sábado, marzo 31, 2007

crimen ferpecto (2004, álex de la iglesia)

Jessica Fletcher es gafe. Así, sin preámbulos. Sin más. No hay otra explicación. Imagina que estás en la cola de la carnicería, por poner un ejemplo, y mientras esperas, se te acerca una ancianita viuda, sonriendo, con la permanente recién hecha y una sonrisa encantadora. Tú caes en la trampa y entablas conversación con ella. Ahí acabas de complicarte la vida. Existen dos posibilidades, o bien te matan (pero tranqui, que ella resolverá cómo, quién, cuándo y por qué), o por el contrario es posible que te acusen a ti de un crimen. No hay más posibilidades. Es el premio por caerle bien. ¿A qué mola?

El crimen parece que persigue a la señora Fletcher. Allá donde va ella, se comenten asesinatos misteriosos, que nadie sabe resolver. Sin embargo, esta curiosa escritora de novelas de crimen y misterio, acaba resolviendo todas las incógnitas y los misterios aparejados a los crímenes. Con aire inocente y con mucha discreción, Jessica sigue las pistas que van dejando los sospechosos hasta llegar a una conclusión, que le permite averiguar quién es el asesino. Y no importa quién está a su lado. ¿Cuántas veces han arrestado a su queridísimo sobrino Grady? Y es de su familia, así que ... ¿qué no pasará con gente que sólo ha tenido un mínimo contacto con ella?

Y al final de cada capítulo, el asesino va y confiesa ante el acoso psicológico de la Fletcher. ¡Buena es ella! Me recuerda un poco al Gila contando la historia de su vida y que cómo no podían atrapar a Jack “El Destripador”, se fue a la misma pensión que él y como no le gustaba la violencia le atrapó con indirectas y cada vez que se cruzaban por el pasillo le decía “alguien a matado a alguieeeen” o “alguien es un asesinooooooooo”, hasta que no pudo más y se entregó. Bueno pues lo la señora ésta es parecido.


PD: ¿Alguna vez nos ha pasado que siempre se nos repiten el mismo tipo de situaciones? ¿O estando con alguien siempre ocurre algo parecido? Yo, si me encuentro con la Fletcher, vamos, confieso que maté hasta a Manolete. Total, me van a meter en el trullo igual.
viernes, marzo 30, 2007

tranqui tronqui (1996, segio makaroff)

Hay cosas que caen por su propio peso. Desde luego que ... Luego dirá que si el absurdo de Valle-Inclán o el de, por ejemplo, Faemino y Cansado (que por cierto, me parto la caja con ellos). Incluso podíamos hablar de situaciones extrañas que plantea Miguel Mihura en "Tres sombreros de copa", o de los hermanos Marx, o .... no sé, de mil y una situaciones que podamos imaginar que rocen el ridículo y que no voy a contar, porque me parece que me estoy poniendo bastante pedante. Pero ¡oh, sorpresa! la realidad supera siempre a la ficción (aunque no sé si esto debiera de ser así). Y ojeando (y hojeando, al mismo tiempo) un periódico gratuito de los que reparten en la calle, lo he visto.

Dice el titular: "Un chico de 16 años atrapa a un ladrón de bicicletas que huía desnudo". Y ya para empezar lo flipas. Con ese inicio, no queda más remedio que seguir leyendo. El asunto fue, más o menos, así. Imagina que llegas al supermercado a comprar cuatro tonterías (digo esto, porque en la bici poco más vas a poder llevar) y la aparcas fuera. Llega alguien y al ver a la pobre bicicleta ahí solita, sin compañía, sin el dueño al lado, piensa, yo te haré compañía y se monta y se va con ella. Resulta que te das cuenta y sigues corriendo detrás de él, que, en el fondo, la bicicleta es tuya, y supongo que gritas que lo detengan o algo así (por cierto, qué complicado es correr y gritar al mismo tiempo, acabas muy sofocado, por no decir jodido). Total que el tío se da cuenta y piensa, ¿qué puedo hacer para que no me reconozca?, ¡ya está!. Y no tiene mejor idea que meterse en un parque, desvestirse y seguir huyendo pedaleando totalmente desnudo, para que no le reconozcan (¿a qué parece totalmente lógico?). Luego, ya, lo normal, un chaval de dieciséis años lo para, llega la policía y te devuelven la bici.

Lo que no dicen, y es lo verdaderamente importante del tema, es la hora en que ocurrió. Porque … ¿qué hace un chaval de dieciséis años en un parque? ¿no tenía clase? Dado que no se juega en la calle, … ¿estaba de botellón? ¿acaso fumaba (lo que sea, que a esa edad no se puede, ni se debe)?


PD: ¿No nos hemos encontrado situaciones absurdas nosotros? ¿De cuántas hemos sido protagonistas? Yo de bastantes, la verdad. ¿Nos arrepentimos de haberlas vivido en primera persona?
jueves, marzo 29, 2007

cómo perder una guerra (y por qué) (2005, shimon tzabar )

Me voy a poner algo paranoico hoy. No sé, me apetece, por cambiar de registro. El caso es que estoy preocupado, y el tema parece serio. Al principio no le di demasiada importancia, es más, me parecía algo normal. Con el tiempo he ido dándole vueltas al tema y estoy ciertamente preocupado. Estamos siendo permanentemente vigilados. No, no me refiero a los satélites, cámaras de seguridad, radares, .... No, somos espiados por objetos inanimados que pretenden controlar el mundo (esto último aún no he podido corroborarlo) o algo así. Sé que resulta algo incongruente afirmar que somos investigados por cosas que no se pueden mover, pero es la dura realidad. Porque, como dijo el filósofo, y sin embargo se mueve (bueno, vale, Galileo era físico y astrónomo).

Empezaron como avanzadilla los calcetines. Sí, la idea es que desaparecen en lavadora, pero en realidad, se escapan, de uno en uno (si lo hicieran todos a la vez, ya habríamos sospechado) cuando sacamos la ropa ya limpia. Se van escabullendo, poco a poco, hacia la puerta de salida, y en una distracción nuestra consiguen llegar a las escaleras y de ahí a la calle. ¿Nadie se ha dado cuenta que ocurre los mismo con los guantes de lana? ¿Cuántos nos hemos visto en las aceras? No le hemos dado importancia, pero son los agentes de contacto de los calcetines en la calle y quienes los conducen a un lugar seguro. No lo tengo demasiado claro, pero creo que se esconden en las alcantarillas (¿o no hay siempre un guante junto a una tapa en la acera?

Pero la ofensiva, me parece que está pasando a mayores. Al mismo tiempo que los guantes y calcetines, empezó la misma situación con los paraguas. Éstos, directamente, se mueven del lugar en que los hemos dejado, de modo, que cuando nos vamos y nos los vemos, simplemente, pensamos que no lo habíamos traído. Y ellos escapan. Luego siguieron los mecheros. Disimuladamente como quien no quiere la cosa, empiezan a rodar, de manera distraída, por la mesa, la barra del bar, .... y huyen también. Pero lo que más me está preocupando es ..... ¡¡¡Están desapareciendo cuberterías!!! En serio, primero un tenedor, luego una cucharilla de postre, .... Y así hasta que se fuguen todos. ¿O esas cosas sólo pasan en mi casa? Porque, cuidadosos somos y no los tiramos al cubo de la basura. Una vez (mejor no preguntar) perdí un cazo de servir potajes, ¿se habrá convertido en el Capitán General de los cubiertos?


PD: ¿Cuántas veces perdemos las cosas por el simple hecho de no poner atención en dónde las dejamos? ¿Somos torpes o despistados? ¿A qué huelen las cosas que no huelen?
miércoles, marzo 28, 2007

en el café la mie (1891, toulouse lautrec)

¿Dónde cojones tomará zapatero el café? En serio, por curiosidad, que me dejo una pasta en cafés a lo largo del día, y con lo baratito que le sale a él, podría empezar a ahorrar para comprarme un chaletito en la costa con playa privada y toda la órdiga (exclamación ésta muy de pueblo y que me encanta utilizar en determinadas ocasiones). El caso es que anoche el Presidente del Gobierno del Reino, fue a un programa de televisión (infeliz, él, no el programa) donde cien súbditos le realizaron unas cuantas preguntas y quizás pensaba que podría contestarlas hablando de macroeconomía, de talante y esas cosas que dice continuamente, pero que yo, personalmente no le entiendo. Pero, hete aquí (otra expresión que mola) que llega uno de mi pueblo y le pregunta .... "¿Cuánto vale un café en la calle? ¿Sabe usted contestarme?". Y el "presi", sabedor de lo que ocurre en la calle, le contesta que sí, que "ochenta céntimos aproximadamente". ¡¡¡Óle (con acento en la ó) con dos cojones!!!

