso es bueno. Y lo cuentas. Y la gente te felicita. Y se alegra. Hay quien, incluso, suelta un par de lágrimas furtivas festejando tu felicidad. Pero no te lo dirá. No quiere empañar este día. Tu día.

Imagina ahora que, todo esto que te he contado, es cierto. Imagina que te ha pasado realmente a ti. Imagina que eres una mujer. Imagina que eres mi amiga. Imagina que quieres celebrarlo conmigo. Pues eso. Brindo por ello.


PD: ¿Por qué en algunos momentos me invade un profundo sentimiento de nostalgia que me abrasa por dentro? ¿Por qué, en ocasiones, siento unas irrefrenables ganas de llorar? ¿Por qué siempre me contengo? ¿Por qué hay veces que la alegría de los demás me arrancan lágrimas de felicidad?
miércoles, junio 13, 2007

días de fútbol (2003, david serrano)

Déjame que te cuente una cosa. Mejor aún, te voy a contar una historia. Ya sabes, no se me da del todo mal contar historias y cuentos. Ésta, en concreto, ocurrió hace veinticinco años. Hace un cuarto de siglo. Cuando todo era diferente, cuando nada era igual, cuando todos éramos más jóvenes e inocentes. Y ocurrió aquí, en el Reino. Quizás no lo recuerdes apenas. Tal vez, sólo lo has oído de pasada. Puede, que los recuerdos sean pequeñas nebulosas en tu memoria. Bien, déjame que te cuente. Préstame un poquito de atención. Gracias.

Hace veinticinco años, tal día como hoy, aquí, en el Reino, pasó algo que empezó a cambiar nuestras vidas. Lo cierto, es que mis recuerdos son vagos. Que las imágenes de mi memoria, aunque deberían ser en color, son en blanco y negro, es más, empiezan a tornarse en sepia, y eso es algo que me preocupa. Decía que hace años, el Reino, albergó un mundial de fútbol. Sí, eso que retransmiten constantemente en la tele. Pero era diferente. Era otra cosa. Era un deporte. Y cada cuatro años, todo el mundo esperaba que llegase ese momento, cuando se podían ver a los mejores jugadores de este deporte. Y fue aquí. Increíble. Aquí. En un lugar que apenas se conocía, que con dificultad se encontraba en el mapa. El resultado fue lo de menos. Daba igual. Dio igual. Las victorias y las derrotas acaban por perderse en el olvido. Pero déjame que te diga una palabra mágica. Naranjito.

Quizás a ti no te diga nada. Incluso, exclamarás con extrañeza: “Naranjito?”. Pero te voy a contar un secreto. Busca a una persona mayor de treinta años y dísela. Te mirará con cara sorprendida, y cuando reaccione a esa palabra, sonreirá. Y habrás logrado, durante unos instantes, que sea feliz. Que recuerde su pasado y que, en cierto modo, se sienta dichoso. Pero hazme un favor. No le digas a nadie que yo te lo conté. No lo hagas. Será nuestro secreto. Y todo porque tal día como hoy, hace veinticinco años, auí, hubo un mundial de fútbol.


PD: ¿Existen palabras mágicas que permiten devolver la felicidad a las personas? ¿Por qué yo no las conozco? ¿Por qué nadie me las ha dicho? Creo que debo crear esas palabras, así cuando leas esto (quien quiera que seas) podré decírtela y te ayudaré a sonreir.
martes, junio 12, 2007

madrid, madrid (1989, hombres g)

Vamos a seguir hablando de la capital del Reino. Bueno, mejor, de lo que he experimentado ahí. Han sido muchas sensaciones. Todas agradabilísimas. Muchas de ellas con las personas. Otras con los lugares. Ha habido un par de situaciones que las recuerdo con mucho cariño, posiblemente por el misticismo con el que yo mismo, había envuelto a ambos sitios. No sé. Quizás no sean nada del otro mundo. No sé. Quizás sí lo sean. No sé. Tal vez, lo son sólo para mí. Las relataré en orden cronológico, aunque, me gustaría más hacerlo al revés, pero bueno, así no me pierdo para en las ideas en próximas entradas.

