martes, junio 12, 2007

madrid, madrid (1989, hombres g)

Vamos a seguir hablando de la capital del Reino. Bueno, mejor, de lo que he experimentado ahí. Han sido muchas sensaciones. Todas agradabilísimas. Muchas de ellas con las personas. Otras con los lugares. Ha habido un par de situaciones que las recuerdo con mucho cariño, posiblemente por el misticismo con el que yo mismo, había envuelto a ambos sitios. No sé. Quizás no sean nada del otro mundo. No sé. Quizás sí lo sean. No sé. Tal vez, lo son sólo para mí. Las relataré en orden cronológico, aunque, me gustaría más hacerlo al revés, pero bueno, así no me pierdo para en las ideas en próximas entradas.

Tuve la oportunidad de tomarme un cafelito en el Café Gijón, lugar emblemático y, durante muchos años, punto de reunión de literatos, artistas del celuloide, pintores, … Y estando allí, pude embeberme de la atmósfera que se puede allí respira. Incluso, ganas daban de sacar la libreta y comenzar a apuntar el torrente de ideas que ibas pasando por mi imaginación. De todas ellas, hubo una hasta brillante y todo. Ya tengo nombre para el asesino de los azucarillos, pero ésa ya es otra historia. Reconozco que soy poco mitómano, si no lo llego a ser, quizás me hubiese acercado a la mesa de al lado y pedido un autógrafo a don Manuel Alexandre (de quien ya hablé una vez), a Álvaro de Luna (con quien creí tener un duelo de miradas, que al final resolvió dejando de mirarme y pidiendo un cortado y un vaso de agua) y a José Manuel Cervino (para mí siempre será el comisario Poveda), pero el caso es que no lo soy, así que me quedé con las ganas.

Y claro, cumplí con una idea arrojada hace unos cuatro años por Arturo Pérez-Reverte (por cierto, perdón por el plagio en el nombre de la sección de El Maestro …), pero Alfonso no estaba, o, al menos, no lo vimos. Eso sí, la placa sigue ahí, lustrosa. «Aquí vendió tabaco y vio pasar la vida Alfonso, cerillero y anarquista. Sus amigos del café Gijón». Mola que unos amigos te hagan un homenaje así. Otro día cuento el paseo por el Parque del Retiro.


PD: ¿no has conocido lugares en los que te trasladas a otro tiempo? ¿Lugares en los que todo en tu mente aparece más diáfano? ¿Lugares donde los problemas no parecen tales? Y no me refiero a ese lugar en que, hace tiempo, llamé nuestro paraíso particular. Me refiero a sitios en los que estás y todo cambia.

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