Repito, que alguien me diga dónde los pide para ir yo también. No vale que sea en la cafetería del Congreso, que no me dejan entrar (no, no estoy perseguido por la fuerzas de seguridad, es que como no soy diputado, pues no tengo demasiado claro que pueda entrar a tomarme un cafelito ahí). Así que ochenta céntimos. Bueno, teniendo en cuenta que a mí me cuestan entre un euro y uno con veinte céntimos, tomándolos en el mismo sitio que él, ahorraría entre veinte y cuarenta céntimos, por cinco cafés diarios (¿he comentado alguna vez que soy cafeinómano?), por .... Vamos, una pasta y tendría la entrada para el chaletito.

En el fondo le entiendo, ¿cuánta gente le rodea en su quehacer diario? ¿Cuántas personas le invitan a algo (lo que sea, un café, un bollo, un zumo, un fin de semana,…)? Pues eso, que rodeado de tanta gente y servicio de seguridad y demás, fijo que no lleva ni monedas en los bolsillos, si acaso, algún billete, pero creo que ni eso. Además ¿alguien le ha visto entrar alguna vez a tomarse un café en algún sitio? Desde que es Presidente, digo. Lo dicho. Ni puñetera idea de lo que cuesta un café. ¿O tal vez le cuesta ochenta céntimos porque lo pide corto de café?


PD: ¿Realmente sabemos nosotros todo lo que ocurre en la calle? ¿O por vivir en ella y no en un palacio de cristal, creemos que lo sabemos? Ejemplo: ¿cuántos tipos diferentes de pan venden en una panadería normal? En la que yo compro muchos, pero no me sé casi ningún nombre. Voy a piñón fijo: “Una barra de pan, por favor”.
martes, marzo 27, 2007

historia de una escalera (1949, antonio buero vallejo)

Me he dado cuenta de algo, cuando menos, curioso. No sé si es importante o no, pero creo que necesita cierta reflexión. Vivo en un cuarto piso, eso supone que necesito (bueno, no es obligatorio, pero resulta interesante hacerlo) coger el ascensor para entrar en casa y para salir a la calle. Como paso mucho tiempo solo (o eso, o soy un poco friki, que también puede ser) me he parado a pensar en ello, y las conclusiones a las que he llegado son, cuando menos, interesantes (o quizás no, pero son conclusiones). Veamos si soy capaz de explicarlo fácilmente. Partamos de la idea inicial de que yo utilizo dos ascensores, uno en casa, y otro en el trabajo.

Necesariamente no han de tener la misma velocidad (aunque eso me hace preguntarme si hay un límite de velocidad máxima o mínima en un ascensor) pero me he preocupado de cronometrar el tiempo que empleo en cada uno de ellos. Entre que se abren y se cierran las puertas y realiza el trayecto, el ascensor de casa emplea veinticinco segundos; en el trabajo (que está en una sexta planta) treinta. Partiendo de la idea que el de mi edificio lo utilizo (sólo contabilizo de lunes a viernes) una media de seis veces diarias y unas ocho el del despacho (todo esto, digamos es lo normal, que si luego se me olvida y algo y vuelvo a subir, que si tengo que ir a comprar otra cosa y vuelvo a utilizarlo, ...) supone que cada día paso ¡¡¡siete minutos!!! dentro de un ascensor. No está mal, ¿no?

Y todo ello, suponiendo que nunca lo tengo que esperar, que no me detengo en pisos intermedios para que se apee o suba gente en él, que nunca me suban cuando quiero bajar, …. Vamos, teniendo en cuenta sólo condiciones óptimas de utilización. Sino, la cifra se dispararía quizás hasta los diez minutos diarios. Ya me parecía a mí, que me estaba volviendo algo claustrofóbico.


PD: ¿Y con la cantidad de tiempo que paso en un ascensor, mis conversaciones más inteligentes son sólo sobre el tiempo? ¿En que más cosas perdemos el tiempo sin darnos cuenta y las aceptamos como normales?
lunes, marzo 26, 2007

lección de anatomía del doctor nicolaes tulp (1632, rembrandt harmenszoon van rijn)

No tiene nada que ver con lo de ayer, ni tan siquiera lo planteé (aunque quizás debería de haberlo hecho), el caso es que yo estudié EGB, BUP y COU (que no está ni bien ni mal, es lo que había) y aún así, considero que recibí una buena educación, no me quejo de ella, pero hay ciertos aspectos de ella que tengo que comentar y qué mejor manera de hacerlo que desenvainando a la que no tiene nombre y que no existe. Porque .... vamos a ver, ¿cuántas de las cosas aprendidas en el colegio o en la escuela nos sirven en la vida real? ¿Muchas, algunas, pocas? No sé, pero a mí hay unas cuantas que no me han valido mucho, la verdad.

Empecemos por las raíces cuadradas. Mira que costaba al principio hacerlas, especialmente cuando tenían decimales (algunas veces yo me liaba, oiga) pero .... por increíble que pueda parecer, no he tenido que realizar ninguna raíz cuadrada en mi vida personal fuera del colegio. Sí, sé que es algo inverosímil, pero es cierto, es más, tampoco me he cruzado con ninguna por la calle, ni he conocido a quien las haga habitualmente (ni ocasionalmente, tampoco). Otro tanto me ha ocurrido con los conjuntos vacíos, que tampoco los he utilizado. Bueno, cosas que pasan, quizás haya más gente en el mundo a quien le ocurra lo contrario.

¿Y los comentarios de texto? ¿Alguien se dedica a hacer comentarios de texto profesionalmente? Conozco ingenieros, abogados, maestros, médicos, peluqueras, camareras, .... joé, pero a nadie que me diga “yo soy comentador de textos”. ¡Pero mira que les metimos horas! O, por ejemplo no tengo muy claro que haya tenido demasiada utilidad conocer que a Fabila (o Favila, que de las dos maneras lo he leído) le matase un oso. O que Boabdil fue humillado por su propia madre y lloró como mujer lo que no había sabido defender como hombre (compadezco al pobre Boabdil, todo el día luchando contra los cristianos y llegas a casa y tu madre a tocar las narices). Para otro día, más cosas que aprendí y no le veo yo una utilidad total.


PD: ¿Realmente todo lo que aprendimos nos sirvió o algunos conceptos, con el paso del tiempo, parecen haber estado para rellenar páginas en los libros de texto? ¿O soy sólo yo el que lo ve así?
domingo, marzo 25, 2007

marta, sebas, guille y los demás (2005, amaral)

Hoy sí tengo historia para contar. Anoche tuve una cena, pero no fue una cena cualquiera. Nos volvimos a juntar ¡¡¡quince años después!!! los compañeros de clase de COU. Aseguré que dedicaría una entrada a esta situación (aunque no les di la dirección del blog, soy así). La noche resultó fantástica. Y sirvan estas palabras de agradecimiento a quienes la hicieron posible, incluyendo los pequeños problemillas que se generaron a última hora, pero que con su buen saber y hacer, supieron llevar toda situación a buen puerto. Gracias. Me lo pasé genial, y sé que no fui el único.

La verdad es que no sé si hemos cambiado mucho o no. Para mí todos seguimos siendo iguales, las mismas caras, los mismos gestos, idénticas miradas. Es cierto que todos hemos visto el paso del tiempo por nuestra fisonomía, pero en el fondo seguimos siendo los mismos. Y me gusta que, de momento, hayamos sido capaces de esquivar al implacable cronómetro de nuestras vidas. Algunos han engordado un poco, en otros el pelo comienza a escasear, los hay que empiezan a tener canas, ....... ¿Y yo? Bueno, que decidan los demás si he cambiado o no, pero lo cierto es que quince años atrás no tenía barba.

Recuerdos, anécdotas, antiguas situaciones que creíamos olvidadas en lo más profundo de nuestra memoria, afloraban salpicadas por risas, homenajes a los ausentes, docentes y alumnos ellos, y por una camaradería, que, a pesar de los años, aún conservamos. Las vidas nos han cambiado, unos casados, con hijos, todos trabajadores, los hubo, que recorrieron cientos de kilómetros para poder acudir a esta noche mágica, alguno incluso tuvo que atravesar un mar. Todo merecía la pena por juntarnos de nuevo. No estuvimos todos, cierto, pero seguro que la próxima (espero que esto se repita) seremos más. Fue divertido vernos y saludarnos. Y pensar que vivimos casi todos en el mismo pueblo y casi no nos veamos .......


PD: ¿Alguna vez nos hemos preguntado qué fue de aquél chico o de aquella chica con quien dejamos de relacionarnos? ¿Una antigua amistad, un viejo amor, algún vecino, aquél camarero que tan gentilmente nos servía el café? ¿Dónde estarán? ¿Qué será de ellos?
sábado, marzo 24, 2007

polifemo (1966, salvador dalí)

Pensaba que no tenía de qué escribir hoy, que no existía nada nuevo para contar, que se me habían acabado las ideas y que ni tan siquiera iba a poder inventarme algo para rellenar el espacio de hoy. Pero, sin darme cuenta, de manera distraída, ha ido configurándose una imagen en mi mente. Al principio, difuminada, luego, poco a poco, más nítida, hasta que la he visto completamente y, entonces, se me ha iluminado esa bombillita necesaria para poder plasmar en palabras lo que quiero, lo que siento, lo que deseo. Y la imagen que veía eran unos ojos. Normales. Ni marrones, ni claros, ni verdes, ni oscuros, ni azules. Unos ojos. Pero lo verdaderamente importante era, que se trataba de una mirada.