Tuve la oportunidad de tomarme un cafelito en el Café Gijón, lugar emblemático y, durante muchos años, punto de reunión de literatos, artistas del celuloide, pintores, … Y estando allí, pude embeberme de la atmósfera que se puede allí respira. Incluso, ganas daban de sacar la libreta y comenzar a apuntar el torrente de ideas que ibas pasando por mi imaginación. De todas ellas, hubo una hasta brillante y todo. Ya tengo nombre para el asesino de los azucarillos, pero ésa ya es otra historia. Reconozco que soy poco mitómano, si no lo llego a ser, quizás me hubiese acercado a la mesa de al lado y pedido un autógrafo a don Manuel Alexandre (de quien ya hablé una vez), a Álvaro de Luna (con quien creí tener un duelo de miradas, que al final resolvió dejando de mirarme y pidiendo un cortado y un vaso de agua) y a José Manuel Cervino (para mí siempre será el comisario Poveda), pero el caso es que no lo soy, así que me quedé con las ganas.

Y claro, cumplí con una idea arrojada hace unos cuatro años por Arturo Pérez-Reverte (por cierto, perdón por el plagio en el nombre de la sección de El Maestro …), pero Alfonso no estaba, o, al menos, no lo vimos. Eso sí, la placa sigue ahí, lustrosa. «Aquí vendió tabaco y vio pasar la vida Alfonso, cerillero y anarquista. Sus amigos del café Gijón». Mola que unos amigos te hagan un homenaje así. Otro día cuento el paseo por el Parque del Retiro.


PD: ¿no has conocido lugares en los que te trasladas a otro tiempo? ¿Lugares en los que todo en tu mente aparece más diáfano? ¿Lugares donde los problemas no parecen tales? Y no me refiero a ese lugar en que, hace tiempo, llamé nuestro paraíso particular. Me refiero a sitios en los que estás y todo cambia.
lunes, junio 11, 2007

e.t., el extraterrestre (1982, steven spielberg)

Hubo un tiempo en el que soñé, o tal vez imaginé, que tenía un amigo extraterrestre. No, por aquel entonces no le daba a la bebida. Es más, ni tan siquiera conocía la palabra ansiolítico (bueno, eso creo). A fin de cuentas, … ¿quién no ha soñado alguna vez siendo niño con tener un amigo extraterrestre o volar en bicicleta? Lo de volar en bici, se entiende por causas extranaturales, no porque te pegues un piñazo y desafíes la gravedad un par de metros. No, que si por eso fuera, varias veces lo he hecho, y aún conservo en mi espalda recuerdos de la última vez que lo hice y habrán pasado … unos quince años ya.

Bueno, me estoy desviando un poco. Alguna vez quise ser Elliot. Quise tener un bosque cerca de casa. Quise explorarlo de noche. Y quise encontrarme a una extraña, tímida y sensible criatura que se esconde furtivamente y observa su entorno con dos ojos enormes y aterrados. Quise que no fuera un animal, que no fuera humano. Quise que ese ser extraordinario hubiera llegado, sin duda, de algún lugar exterior y se hubiera perdido en la Tierra. Que fuera inofensivo y tuviera miedo. Quise poder llevármelo a casa. Quise que entre ambos naciera una solidaria relación de amistad que unirá su mente y sentidos más allá de lo físico.

Hace 25 años, quise poder enseñarle también a hablar. Quise que aprendiera a decir, o mejor, poderle escuchar por vez primera pronunciar "Mi casssa, teléfono". Porque hace un cuarto de siglo, tal día como hoy, apareció en nuestras vidas, la inocencia del extraterrestre de piel rugosa y dedo incandescente que insistía en usar el teléfono para llamar a su casa. Hace ese mismo tiempo, lloramos al verle harinoso y lleno de cables sobre la mesa de los especialistas norteamericanos en fenómenos OVNI. Nos enfrentamos a uno de los mayores dramas en el cine desde la muerte de la madre de Bambi, pero afortunadamente también muchos descubrimos en esos minutos terribles que en el cine infantil los buenos raramente mueren.