Y de eso quiero hablar. De miradas. De esas miradas desafiantes, de las otras que imploran piedad, de aquéllas que transmiten paz y sosiego, de las miradas llorosas, de ésas que ríen, de las que te acompañan. Miradas. Las inocentes de los niños, las sabias de los ancianos, las cansadas de los que leen, las dormidas de los que no duermen. Miradas. Pacientes, comprensivas, arrogantes, misteriosas, ilusionadas. Miradas que dicen más de lo que aparentan, mucho más. Ésas que transmiten fuerza, debilidad, desasosiego, preocupación, cansancio.

Quiero hablar de miradas. De todas y de ninguna. De tu mirada y de la mía. De las cómplices, de las que ocultan secretos, de las que manifiestan verdad, de las que mienten, de unas que sueñan, de otras que te atraviesan, de las que son claras y limpias, de las que no lo son. Quiero hablar de miradas. De aquéllas distraídas, de las que miran y no ven, de ésas que observan y no pierden detalle, de las que se entornan, de éstas que escudriñan el horizonte, que se muestran ansiosas. Quiero hablar de miradas. Y no sé qué decir. Hay tantas y tan diferentes. ¿Cómo poder decidirme por una y obviar al resto? No lo sé, quizás otro día me decida.


PD: ¿Por qué nos fijamos en otras partes del cuerpo y dejamos de ver los ojos? ¿Acaso hay algo más importante? ¿Nos hemos dado cuenta de la cantidad de cosas que transmite una mirada? Lo reconozco, cuando miro a alguien (y lo hago más de lo que debería) me fijo en los ojos y, por supuesto, en las manos. Me cuentan tantas cosas de esa persona ............
viernes, marzo 23, 2007

alegría de vivir (2000, la barbería del sur)

Aprovechando el hecho de que me he dejado crecer el pelo un poco más de lo habitual, quiero hablar de las peluquerías, bueno, concretamente de las barberías, porque yo, cuando voy a cortarme el pelo, voy a lo que, hace años, fue una barbería. Me gusta ir a ese sitio. Desconozco el motivo, pero me gusta. Conserva los aromas de antaño, quizás sean esos olores a linimento, a loción de después del afeitado, o tal vez, sea la decoración con esos grandes espejos, unos frente a las sillas y otro en la pared opuesta, colgado éste de manera oblicua, con la parte superior más separada de la pared que la inferior. Acaso sea, ¿por qué no? porque todo guarda un cierto recuerdo a hace tiempo, a cuando la vida pasaba más despacio, a cuando no había prisa por hacer las cosas ni por llegar a los sitios, a cuando ....

A todo eso ayudan los dueños. Dos caballeros de los de antes. Educados, cordiales, serios en su trabajo, agradables en el trato. Ambos peinan canas, visten el mismo batín de peluquero, de barbero mejor dicho, y dominan las artes propias de la profesión. Del mismo modo que se desenvuelven con las tijeras, lo hacen con la navaja o con la maquinilla eléctrica. Tienen la voz dulce, aunque uno sea más parco en palabras, y controlan los tiempos de la conversación con el cliente, al mismo tiempo que satisfacen los deseos del caballero. Se nota el poso de los años de profesión, las miles de conversaciones vertidas entre las cuatro paredes del local.

No quiero olvidarme de las sillas, los típicos asientos de barbero. Recuerdo de niño cómo me encantaba sentarme en ellas y elevarme sobre el suelo, gracias al pedal que accionaba el señor peluquero. Una vez en la ciudad condal vi dos establecimiento iguales, bueno, por la apariencia mucho más antiguos, incluso quienes los atendían parecían llevar toda la vida allí. Estuve a punto de entrar, sentarme y esperar mi turno, mientras escuchaba cómo peluquero (o barbero) y cliente hablaban tranquilamente (porque esa es otra, no necesitas llamar y pedir hora, vas, entras y te dicen, tienes dos delante, o pásate en veinte minutos y eso mola, o por lo menos, eso pasa en MI peluquería). El caso es que no lo hice. Me quedé mirando por el cristal, aspiré esos aromas que me recuerdan a esos fantasmas de los que ya hablé una vez y seguí mi camino. Otro día cuento lo del papelito en el cuello.


PD: ¿Es de suponer que en otros negocios también hay quienes mantienen ciertas tradiciones y actitudes de antaño? ¿Sigue habiendo personas que tratan al cliente con amabilidad y no como uno más? No lo sé, pero estaría bien. A mí, me habrían ganado.
jueves, marzo 22, 2007

el río que nos lleva (1989, antonio del real)

Hoy es el Día Mundial del Agua. Reconozco que me parece tan absurdo como que el próximo 2008 se vaya a convertir en el Año Internacional de la Patata. ¿Ahora resulta que la patata necesita un año para ella sola? En el fondo es un tema de educación o de cultura o de algo así. Si realmente estuviéramos concienciados de la importancia del agua y la responsabilidad que supone no derrocharla, o de la trascendencia del tubérculo por antonomasia, o la magnitud que supone conservar nuestro medioambiente y entorno, no nos encontraríamos con días o años dedicados al agua, a la patata o a la Tierra (entiéndase el globo terráqueo y no lo que ponemos en las macetas, aunque también)

Hubo un tiempo en que fui ecologista. No estuve enrollado a Greenpeace y esas otras organizaciones. No, lo fui por mi cuenta y riesgo. Bueno, mejor dicho, lo que ocurrió fue que tuve concienciación medioambiental. Creo que todo lo originó una camiseta que tenía en la que se leía "Save the Planet" y claro, eso marca. La verdad es que esa camiseta me encantaba. Seguro, que aún la tengo guardada por ahí. La tengo que buscar. El caso es que por un aspecto nimio como es tener una camiseta o no, adquirí una concienciación, que, precisamente, es lo que no advierto cuando precisamos un Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, de la Mujer y la Paz Internacional, del Agua, de la Libertad de Prensa o de cualquier otra cosa. He llegado a contar que el año que viene habrá al menos 67 días y 5 semanas dedicados a algún aspecto contra el que hay que combatir. Todo ello en lo que será el Año Internacional de la Patata, del Planeta Tierra y de los Idiomas. Que para ser el año 2008, me parece que estamos aún algo atrasados en temas de conciencia social. Quizás sea yo el que lo ve así y todo esto sea normal.


PD: ¿Tan mal estamos para que necesitemos un día para recordar a los niños, las personas de edad o la alfabetización? Personalmente, me sobra el día del Correo (con el tema de los mails, entiendo que necesiten un día) o el de la Montaña, pero bueno, tampoco pasa nada.
miércoles, marzo 21, 2007

la primavera (1478, andrea botticelli)

Se supone que hoy es veintiuno de marzo. Bueno, no se supone, es. Y, por tanto, en teoría, hoy comienza la primavera. Pero me parece que sólo debe haber empezado en casa del señor Inglés, porque lo que es en mi pueblo .... Seguimos igual que ayer. Bueno, quizás algo mejor, que parece que a peor no va a ir, e incomunicados tampoco estamos. De pueblo, pero con infraestructuras. Tampoco pretendo que el mismísimo día en que cambia la estación de año, deba variar también la temperatura, en este caso, que haya sol, tormentitas ocasionales, que los almendros empiecen a florecer y las flores a iluminar los campos. No, no es eso, pero tampoco que en marzo estemos a bajo cero.

Pero donde sí ha entrado la primavera ha sido en El Corte Inglés. Y viene con un amigo del señor Inglés, Emidio Tucci (pronúnciese el apellido Túchi), que parece italiano, pero para mí que es de Toledo, que se apellida Sonseca y que cuando pusieron el nombre alguien estaba acatarrado. Total, que el señor Tucci (o Tejidos y Confecciones Sonseca, SL, que lo mismo da) un año es clavado físicamente a George Clooney, otro a Silvester Stallone y hace varios a Andy García, y así no hay quien se entere. ¿Además es necesario correr por la calle, subir las escaleras de dos en dos o saltar por lo tejados para saber que esos trajes les quedan muy bien? Pero bueno, es la forma que tienen en señor Inglés y el signore Tucci de celebrar que ha llegado la primavera. Hay quien sufre de alergia, ellos no. Ellos venden trajes.

Pues bien, en mi pueblo estamos con treinta centímetros de nieve, pero yo estoy feliz y contento porque ha llegado la primavera al Corte Inglés. Y no me importa que pueda llegar a sufrir sabañones en las orejas, ni que mis dedos se agrieten por el frío, porque el signore Tucci ha llegado a la ciudad cargado de trajes en tonos claros. Y sólo por eso soy feliz. Si es que … el que no se consuela es porque no quiere.


PD: ¿Por qué los actores antes mencionados hacen un montón de cosas y esos trajes no admiten ni una mota de polvo y si lo hiciese yo me mancharía hasta las orejas? Sí, sé que parece envidia. ¿Tengo que darle las gracias al señor Inglés por no haberse inventado nada para el día veinte de marzo? Caballero, aún me quedan unos ahorros, … lo digo por si los necesita.
martes, marzo 20, 2007

la tormenta perfecta (2000, wolfgang petersen)

Para rato pensaba yo que iba a encontrarme con estas temperaturas ahora. Hace un frío terrible. Polar me atrevería a afirmar. Si hemos guardado la ropa de invierno, pensando que ya no la necesitaríamos, que a partir de ahora ya sólo nos íbamos a encontrar temperaturas agradables, alguna tormentita ocasional, de ésas en las que llueve torrencialmente durante un ratito y luego escampa, ... nada de eso. Hay que desembalarlas de las cajas o bien sacarlas del fondo del armario donde, en un arrebato de previsión, las habíamos dejado. Bajas temperaturas, los termómetros bajo cero y claro, todo ello acompañado de nieve. Que, reconozco, que está bien esto de la nieve. Que a uno le gusta sentirla en las manos, verla caer, ver como cuaja sobre los coches y todas esas cosas. El único problema es que mi pueblo se pone imposible cuando nieva.

Lo mejor es que aparece el silencio. Sí, es algo que por un extraño motivo va asociado a la nieve. Cuando aquí caen copos, todo el mundo va más pausado, los coches no hacen sonar sus cláxones, la gente no grita, no corre por la calle. El silencio se apodera del pueblo y de nosotros, y sólo se ve roto por las risas de los chiquillos tirándose bolas de nieve entre ellos o a todo lo que se les ponga por delante, que lo mismo les da una señal de tráfico que un autobús urbano. Decía que se pone imposible cuando nieva, porque no estamos preparados. En cuanto unos copos caen, ya tenemos un lío montado. El tráfico se ralentiza, la gente camina con cuidado para no resbalarse y caer, los bares y cafeterías se llenan de clientes que entran, muchos de ellos, por el calorcito que hay dentro, y lo que es peor, mis orejas se ponen coloradas del frío, al igual que mi nariz, y las siento heladas y rojas. Cosas del frío. Pero eso sí ... ¡¡¡Qué bonito es mi pueblo cuando nieva!!!


PD: ¿Los quitanieves a qué se dedican el resto del año? ¿Sólo trabajan tres meses al año? Yo de mayor quiero ser quitanieves, entonces.
lunes, marzo 19, 2007

personal jesus (1989, depeche mode)

Siguiendo con el santoral, hoy es San José, y por uno de esos misterios sólo explicables por El Corte Inglés, esto se traduce que hoy es el día del padre. Es lo que tiene esto, que apenas ha pasado un mes desde que nos dejamos unos cuartos en celebrar el catorce de febrero, cuando al señor Inglés se le ocurre otra forma de que no lleguemos tranquilos a final de mes. Y, además de otras cosas, esto genera problemas, porque ... ¿durante cuánto tiempo se pueden regalar corbatas a un padre sin que parezca que es para pasar el trance? ¿Qué puede regalarse en esta fecha y qué no?

Y la fecha en cuestión tiene su historia. Porque, claro San José, era el padre, pero al mismo tiempo no era el padre. Sé que no lo explico muy bien, pero con los conocimientos que tenemos, creo que se me entiende. Así que se celebra una cosa, pero realmente no es eso. Y ahí estaba el señor Inglés para sacar tajada de todo esto. ¿Qué importará la fecha si al final te dejas unos dineros comprando un libro, o una colonia, o unos calcetines? Y, por si fuera poco, a los que se llaman como él, les abrevian y les llaman Pepe. Y ello, porque en esos calendarios en los que aparece el nombre del santo de cada día, junto a San José, colocaron las iniciales P.P., es decir, padre putativo (adoptante, digamos). Y ahí tenemos a los Josés celebrando su santo, y a los hijos, con el dinero de las madres, comprando cedeses, objetos decorativos y demás historias.

Y empiezo a estar algo temeroso, vamos que estoy acojonado, por que he mirado el calendario y resulta que no hay nada en abril para celebrar, y esto me extraña, así que imagino que algo se inventarán para festejar y engañarnos y hacernos disminuir el contenido de la libreta de ahorros. Para ser políticamente correctos, el día de la madre, este año, es el seis de mayo. Quizás comente alguna cosilla.


PD: ¿Por qué casi siempre regalamos cosas que los obsequiados pueden comprar por ellos mismos? ¿Por qué las corbatas son tan bonitas en la tienda y no tanto en casa? ¿Tendrá algo que ver la iluminación y el hilo musical? Seguro que sí.
domingo, marzo 18, 2007

hoy puede ser un gran día (1981, joan manuel serrat)

Hoy estoy de fiesta. He llegado a la entrada ¡¡¡ CIEN!!! Lo sé, no son demasiadas, pero el nueve de noviembre de hace dos años, tampoco pensaba que llegaría. Imaginé que, quizás, lo abandonaría tarde o temprano, pero parece que no ha sido así. Reconozco que me gusta el giro que ha tomado desde finales del año pasado. Se asemeja más a lo que yo deseaba realmente, aunque he tardado algo en encontrar el camino. Y espero seguir dando un poquito de guerra más. Aunque, en ocasiones, me resulta un esfuerzo escribir y contar estas pequeñas historias, también es cierto, que me sirve para liberar ciertas ideas que se cocinan en mi cabeza (no todas son brillantes, lo sé).

Y aprovechando esta festividad, quiero explicar algunas de las normas que me he auto-impuesto a la hora de redactar cada entrada. Digamos que son básicamente cinco: por un lado la extensión que trato de que no sean menos de 350 palabras, aunque tampoco muchas más (así se puede leer en un momento); otra son los títulos, que tienen relación (mucha o poca) con el contenido de la entrada y son libros, películas o canciones que aconsejo; en tercer lugar, normalmente, los domingos, aprovecho para liberar ciertas, llamémoslas, tensiones, acumuladas durante tiempo; también las fotos tienen relación con lo que cuento y son el soporte visual (creo que esto es marketing); y por último, la posdata, que me sirve para hacer reflexionar, si el texto no lo ha hecho, a quien esté leyendo esto a través de unas simples preguntas.

Así que no hay que darle más vueltas, son mis cosas, mis ideas, mis vivencias. Nadie tiene que pensar lo mismo que yo, ni haberlo sentido ni vivido. Simplemente el cristal con el que lo miro todo es así. Si alguien está de acuerdo con lo que cuento, o difiere con ello, ¿qué mejor que comentarlo? Todo el mundo es libre de hacerlo o no. Es tu decisión. En la entrada 500, comentaré porqué el título y qué significa para mí.


PD: ¿Merecen la pena mi esfuerzo y el tuyo?. Trescientas cincuenta.
sábado, marzo 17, 2007

la taberna del irlandés (1963, john ford)

Hoy es diecisiete de marzo, por lo tanto es San Patricio. La Fiesta de San Patricio es muy celebrada en Irlanda, de donde es patrón, y sobre todo en Estados Unidos. Cada día como hoy organiza en Nueva York un gran desfile por la Quinta Avenida en la que participan multitud de personas vestidas de verde (quizás nos suene de haberlo visto en cine o televisión). Voy a obviar su vida y esas cosas, porque quiero comentar otras que puedan invitar a cierta reflexión. El caso es que se celebra en esta fecha porque es el día de su fallecimiento, aunque los estudiosos no se ponen de acuerdo en el año.

Los irlandeses, que deben ser millones en todo el mundo, porque esto ya se celebra en todas partes (no me imagino yo a nadie celebrando Santiago en Tokio), han hecho calar esta fiesta, especialmente la parte de la cerveza (no diré marcas, pero imaginemos una negra, ¿de acuerdo?) y claro a esto del bebercio se apunta todo quisqui. Y la mayor apoteosis de la fiesta, Irlanda a un lado, se produce en Estados Unidos, donde esta fiesta es una propuesta de hace ya muchos años de los irlandeses que fueron a vivir a los Estados Unidos. Según un censo que se realizó en 1990, hay más de 40 millones de americanos de linaje irlandés. Muchos inmigrantes de Irlanda se trasladaron a los Estados Unidos a mitad del siglo XIX y se instalaron en poblaciones como Nueva York, Philadelphia y Boston. Y allí se les ha mezclado todo, lo suyo irlandés con la tontería norteamericana, así que no sólo hacen desfiles y cosas de esas, sino que son capaces de teñir de verde el río Chicago (no es difícil adivinar donde se encuentra)

Y como no tienen nada mejor que hacer, resulta que el año pasado la celebración duró ¡¡¡cinco días!!! Pues nada, que lo pasen bien, pero por favor, me recogen los petalitos de las carrozas y me dejan bien limpio el río (o al menos como estaba antes) si no es mucha molestia. Otro año cuento lo del trébol.