PD: ¿Tuviste un amigo imaginario? ¿Has soñado con lugares imposibles? ¿Con vidas imaginarias? ¿Con volar? Cuéntamelo. Quizás tú, como yo, espero, algún día conozcamos a Peter Pan.
domingo, junio 10, 2007

la puerta de alcalá (1986, ana belén y victor manuel)

Este fin de semana he estado en la capital del Reino. La verdad, creo que es la segunda vez que he pasado noche allí. Es cierto que, en otras ocasiones, había pasado por ahí y que había hecho, en automóvil, indudablemente, el típico recorrido monumental, pero claro, no es lo mismo que hacerlo a pie. Lo primero que tengo que hacer es felicitar a mi guía. Sin ella, todo hubiera sido distinto. Todo era diferente a través de sus ojos. Todo adquiría una dimensión especial. Y como un fin de semana da para muchas cosas, me temo que habrá que prolongar estas vivencias a lo largo de varias entradas. No quiero dejarme nada. Las cosas que me ocurrieron o, mejor dicho, que se me pasaron por la cabeza durante el trayecto, también las contaré, algunas verdaderamente interesantes (o quizás no).

Debo reconocer que la capital no acaba de ser santo de mi devoción, posiblemente porque soy no la he conocido lo suficiente y, también porque la ciudad condal me tira mucho más. Pero estos días han sido especiales. He podido verla a través de mis ojos y de los de otra persona. He buscado gárgolas (¡tan difíciles de encontrar en mi pueblo). He paseado por calles antiguas, flanqueadas por viejos, que no ruinosos, edificios, en los que se respiraba el paso del tiempo, de la sabiduría adquirida durante siglos. He visitado la Plaza Mayor, el Parque del Retiro, el Palacio Real, ... Conforme empiezo a recordar por dónde he pisado, me vienen múltiples recuerdos y sensaciones, así que me temo, que estas entradas deberán sucederse escalonadamente (para no cansar, digo)

Es obligado reconocer que todo el mundo me ha tratado fenomenal (supongo que mi cara de paleto y mi imaginaria boina calada hasta las cejas, ayudaba). Me tomé un cafelito en el Café Gijón (otro día cuento más cosas), estuve ante la puerta del Ritz, admiré a Cibeles (en otra visita compensaré y saludaré a Neptuno)... Y todo ello, con la inestimable colaboración de mi querida hada madrina. MUCHAS GRACIAS.


PD: ¿Nunca te ha envuelto la sensación de ir descubriendo poco a poco un pueblo, una ciudad, ..? ¿Algo que excede de ti y te hace flotar? ¿Nunca has visto algo conocido de manera diferente cuando lo miras con otra persona y le da un significado distinto?
viernes, junio 08, 2007

el niño enfermo (1886, arturo michelena)

Hoy tengo ganas de jarana. Hace tiempo que no me bato en duelo y ya lo echo de menos. Me lo está pidiendo el cuerpo. Necesito desenvainar a la innombrable (por su ausencia de calificativo, no por otra cosa) y sentir el sonido de su acero cortando el aire. Dicho de otra manera, que tengo que sacar la bilis, que corre el riesgo de apoderarse de mí, y no es plan. El caso es que, no sé porqué, pero me ha venido a la cabeza la imagen de las batitas que dan a los pacientes de las clínicas y hospitales. Y ha sido pensar en eso ... y notar cómo me empezaba a hervir la sangre. Pero no tengo especialmente claro a quién debo de citar detrás de la catedral de mi pueblo. Así que creo que lo haré con todos los implicados directa o indirectamente: desde el diseñador (que lo de éste es para hacerle sufrir) hasta el director de cualquier clínica u hospital que accede a que se realicen semejantes compras. De momento, quienes cortan las telas, cosen, y demás, los dejaremos tranquilos.

¿Existe algo más ridículo que esas batitas? ¿Hay algo que cree mayor indignidad, algo que baje tanto la autoestima de una persona como esos camisoncitos? No conozco a nadie que se encuentre cómodos con ellos. Porque ni tapa, ni deja de tapar. Es decir, te pones una cosa de ésas y te sientes lo peor del mundo. Las piernas no cubre; el culo, lamentablemente, tampoco; se te caen las mangas; ... Y ésa es otra ¿por qué demonios se debe atar por detrás? ¿A quién se le ocurrió la idea de que el mejor cierre que se ha inventado en el mundo son unas cintitas de tela blanca? En una época en la que existen botones, cremalleras, velcro, cordones, ... ¡joé, y hasta imperdibles, si me apuras! Pues no, la solución son dos tiras de tela. Cuando las veo, las batas, digo, tengo la sensación de que me están vistiendo como a una muñequita y eso ... me toca los cojones. Que parece que se ríen de mí (que con ese camisón, yo también lo haría, si lo llevase otro, claro)


PD: ¿Quién inventó la prenda en cuestión? ¿Lo va promulgando por ahí? ¿Lo hizo adrede o fue un momento de inspiración y le salió sin querer? ¿Qué había bebido ese día?
jueves, junio 07, 2007

mi casa es tu casa (2002, miguel álvarez)

No tenía yo idea de este dato. No sé, supongo que, como la mayoría de las personas tenía ideas prefijadas y, claro, cuando vives con ellas, corres el riesgo de andar errado por la vida. Y lo estaba. Pero ahora ya no, que ya me lo sé. Resulta que ni en Serrano en la capital del Reino, ni el Paseo de Gracia en la ciudad condal, ni tan siquiera el Paseo de Miraconcha, allí donde la reina María Cristina pasaba sus vacaciones, ni en la hermosa ciudad en la que lo hacía su hijo Alfonso XIII. No. La calle con la media más alta por metro cuadrado de vivienda de España se encuentra en la antigua Medina Mayurqa. Que siendo un poco malpensado tampoco está mal sacarles los cuartos a los teutones.

Según un estudio, el Paseig d'alt de la Muralla (que viene a ser el Paseo de arriba de la Muralla, lo que me hace pensar que no se mataron al poner el nombre, y, lo que es más preocupante, que existe un Paseo de debajo de la Muralla) en la capital balear, acoge las viviendas más caras del país, con un precio medio de hasta 15.000 euros por metro cuadrado (vamos, dos millones y medio de las pesetas de toda la vida) La ciudad, con una elevada renta per cápita, concentra gran parte del turismo extranjero, siendo uno de los destinos favoritos de los alemanes.

Los precios corresponden a promociones en el casco antiguo, edificios rehabilitados y con amplias vistas al mar y el puerto. Las vistas al mar son un factor decisivo en los precios. Ahí es nada. Por diez millones de reales de vellón te dan un metro cuadrado en el casco antiguo, eso sí, puedes ver el mar y/o el puerto. Acojonante. En fin.

Supongo que todo esto lo comento por pura envidia. Envidia por no tener quince mil euros para comprar un metro cuadrado de piso en la capital de una isla. Envidia porque desde mi ventana no veo el mar. Envidia porque hay quien no sufre una hipoteca, ni tiene que arreglárselas para llegar a fin de mes, …. Bueno, también se puede sustituir envidia por mala leche. Y tampoco cambiaría tanto el cuento.


PD: ¿Cómo es tu lugar ideal para vivir? ¿Cómo lo decorarías? ¿Dónde sería? El mío, sería aquel lugar en el que pudiese recibir las visitas de las personas que quiero y que me quieren. Lo imagino con mucha luz y siempre con amigos. Soy un romántico, me temo.
miércoles, junio 06, 2007

serie niños llorones (sin fecha, bruno amadio "bragolin")

Odio a los hijos de mis amigos. A mis amigos no, bueno, de momento no, pero todo se andará. Lo mismo me encabrono con ellos y también, pero aún no ha llegado el caso. Pero a sus hijos … Esos infantes me traen por la calle de la amargura. Voy paseando, o me dirijo a algún lugar a hacer una gestión, o un recado, o lo que sea, y me encuentro con sus padres. Les saludo amigablemente e, incluso, con afecto, dado que son personas a las que aprecio y quiero. Y una vez hecho esto, me dirijo hacia las criaturas, con la mejor de mis sonrisas, lleno de buenas intenciones. Ellos se encuentran en el carrito o la silleta. Cuando estoy junto a ellos … empieza mi pesadilla. Su labio inferior comienza a temblar. Sus ojos a entornarse. Me temo lo peor. Y lo peor sucede.

En ese mismo momento, el vástago de mis amistades destapa la caja de Pandora (mira tú que hacerse famosa ésta sólo por tener una caja …) y dada la facilidad que se tiene en ciertas edades para fabricar lágrimas, arroja la producción de, cuando menos varios meses, si no años, dando a entender que no sólo no le agrado, sino que además, soy lo peor que le ha ocurrido en su corta existencia. Y claro, llega a un punto en que debo hacer unas ciertas matizaciones, aunque sea sólo por justificarme.