Sláinte !!! (salud; pronúnciese ‘eslointa’)


PD: ¿Tendrían algo que ver los norteamericanos de origen irlandés en la elección de John Fitzgerald Kennedy como presidente en 1960? ¿Tratan de competir en internacionalidad de la fiesta con el Año Nuevo chino?
viernes, marzo 16, 2007

el club dumas (1993, arturo pérez-reverte)

Pensaba que ya había superado esa adicción, pero parece ser que no. Ha vuelto más cruel, más difícil de vencer. Y me he entregado completamente a ella. Con naturalidad, sin tratar de defenderme. Lo acepto. Quizás en el momento menos pensado logre zafarme de ella y convertirme en una persona normal, pero de momento ... me temo que no será así. Por si existe algún tipo de dudas, me refiero a los sudokus. Creo que los primeros síntomas los tuve en el verano de hace tres años. Estuve fuertemente enganchado a ellos, luego tuve una época en los que era capaz de mirarlos sin tratar de resolverlos, sin lanzarme como un poseso (o poseído) hacia ellos. Pero en las últimas fechas, no he podido resistirme. Sudoku que veo, sudoku que trato de solucionar.

El caso es que estos nuevos crucigramas del siglo XXI, me tienen atrapado. Quizás sea su sencillez. No se necesitan grandes conocimientos culturales, ni saber que el yunque de plateros es tas, una criba grande es arel, y que una tribu amazónica es arac. Lo único que es necesario es colocar los números del uno al nueve sin que repitan en filas, columnas, ni recuadros de tres por tres casillas. Y además, resulta que ya te dan números colocados en su sitio, así que todo parece más sencillo. No es así, pero lo parece. Y claro, uno no puede resistir la tentación de solucionar algo que está casi hecho, que apenas son unos numeritos. Y en ello estoy.

Total, que ya no puedo evitarlo y quiero solucionarlos todos. Es más, cuanto más complicados, más deseos de realizarlo. No sé, supongo que no soy el único. Además, la prensa se encarga de alimentar esta adicción. Todos los días publica, como mínimo, uno. Y todos los periódicos lo hacen, incluidos los gratuitos. Y no conformes con ello, se inventan nuevas formas con varios interrelacionados, con una línea en diagonal en la que tampoco se pueden repetir los números, con una columna en la que deben aparecer todos en orden, otros con letras, ...


PD: ¿A pesar de ellos, sigue alguien haciendo crucigramas? ¿Han desaparecido las sopas de letras de nuestras vidas? ¿El clásico funcionario de toda la vida ahora resuelve sudokus?
jueves, marzo 15, 2007

tragedia en tres actos (1935, agatha christie)

Hoy me pide el cuerpo hacer un homenaje. Un tributo a todos esos actores de reparto, cuyos nombres no recordamos en la mayor parte de las ocasiones, y, sin embargo, sin ellos, las grandes estrellas no podrían lucir tanto. lo haré en dos partes, una para los norteamericanos (ya que son ellos quienes inundan yodas las carteleras con sus películas) y otra para los de este reino, que por algo son súbditos como yo. He elegido como muestra a Margaret Dumont. Seguro que hay muchos mejores actores secundarios, mucho más reconocidos, pero me ha parecido un buen ejemplo. Así que ahí va mi pequeño homenaje a la señora Dumont y a todo lo que representa.

¿No sabemos quién es ella? Bueno, es fácil, Margaret Dumont representó, a menudo, una viuda rica a la que Groucho Marx alternativamente insultaba y cortejaba por su dinero. Ahora ya nos queda más claro, ¿no? Los papeles que interpretó en las películas de los Hermanos Marx resultaban encantadoramente inocentes, ya que traslucían una innegable atracción por el personaje encarnado por Groucho, siempre un vividor impresentable, al que perdonaba una y otra vez sus incalificables atropellos y desdenes en cuanto este desplegaba sus lisonjas, tomando incluso por halagos o rarezas los surrealistas insultos de Groucho, que a menudo no comprendía, con lo que despertaba en el público a la vez la risa y la compasión.

¡¡¡Qué diferentes hubieran sido las películas de los Marx sin la señora Rittenhouse, o sin la aristócrata Claypool, o sin la dama Susan Dewkesbury, o sin la viuda Emily Upjohn!!! Creo que no nos podemos imaginar a otra persona que no fuera ella. Pero también actuó con Abbott y Costello, con el Gordo y el Flaco, .... e incluso hizo películas más serias como Escuela de Sirenas (sí, esa en que Esther Williams, no, no es la hermana de las tenistas, y sus compañeras hacen natación sincronizada alrededor y dentro de una gran piscina) o Ella y sus maridos, en la que fue su última actuación e hizo el papel de madre de Shirley McLaine (y ¡ojo al reparto! las dos mencionadas, Paul Newman, Dean Martin, Robert Mitchum y Gene Kelly! Casi nada)


PD: ¿Por qué no homenajeamos a nuestros actores antes de que sea demasiado tarde? ¿Por qué no los tratamos con don o doña delante se sus nombres? ¿Acaso no se lo han ganado?
miércoles, marzo 14, 2007

la isla del tesoro (1883, robert louis stevenson)

¡¡¡Nos invaden!!! Han llegado hasta aquí los descendientes del rey MacBeth, los paisanos del Monstruo del Lago Ness, los inventores del güisqui, ... Están aquí. Han venido y han conquistado mi pueblo. Bueno, en realidad no es así. Sí, han venido, nos están visitando un montón de escoceses y todo porque el equipo de mi pueblo, va a jugar un partido de fútbol contra el equipo de otro pueblo de allí. Y los orgullosos admiradores de David Livingstone, Graham Bell y Alexander Fleming (yo sé que estos tres son escoceses, pero ¿sabrán ellos que el inventor de la fregona y el chupa-chups eran españoles? por ejemplo) han decidido que había que acompañar a los esforzados jugadores. Y hete aquí que están en mi pueblo.

Y, oiga, como si estuviesen en su casa. Que otra cosa no, pero hospitalarios somos un rato. ¿Que quieren cerveza? Pues nada, hasta que se ahoguen, ¿que les gusta pasearse en faldas? nosotros les hacemos pasillo y que desfilen. Si es que .... en mi pueblo somos así. Si les gusta hacer el ridículo, no somos nosotros nadie para impedírselo, que cuando salimos de aquí con la boina enroscada hasta las cejas y vemos mundo, también hacemos el ridículo y nadie lo evita. En fin, que me desvío, pues eso, que aquí hay un mogollón de pelirrojos, con su Kilt (vamos, la faldita típica de uniforme de colegio) y todo. Bueno, no he visto a ninguno con una gaita, pero seguro que alguna hay (si los de los aeropuertos les han dejado pasarla, claro)

Lo de la gaita es para otro día. por que eso de que soples a una bota gigante de vino y salga música es para contarlo .... Claro, que también, como debajo de la faldita no llevan ná, pues cualquier cosa se les puede ocurrir. ¡Están locos estos escoceses!


PD: ¿Por qué los escoceses son en inglés scottish y el güisqui escocés es scotch? ¿Por qué tienen esa fama de avaros si realmente eran pobres? ¿Por qué con esa fama beben cerveza como si no hubiese que pagarla? ¿Siguen existiendo los Clanes? ¿Sigue vivo Duncan MacLeod?
martes, marzo 13, 2007

mejor ... imposible (1997, james l. brooks)

El mes pasado también coincidió igual, pero tenía otras cosas que contar, así que dejé pasar las hojas del calendario hasta llegar a esta fecha de nuevo. Y hoy, ya no me resisto a dejarlo pasar. Hoy es martes y trece. Eso, en teoría supone mal fario, mala suerte, un día gafe, .... Pero todo ello, me hace pensar ¿por qué somos supersticiosos? ¿Cuáles son los orígenes de estas creencias? Así que he decidido explicar el origen de algunas de las más conocidas (ya se sabe, mi límite de palabras). El resto, el próximo 13 de noviembre, también martes.

Empecemos por un clásico: el color AMARILLO (como se puede observar, no soy maniático de ello). La explicación es sencilla y simple: el color amarillo está proscrito, no sólo en España sino en toda Europa, entre las gentes del teatro, que lo consideran particularmente maléfico: no lo permite ni en decorados ni en vestimentas. Esta superstición parte de que Molière murió vestido de amarillo.

Otro clásico es TOCAR MADERA. Tiene su origen en la madera de la Santa Cruz y en la veneración de que ha sido objeto las reliquias de trozos de madera de ella. También se dice que el origen de la superstición se encuentra entre las costumbres paganas de los druidas y magos de otros tiempos, que recurrían a la madera como a una "toma de tierra" para las malas vibraciones. De esta última versión viene la exigencia de que cuando se toca madera ésta no debe tener "patas", es decir, que no valen ni mesas, ni sillas...