Vamos a ver, chavalote (o chavalota). En el tema de la belleza física no entro porque es cosa de la genética de mis padres. Dudo que yo vaya a ser lo más feo que veas en tu vida. Pero si me lloras por la barba …. Ahí sí que no te lo voy a permitir. Si tu querido padre (y a pesar de ello, mi amigo) decide perder tiempo cada mañana en afeitarse, pues muy bien para él, pero yo no. Te contaré que grandes personajes de la Historia han llevado barba. Por ejemplo, dos de los tres Magos de Oriente (llorarás al ver al tercero, pero no a los de las barbas)


PD: ¿Recuerdas tu peor momento de la infancia? ¿Aquello que te hizo llorar desconsoladamente? ¿Fue tan grave?
martes, junio 05, 2007

los títeres de maese villarejo (2003, guillermo gil)

Si hablo de don Juan Antonio Díaz Gómez de la Serna (se ha ganado a pulso que el don vaya por delante) o de su esposa doña Pepita Quintero Ramos (otra a la que le ocurre lo mismo), quizás nadie les reconozca. Y es una lástima. Pero la cosa cambia si a quien me refiero es a Maese Villarejo. Probablemente una sonrisa aparezca en nuestra cara. Tal vez, nuestros ojos adquieran un brillo particular. Casi seguro, todo ello se verá acompañado por los recuerdos de la infancia, sentados en el suelo, con la boca abierta, absortos observando el teatrillo. Y desde luego, aparecerán en nuestra memoria los nombres de Gorgorito, la princesa Rosalinda, la bruja Ciriaca y el ogro Dientes Largos.

Aunque a mi pueblo también han venido en las fiestas patronales, mis recuerdos se concentran en el pueblo que es más pueblo que mi pueblo. Allí, sentado en el suelo, rodeado de otros niños con los que te disputabas un palmo de asfalto en la plaza, mientras sonaba la musiquilla preludio de la función, esperando a que ésta comenzase. Y empieza. Gritos avisando a Gorgorito de la presencia de la bruja o del Ogro. Explicándole por dónde habían huido. Advirtiéndole que no bebiese esto o aquello…. Recuerdos. Mis recuerdos.

En el fondo, Gorgorito es un niño héroe. Una mezcla entre Tarzán y Robin Hood, que utiliza los gritos de guerra del hombre de la selva, defiende a los buenos en contra de los malos, e imparte justicia a su manera. Pero también es algo más. Es el espíritu que encandila a los niños y cautiva a los mayores, porque a ellos les gustó cuando eran niños y lo siguen recordando, y traen hoy a sus hijos y nietos para que disfruten de las aventuras, como lo hicieron ellos.

Maese Villarejo ya no está. Doña Josefa, poco a poco, se va desvinculando. Por suerte, ambos tuvieron a Juan y Mónica. Y éstos siguen con el trabajo que comenzaron sus padres: hacernos felices a niños y mayores durante un ratito. Pequeñas gotitas de felicidad en nuestras vidas. Y al final de cada función no dudaremos en cantar con los muñecos eso de “Té, chocolate y café”. Curioso que unas marionetas, unos títeres, puedan hacernos tan felices. Gracias. MUCHAS GRACIAS.


PD: ¿Recuerdas aquellas cosas que de niño te hacían feliz? ¿Y las revives si tienes oportunidad? ¿Por qué será que me gusta hacerlo, pero pensarlo me produce melancolía?
lunes, junio 04, 2007

deseo (2004, jorge drexler)

Deseo. Un sentimiento no satisfecho postergado de manera voluntaria o involuntaria. ¿Lo has sentido alguna vez? ¿Te ha ocurrido alguna vez que ese sentimiento se apodera de ti? ¿Que no ansias otra cosa que saber de esa persona, de vivir esa experiencia, de alcanzar ese anhelo? ¿No te ha pasado que los minutos transcurren con lentitud? ¿Ese teléfono que no suena? Deseo. Esa sensación que hace que todo tu pequeño universo cotidiano gire en torno a enjugar esa pasión sin límites. A alcanzar ese objeto, esa situación, esa persona que culmina con todas tus esperanzas, fantasías, ideales … Deseo.