No me puedo olvidar del día de hoy: MARTES Y TRECE. La tradición anglosajona considera el viernes como día de mal fario por ser el día en que Cristo fue crucificado. La unión del viernes y el trece se ha popularizado en España como consecuencia de la serie de películas "Viernes 13". En la tradición anglosajona del viernes, correspondiente a nuestro martes, da mala suerte cortarse las uñas y el pelo durante ese día.

Seguiría, pero entonces me pasaría con mucho de mi límite diario de palabras, y no se trata de aburrir.


PD: ¿Tenemos todos manías? ¿Mantenemos esas u otras supersticiones vivas? Yo no lo soy porque da mala suerte, pero, por si acaso, el salero, me lo dejas encima de la mesa, ya lo cogeré yo.
lunes, marzo 12, 2007

cartas marruecas (1789, josé cadalso)

Estimada Señora Mía:

Aprovecho la presente, para comunicarle que he tenido conocimiento de su actual problema. Sepa usted, que lo lamento mucho y que, en la medida de lo posible, haré cuanto esté en mi mano para ayudarla, a fin de que toda pueda reconducirse a la situación anterior. Sepa, también, que en parte soy culpable de haber llegado a este punto que, da la sensación, de ser de no retorno. Sin embargo, debo poner en su conocimiento, que todo ello ha sido más por negligencia, buscando la comodidad e inmediatez, que por haberse hecho de manera voluntaria.

Es probable que usted se pregunte cómo he llegado a saber de esta cuestión y me parece justo que sepa cómo ha llegado a mis oídos. Hace un par de días me encontré con uno de sus amigos. Quizás lo recuerde, es bajito, redondo, amarillo y con una especie de boina sobre su cabeza. Sí, él es. Buzón creo recordar que se llama. Me preguntó si la había visto y tuve que reconocer que no, que hacía tiempo que no estaba con usted. Y, entre sollozos, me contó que hacía tiempo que no coincidía con usted, que temía que le hubiera olvidado, que, tal vez, usted se había jubilado y ni tan siquiera se lo había comunicado. Le dije, que eso era del todo improbable, que alguien tan educada como usted, era imposible que no hubiese acudido a comentárselo. Me contó también algo sobre su nieto, ¿Mail es su nombre, no?, creo que sí. Que tiene mucho trabajo, que no hace sino dar vueltas al mundo, todo el día de un lado para otro y que apenas le deja a usted trabajar. Que apenas, de vez en cuando, le permite a usted salir a pasear y darse un garbeo, y que, casi siempre, es por el reino, que apenas cruza ya usted el Atlántico y menos aún visita Europa. Lo lamento. Le dije a su amigo que no se preocupase, que el día menos pensado, le visitaba de nuevo y le daba una sorpresa.

Lo dicho, buena señora, trataré de remediar mi falta. Ya sabe que me tiene para lo guste mandar (o quizás deba ser al revés)


PD: ¿Recordamos la emoción de recibir una carta? ¿De abrir con cuidado el sobre para no romper su contenido? ¿De releer una y otra vez la misiva? ¿De reír o llorar con su contenido? ¿Dónde hemos dejado esas sensaciones?
domingo, marzo 11, 2007

somos de colores (2000, tontxu)

No me queda mas remedio que desenvainar mi espada y batirme en duelo contra todo el género femenino mundial. Imagino que en el fondo subyace una cierta envidia, una frustración reprimida por ser de una especie inferior, pero no tengo otra salida. Uno a ellas, a todos los diseñadores masculinos del mundo que han ayudado a que esta situación se produzca, porque ellos, son en, gran parte, responsables de mi padecimiento. Dado que no pertenezco a una raza superior, tengo un gran problema. Un enorme contratiempo para el desarrollo personal de mi vida. Distingo muy pocos colores. Pensaba que no era así, que era capaz de discernir entre varios, pero no.

Resulta que sé cuál es el color azul, el amarillo, rojo, naranja, verde, marrón, negro, blanco, gris, morado y poco más. Creía que era suficiente para sobrevivir, pero estoy equivocado. Bueno, no lo estoy. En el fondo distingo esos colores en sus dos tonalidades, esto es, claro y oscuro. Porque la verdad, creo que no hay más colores. Bueno sí, el color carne, que aparecía en las cajas de plastidecor de 24 y ya. Así que ése es mi límite cromático: 24, ni uno más. Pero no, cuando estás con una mujer, te enteras que hay colores que ni te habías imaginado que existiesen. Pero no, se equivocan, ellas creen que son ciertos esos colores, sin embargo no es así. Hablan de color ceniza, de color arena, de tabaco, del pistacho, del rosa palo, de .... Vamos a ver, almas cándidas, esos colores no existen, siendo claros u oscuros, estáis hablando del gris, del naranja, del marrón, del verde, del ... ¿cómo puede existir un color rosa palo? ¿Dónde habéis visto un palo de ese color?

Dejo los dos mejores para el final. Uno es el wengé (pronunciado, vengué, sin comentarios) que no deja de ser un tipo de madera, pero del que hablan como color, y no es sino el marrón, oscuro, muy oscuro, pero marrón. El último es el blanco. Podíamos pensar que es fácil, el blanco es blanco y punto. Pues no, el blanco pertenece a la aristocracia de los colores, y tiene un montón de apellidos: blanco roto (¿cómo se puede romper un color?), blanco perla, blanco huevo, blanco almendra, ... (¡es para flipar! y no me he inventado ninguno)


PD: ¿Tan difícil resulta llamar a los colores por su nombre? ¿Quién se inventó el color magenta? ¿Qué coño es el color magenta?
sábado, marzo 10, 2007

coleccionista de canciones (2006, camila)

De manera voluntaria, o inconscientemente, todos hacemos colecciones. No nos importa de qué, pero las hacemos. Supongo que los objetos de nuestras colecciones particulares nos hace sentir felices en la contemplación de los mismos o, quizás, simplemente en el hecho de conseguirlos, o por sabernos poseedores de algo único y con un significado especial e increíble para nosotros. Y creo que es esto último lo que nos satisface. Saber que aquello que guardamos como preciados tesoros tienen una conexión exclusiva con nosotros que sólo conocemos y que por más que tratemos de explicarla, no conseguimos transmitir esa pasión, esos sentimientos, esas sensaciones que nos producen estos objetos tan queridos y deseados.

Conozco quien colecciona llaveros, quien tuvo en su momento, cientos de insignias (bueno, vale, les llamábamos pins), quien guarda billetes antiguos, sellos, dedales de porcelana, monedas, billetes de autobús, e, inclusos, sé de quien colecciona azucarillos, es más conoce la historia del azucarillo en el Reino y la evolución desde sus inicios hasta hoy en día. Yo, por el contrario soy más .... digamos extraño. Tengo mi particular colección de ... televisiones con diapositivas. Sí, aquellos pequeños televisores de plástico, que se utilizaban como perfectos recuerdos de la ciudad, y, a través de su mirilla podíamos ver unas 8 diapositivas con las mejores vistas de la ciudad anunciada. Lo sé, como colección es algo pobre, pero me encantan, disfruto por el hecho de lograrlas, de buscar un lugar donde lucirlas, de comprobar cuáles son esos lugares tan emblemáticos del pueblo en cuestión y comprobar si con el paso del tiempo han variado.

También hago otra colección, aunque reconozco que no soy un coleccionista al uso, dado que no voy buscando, creo que simplemente me encuentran esos objetos a mí. Decía que tengo otra, me gusta guardar y comprar los estuches de los caramelos Pez. Sí, esos caramelos diminutos y cuyos estuches no tienen mayor particularidad que aparecer la cabeza de algún personaje de dibujos animados. Me gustan. Me recuerdan a los buenos momentos vividos frente a la televisión o en el cine. No sé, sé que mis colecciones no son al uso, y que incluso puedan no ser las mejores del mundo y no llamar la atención, pero me gustan por las sensaciones que me hacen aflorar. Y ¡qué demonios! son mías.


PD: ¿Tenemos todos la necesidad de coleccionar cosas? ¿Es un modo de atrapar sentimientos? ¿Disfrutamos de ellas?
viernes, marzo 09, 2007

sancho, quijote (1980, botones)

Resulta que hoy, al leer la prensa, me he llevado un terrible disgusto. Uno de los personajes que me acompañó en la infancia, que compartió momentos de ocio conmigo ha fallecido. Concretamente lo han matado. Ha sido un francotirador, en la escalinata de un tribunal. No sé quién ha apretado el gatillo, pero sé que detrás de él, quien dio la orden fue Marvel. Estoy convencido de ello. Con él, salvo que mi memoria haga un esfuerzo para evitarlo, desaparece otro punto de unión con mis años de infante, y ya cada vez son menos. Ahora quienes se asoman levemente son los recuerdos de la adolescencia. Ya empiezan a difuminarse los tebeos y se muestran algo más tímidos los comics. Cosas de la edad.

No sé cómo empezó mi relación con Steve Rogers y su otro yo, pero me temo que fue por casualidad (aunque no creo ni en ella, ni en la coincidencia ni en la suerte). Imagino que buscaba algún tebeo (seguro en que aún estaba en esa edad en que llamaba a las cosas por su nombre en español) de El Hombre Enmascarado, y al no encontrarlo, me tuve que conformar con el Capi. Me hipnotizaron esas páginas en color, esa rectitud moral que promulgaba (y que ha sido la causa de su muerte) y que su peor enemigo fuese Cráneo Rojo (creo que con el nombre no hace falta mayor descripción). Luego ingresé, yo también, en los Vengadores, y ahí conocí al Hombre de Hierro, Thor, La Avispa, Ojo de Halcón, Visión, .... y unos cuantos más. Por eso su muerte, me ha hecho regresar al pasado, a cuando vestía pantalón corto, a las horas muertas, disfrutando con él y con sus amigos, a los grandes momentos imaginados en todos combatíamos contra el mal.

Por eso, hoy mi disgusto ha sido enorme. Hacía tiempo que no teníamos contacto, pero éramos como esos buenos amigos que no necesitan hablarse todos los días para saberse juntos. Él sabía que yo estaba por ahí, que algún día me lo volvería a cruzar y yo sabía que en cualquier momento, cuando menos nos lo esperásemos cualquiera de los dos, rodearía con mi brazo por encima de su hombro y le diría: "Capi, he vuelto". Descanse en Paz.


PD: ¿Por qué la muerte o desaparición de las cosas nos ayudan a recordar aspectos de nuestra vida que creíamos olvidados? ¿Todos hemos tenido relaciones especiales con personajes de ficción o mi infancia ha sido, cuando menos, extraña?
jueves, marzo 08, 2007

el dentista (1996, brian yuzna)

Resulta que no sabía yo de qué hablar y me ha venido un dolor de muelas terrible. No creo que sea por pensar en qué escribir por lo que me duele. Porque concretamente es una la que me está molestando. Arriba a la derecha según se mira. Tampoco estoy pensando en echarle la culpa al dentista que no recomienda el chicle sin azúcar, que bastante tiene él con lo suyo, además no le conozco y no es plan de ir acusándole, y menos sin pruebas. Pues eso, que me duele una muela y mucho. Además, soy capaz de notar los latidos en mi muela, lo que me hace pensar o que bien estoy paranoico por el dolor o bien tengo todos los órganos de mi cuerpo perfectamente conectados entre ellos o, una tercera posibilidad, soy un experimento genético y me lavaron el cerebro para que no recuerde nada.

Por si fuera poco, no soy muy partidario de los productos farmacéuticos para aliviar el dolor. No, no soy masoquista (siempre he pensado que en eso, a mí me molaría más ser sado, vamos ser el que pega y no el que recibe, pero ése es otro tema), lo que ocurre es que tengo la sensación que con ellos, el alivio es momentáneo, pasajero y al cabo de un tiempo el dolor ataca de nuevo. También pienso, que si el dolor se produce sobre el nervio, y eso altera mi estado emocional, debo de tranquilizarme para conseguir cierta paz que haga mitigar ese dolor. Efectivamente, lo sé, tremendamente científico, pero es lo que hay. Mejor dicho, consigo hacerlo, logro llegar a ese punto en el que el dolor se transforma en molestia. Sólo necesito silencio, en ocasiones he utilizado música ambiental, y también ha funcionado, pero el silencio es fundamental. E incluso dormir, eso es mano de santo, el problema es conciliar el sueño, pero cuando me despierto, estoy como nuevo. Aunque sólo hayan sido unos minutos. En fin, que me desvío. Que me duele una muela mucho, y escribir no me está relajando como yo pensaba, así que voy a buscar en otro sitio mi paz interior.


PD: ¿Tiene mucho sentido utilizar el hilo dental después de cepillarse los dientes y enjuagárselos? ¿A quién se le ocurrió liar un carrete de hilo dentro de una cajita y decir que es bueno para la higiene bucal? ¡¡Vaya crack!!
miércoles, marzo 07, 2007

raindrops keep falling on my head (1968, b.j. thomas)

Ha vuelto a aparecer la lluvia. Llevábamos unos cuantos días sin ella. Casi, casi permanecía en el olvido. La habíamos guardado en un cajoncito y habíamos apilado unas cuantas cosas encima y ya no nos acordábamos, pero ... ha regresado. No sé si para quedarse, pero lo ha hecho. El caso es que este tiempo, no voy a decir que me deprime, porque tampoco sería cierto, pero sí que me llena de cierta melancolía. Unas veces son recuerdos que transmiten cierta tristeza, una añoranza sobre las cosas y sensaciones perdidas; otras veces son sólo recuerdos. Ni buenos ni malos, recuerdos. Y hoy, con el agua cayendo, me he acordado de las botas de agua, bueno, en mi pueblo, siempre le hemos llamado katiuskas. Pues eso, que han venido a mi memoria las katiuskas. Curioso nombre.

Siempre me llamó la atención ese nombre. Un poco rudo, algo musical (tengo predilección por palabras con la letra "i" dentro de ellas), y contundente. Decías katiuskas y todo el mundo sabía a qué te estabas refiriendo. Bueno, la verdad, es que hace años, cuando yo las calzaba tampoco existían demasiados modelos, ni colores. Prácticamente todas eran iguales. Azul oscuro y la suela en un marroncito claro. Para las niñas creo que aún existía algún otro color, pero vamos, más o menos, lo mismo. Me parece que gran parte de los niños de mi generación las hemos utilizado, nos las hemos puesto y hemos corrido, saltado por encima de los charcos a fin de comp5robar que no nos mojábamos. ¡Ah! Eso sí, con los pantalones por dentro de ellas, no fuera que las madres nos riñeran por mojar lo que ahora se denomina bajos del pantalón, cuando siempre los hemos llamado dobladillo (porque antes se cogía dobladillo al pantalón, pero eso es otra historia).

Con el tiempo me enteré que el nombre provenía de una zarzuela. El caso es que un compositor español (Pablo Sorozábal, por dar un aporte cultural al blog) estrenó una obra que se titulaba Katiuska(otro aporte cultural, es el diminutivo ruso de Katia). ¿Y la protagonista llevaba? Efectivamente, unas botas altas. Fácil hacer la deducción. Curioso el calzado y curioso el origen del nombre. En fin, que el día de hoy, me ha hecho acordarme de aquellas botas de mi niñez. Ha sido un grato recuerdo.


PD: ¿Aún se fabrican? Imagino que sí, pero me refiero ¿aún se fabrican para personas mayores, especialmente varones, sin que parezcan botas de pocero o pescador o algún tipo de trabajador?
martes, marzo 06, 2007

embrujada (1983, tino casal)

Esperan con paciencia a que el sol se oculte en el horizonte. Para cobrar vida. Para desentumedecer sus huesos centenarios. Para dar un paseo por los tejados. Para encontrarse en algún lugar oscuro, sombrío, alejado. Bueno, quizás esto no ocurra de verdad. Tal vez sólo es algo que proyecta mi imaginación, una idea vaga de lo que puede ocurrir cuando todo el mundo duerme. De día, mantienen, en un inverosímil equilibrio, sobre los tejadillos y alares, una mirada de provocación, una postura retadora. En ocasiones producen temor, en otras, son animales imposibles de imaginar. Sus caras, sus gestos, ... todo es válido para cumplir el encargo encomendado. Son las gárgolas.

Forman una secreta sociedad de gente pétrea. Nunca están solas. Se distribuyen a lo largo del edificio. Cercanas, próximas entre ellas. Quizás para ayudarse cuando la noche extienda su manto sobre ellas y no teman moverse. Pero ¿quiénes son? Unos dicen que las almas condenadas por sus pecados, a las que se impide la entrada en la casa de Dios. Otros, que guardianes de la Iglesia, signos mágicos que mantienen alejado al diablo. Incluso, los más osados, afirman que son representaciones del demonio. No sé que será cierto o no, pero prefiero pensar que nos protegen. Tampoco sé de qué ni de quién, pero lo hacen. Y desde las cornisas otean el horizonte cuales vigías de los posibles peligros.

Tal vez, esta noche, espere a que llegue la oscuridad, y desde la ventana de mi habitación, entre las rendijas de la persiana y oculto por las cortinas, me quede observando el alar del edificio de enfrente o, quizás mire hacia la iglesia que hay unas manzanas más allá. Con un poco de suerte, y si no me vence el sueño, podré ver a las compañeras de Stirga, a las descendientes de La Gargouille. Aunque reconozco que me encantaría dar un salto desde mi posición y llegar hasta ellas y hasta que llegue el alba, formar parte de ese grupo que, noche tras noche, deambula por los tejados de mi pueblo, vigilando, no sea que el Maligno aparezca en cualquiera de sus formas y nos pille desprevenidos.