Esa comezón que nos convierte en vulnerables, que dejamos de ser inmortales, que nos hace humanos. Ese soplo que nos mueve, esa motivación interna que nos permite seguir viviendo, luchando, imaginando, …. Deseo. Esa inspiración que nos hace correr riesgos y darnos cuenta que, por esos momentos, la vida merece la pena. Esa fuerza motriz que nos empuja a seguir actuando. Ese impulso que motiva todas nuestras actividades. Aquello que debería obedecer a la razón y, sin embargo, en raras ocasiones lo hace. Deseo.

No me refiero a lo que nos ofrecería por partida triple un genio dentro de una lámpara, no. Eso es sólo el objeto de nuestro deseo. Es el ansia misma. Quizás porque sólo lo que conocemos, es lo que podemos desear. Lo que anhelamos alcanzar, obtener, conseguir. Es la angustia que, en ocasiones, nos envuelve, antes de saber si lograremos o no nuestro objetivo, nuestra meta. Eso que nos hace sufrir si no lo tenemos. Eso que nos hace soñar, suspirar, vivir. Eso que nos da fuerza para luchar, para enfrentarnos a los problemas. Deseo.

Tal vez, hoy con mis palabras no consigo transmitir lo que bulle en mi cabeza. Las ideas que se agolpan en la misma buscando una fisura para salir. Espero que sepas comprenderlo. Que seas capaz de entender lo que quiero contar. Lo deseo. Y mientras se cumple o no, una sed irá creciendo en mí hasta saber si he logrado lo que me propuse al empezar.


PD: ¿Cuáles son tus anhelos? ¿Y los pasados? ¿Los alcanzaste? ¿Por qué nos mueve el deseo?
domingo, junio 03, 2007

fiesta (1926, ernest hemingway)

No sé si fue ayer o tal vez, hace un par de días, pero el caso s que en mi pueblo han empezado a colocar parte del vallado. Sí, has leído bien del vallado. Y, quizás, te preguntes ¿para qué necesitáis eso en tu pueblo? Muy fácil, resulta que aquí tenemos una costumbre inmemorial (bueno, quizás no tanto, pero sí que es antigua) en la que ponemos toros en la calle para que corran delante de todo aquél que se atreva (y que se encuentre en unas condiciones mínimas) ¡Y cuidado! ¡Que además es GRATIS! En mi pueblo somos así. Total, que con algo más de un mes de antelación aquí empieza a respirarse algo de fiesta. Los escaparates comienzan a engalanarse con blanco y rojo (otro día explico el motivo)

Empiezo a irme una vez más por los cerros de Úbeda (que no se sabe muy bien por dónde están, pero se supone que cerca de Úbeda. El único problema es que esta localidad está en un llano, pero por lo demás...) Pues bien, debo reconocer que yo he sido uno de esos inconscientes que ha saltado al recorrido del encierro (¡qué nombre tan apropiado!) y ha corrido delante de los astados, con la consiguiente incertidumbre de mi señora madre, hasta que finalizada mi participación, acudía a una cabina de teléfonos (por cierto, esto me hace pensar en una futura entrada) y en ella le comunicaba mi participación y mi integridad física. No soy capaz de describir el cúmulo de sensaciones, de sentimientos, de ideas que se agolpan en mi cabeza, que se suceden entre mi pecho y espalda, durante los instantes previos a que un cohete salga disparado y suene en el aire avisando que todo empieza. No sé, es algo que deseas volver a repetir, al mismo tiempo que crees que no deberías volver a hacerlo. Extraña situación. ¿Soy capaz de explicarme?

La verdad, es que creo que aún no he dicho mi última palabra. Vamos, que aún me faltan dos o tres encierros para terminar. Desconozco si los haré o no, pero es algo que me apetece volver a repetir. Recuperar esas sensaciones. Vivir de nuevo esas experiencias.


PD: ¿Por qué sentimos una cierta atracción hacia el riesgo? ¿Por qué el peligro no nos parece, en ocasiones, tan grave? ¿Qué te gustaría hacer que te parece peligroso?
sábado, junio 02, 2007

la caza (1965, carlos saura)

Nueva noticia de esas que no dejan de asombrarme. Hay veces que pienso que mi vida es triste, gris y aburrida, en general. Pero claro, cuando veo lo que les ocurre a otras personas, es entonces, el momento en que tengo la certeza de que es así. Que, tal vez, a mí nunca me ocurran este tipo de cosas. Todo esto viene al hilo de que acabo de leer (y no salgo de mi asombro) que un chico de once años, de Alabama (que es un estado norteamericano), asegura haber cazado a 'Fred', un gigantesco jabalí de 475 kilos. Y eso me hace creer que a mí nunca me ocurrirá. Desde luego que cuando tuve su edad nunca cacé un jabalí (ni grande ni pequeño) y, estoy casi convencido, que tampoco lo haré en un futuro. No sé pero creo que identifico yo a estos animalitos con Obélix, y no está bien eso de quitarle la comida a las leyendas de los tebeos.

La verdad es que esta historia raya el absurdo, tanto, que ni a mí se me hubiera ocurrido escribirla ( y eso que hay ocasiones en que se me ocurren cosas totalmente absurdas y disparatadas). Pues bien, el animal había sido vendido a una Plantación sólo cuatro días antes de ser abatido, según comentó el antiguo propietario del animal. Resulta que este caballero compró al animal, de seis años, en diciembre de 2004 como regalo de Navidad para su esposa (¿quién no ha deseado alguna vez regalarle un jabalí a su mujer en navidades?), y que decidieron venderlo al ser ya imposible alimentarlo debido a su enorme tamaño (pequeñísimo problema de logística no previsto).

Total, que tras tres horas de dura lucha, el chaval y su padre abatieron a la enorme criatura. El padre del chico aseguró que creía que 'Fred' era "salvaje" y no imaginaba que fuera criado en una granja (para ser sincero, deberían llevar un cartel los jabalíes domésticos anunciando su condición). "Fue un gran animal" fueron las palabras del antiguo propietario al enterarse del fatal desenlace. Vivir para ver.


PD: ¿A todos nos ocurren cosas extrañas? ¿Y nos pasan cuando estamos solos o con más gente? ¿Tenemos un don para que nos ocurran esas cosas? ¿Por qué la gente, sin pedírselo viene y me cuenta su vida?
viernes, junio 01, 2007

sgt. pepper's lonely hearts club band (1967, the beatles)

Imagina que existió un grupo de música. Imagina que fueron muy conocidos. Imagina que lo componían Juan, Pablo, Jorge y Richi. Créete que se llamaban "Los Escarabejos". Y créete que tal día como hoy hace cuarenta años, publicaron un disco que cambió el mundo. Imagínate que el título era "La Banda del Club de los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta". Así, con dos cojones. Que no sea por título. Y ya puestos a imaginar, hazlo y piensa que era de Salamanca, Guadalajara o Albacete. ¿Lo imaginas? Y, por último imagina canciones como “Lucía en el cielo con diamantes”, “Adorable Rita”, “Cuando tenga sesenta y cuatro” o “Buenos días, buenos días”. Y piensa que, en sólo un mes, despachasen en el Reino más de medio millón de copias, y en EE UU fueran dos millones y medio en tres meses. Imagina, por un casual, que, a día de hoy, el álbum lo hubieran comprado 11,7 millones de personas.

Imagina que las canciones se suceden sin silencio entre ellas. Que la portada se convierte en uno de los grandes iconos gráficos del pasado siglo. Que los miembros del grupo posaban con personajes célebres. Que Marilyn Monroe, Sigmund Freud, Bob Dylan, Albert Einstein, Marlon Brando, Cassius Clay o Shirley Temple protagonizan la original cubierta. Imagina, además, que la banda no dudó en emplear elementos tan dispares como voces de animales, grabaciones al revés y todo tipo de efectos sonoros para dotar al disco de su inimitable sonido de influencias psicodélicas. ¿Eres capaz de imaginarlo? ¿Sí? Bien, haz un último esfuerzo e imagina que ocurrió hace cuarenta años. Tal día como hoy.

Lo siento, pero te he mentido. Te he creado un engaño. Porque todo lo que has imaginado es falso. Todo ha sido producto de mi imaginación. Una burda ilusión. Porque resulta que todo eso pasó de verdad, sí. Pero no eran habitantes del Reino. Eran de la Pérfida Albión. Se llamaban John, Paul, George y Ringo. Pero lo bueno es, también, que de verdad sucedió.


PD: ¿Cuál es el hecho histórico que has vivido que más te ha gustado? Ampliemos el margen, ¿qué es lo que más te ha impresionado de toda tu vida?
| Top ↑ |