PD: ¿A que parece todo mentira y sin embargo tan real? ¿Soy el único que siente deseos de conocer a las gárgolas?
lunes, marzo 05, 2007

thriller (1982, michael jackson)

Hace mucho que no piso uno de ellos. Concretamente las dos últimas veces fueron el 16 de agosto de 1.994 y el 22 de diciembre de 1.995. No he vuelto. Quizás algún día lo haga, pero no de momento. Forman parte de mis fantasmas. Y el caso es que, algunas veces, sí he sentido el deseo, la necesidad, o no sé cómo llamarlo, de regresar y darme un paseo por allí. Pero al final, siempre decido que no, que mejor otro día. Me refiero a los cementerios (porque, concretamente, estoy pensando en dos, en el de mi pueblo y en otro) Bueno, me acabo de dar cuenta que he mentido. Sí estuve una vez, después de esas fechas en uno. En París. De hecho, en la entrada había un mapa de las tumbas de personajes célebres. Por casa debe haber alguna foto y algún mapa. Ya buscaré.

Pero hablemos de ellos en general. Todos los pueblos (como el mío, mayores o menores) en cualquier lugar del mundo, tienen su cementerio (es curioso comprobar que hay cosas que nos unen a todos). Y en cada uno de ellos, tras esas paredes grises (porque reconozcámoslo, no son sitios que inspiren alegría y sea cual sea el color del muro, siempre lo vemos gris) descansa un fragmento de la historia, quizás no de la que aparece en los libros, pero sí de nuestra propia historia de cada día. Quizás, si el pueblo es importante, podamos descubrir el último lugar de descanso de distinguidas figuras, o, tal vez, fabulosas hazañas, o acaso, leyendas ya enterradas en el recuerdo. Pero siempre, un trozo de nuestro pasado.

Dejaba intuir antes que las visitas a los camposantos no son acontecimientos atrayentes ni atractivos. Salvo en fechas señaladas, no solemos acudir a ellos y, en ocasiones, pienso que no existe un lugar que rezume tanta tranquilidad, tanta paz, que no hay ningún otro sitio en el cual el silencio, aun estando al aire libre, te envuelva tanto y puedas oír tan claramente tus propios pensamientos. No sé, ideas mías.


PD: ¿Alguien se ha fijado alguna vez cómo los gitanos honran a sus fallecidos? ¿Por qué me parece más cercano que lo que hacemos el resto? ¿Por qué esta moda por incinerar al fallecido?
domingo, marzo 04, 2007

las mañanitas (tradicional mexicana)

Por segunda vez en menos de un mes, incumplo normas personales sobre este blog, pero creo que la ocasión merece la pena. Éste es un regalo que he recibido hoy y que me ha hecho mucha ilusión. Muchas gracias.

El poema pertenece al colombiano Jairo Aníbal Niño, uno de los escritores de literatura infantil mas importantes de latinoamerica y sus libros han sido traducidos a varios idiomas. Lástima que hablando el mismo idioma, aquí lo conozcamos tan poco (o al menos yo, no tenía el gusto de disfrutar de él)


"El día de tu santo
te hicieron regalos muy valiosos:
un perfume extranjero, una sortija,
un lapicero de oro, unos patines,
unas zapatillas Nike y una bicicleta.
Yo solamente te pude traer,
en una caja antigua de color rapé,
un montón de semillas de naranjo,
de pino, de cedro, de araucaria,
de bellísima, de caoba y de amarillo.
Esas semillas son pacientes
y esperan su lugar y su tiempo.
Yo no tenía dinero para comprarte algo lujoso.
Yo simplemente quise regalarte un bosque."



PD: Creo que no hay que añadir nada más.
sábado, marzo 03, 2007

patch adams (1998, tom shadyac)

Decía Francisco Ibáñez (sí el de Mortadelo) que él trabajaba 25 horas al día porque "en la hora 24 pongo la hora canaria para tener una horita más de trabajo". Lo que en principio me parecía una bonita broma, cada vez me lo parece menos. No, no lo digo por don Francisco, ni mucho menos, sino por todas esas personas que se muestran tremendamente preocupadas por mi salud, por mi bienestar físico y me aconsejan que haga unas cuantas cosas para tener un aspecto más saludable así como una mayor lozanía. Y todo esto me lo dicen ¡¡¡sin conocerme!!! Se atreven a asesorarme sobre ejercicio físico, dietas, higiene, .... y no se han dado cuenta de que el día sólo dispone de 24 horas. ¿O se han dado cuenta y lo hacen para putear?

Así que hay quien me dice que tengo que comer cada día una manzana y un plátano (por el tema del potasio) y una naranja (que tiene mucha vitamina C), y un Actimel para tener el cuerpo lleno de L casei inmunitas (que ni puñetera idea de lo que es, pero si no te lo tomas ves a la gente borrosa), y un donut (para tener un día redondo) y también hay que comer mucha fibra. Además hay que masticar cada bocado entre 15 y 20 veces. Total que a mí se me van un montón de horas al día comiendo, porque hay que añadir las tres comidas diarias. A eso añaden los sabios que es bueno beber dos litros de agua al día, un vaso de vino y una cerveza (más vale que prohibieron el botellón que si no, ...). ¡Ah! y después de cada comida hay que lavarse los dientes ¿eh?.

Siguen diciendo unos que hay que dormir ocho horas al día, otros que también hay que trabajar otras ocho. Así que si sumo las de dormir, las de trabajar, las de comer, ... me quedan tres o cuatro horas libres. Y eso me supone un problema, porque resulta que las encuestas dicen que vemos la televisión tres horas diarias, y, claro, resulta que también hay que andar treinta minutos todos los días, y estar con los amigos y la familia porque hay que cuidarlos, y también hay que estar informado de lo que ocurre en el mundo, así que hay que leer la prensa, y hacer la cama y barrer, y fregar, y .... Por suerte no tengo perro, que si no ...

En fin, que es imposible hacer en un día todo lo que hay que hacer en un día (al menos, para mí). Así que a todos aquellos que se dedican a cuidar las vidas de los demás... Gracias por hacer de mi vida un infierno. Muchas gracias.


PD: ¿Ellos mismos harán todas esas cosas? ¿Están bebidos cuando se les ocurre todo eso que es tan "bueno" para el mundo? ¿Alguien es capaz de hacer todo eso al día y no volverse esquizofrénico? Hoy no me he comido la naranja.
jueves, marzo 01, 2007

el confesor (2006, daniel silva)

No pensaba yo hablar de esto, aunque tampoco recuerdo cuál era el motivo que hoy me impulsaba a escribir, pero ha habido un hecho que me ha obligado a variar mis pensamientos iniciales. Uno de esas situaciones que te hacen replantearte ciertas cosas, bueno, al menos a mí. Ha sido algo aislado, incluso podría parecer nimio, pero quizás pueda ser interesante reflexionar sobre ello. El caso es que hoy he bajado, como cada día, a media mañana, a tomarme un cafetito (bueno, en su momento reconocí mi adicción y la guerra que mantengo contra los azucarillos) y luego no he podido volver a subir al trabajo. ¿El motivo? Fácil, mi pueblo está lleno de obras por todas partes y claro, en algún momento, podía pasar. Un operario ha perforado una tubería de gas produciendo un escape.

La verdad es que no he escuchado ningún estruendo. Nada que pudiese hacer pensar nada extraño. Bueno, sí, se respiraba un aroma viciado, un olor muy fuerte, profundo. Un efluvio que parecía proceder de lo más íntimo de las ciudades y pueblos. Al tratar de subir de nuevo al escritorio, en el que durante el horario laboral me enfrento a otras vicisitudes, un trabajador me lo impidió indicándome el origen del efluvio. Y como casi todo el mundo, levanté la vista. La perforación había sido en el suelo, sin embargo, mirábamos hacia los tejados, a ver si éramos capaces de distinguir como subía el gas y lo único que podíamos distinguir era una especie de corriente difuminada, un siseo continuo y un nauseabundo olor.

En fin, llegaron los bomberos con sus brillantes camiones colorados y sus sirenas y toda esa parafernalia. Nos hicieron retroceder unos metros a los curiosos (que una característica del reino es que nos podemos estar muriendo, que si hay algo que cotillera, nos vamos a quedar mirando) y se dispusieron a sellar la fuga. Así que como no podía trabajar, me fui a casa, mientras me preguntaba por qué le llamarían, a quienes morían gaseados, la "muerte dulce". Quizás no sufras, pero olía a mil demonios.


PD: ¿Y qué pasará con el pobre trabajador que, involuntariamente, agujereó la tubería? ¿Le despedirán? ¿Lo amonestarán? ¿Qué culpa tiene él de no tener rayos x en la vista y no poder comprobar que hay bajo el pavimento antes de utilizar el martillo neumático?
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