viernes, marzo 09, 2007

sancho, quijote (1980, botones)

Resulta que hoy, al leer la prensa, me he llevado un terrible disgusto. Uno de los personajes que me acompañó en la infancia, que compartió momentos de ocio conmigo ha fallecido. Concretamente lo han matado. Ha sido un francotirador, en la escalinata de un tribunal. No sé quién ha apretado el gatillo, pero sé que detrás de él, quien dio la orden fue Marvel. Estoy convencido de ello. Con él, salvo que mi memoria haga un esfuerzo para evitarlo, desaparece otro punto de unión con mis años de infante, y ya cada vez son menos. Ahora quienes se asoman levemente son los recuerdos de la adolescencia. Ya empiezan a difuminarse los tebeos y se muestran algo más tímidos los comics. Cosas de la edad.

No sé cómo empezó mi relación con Steve Rogers y su otro yo, pero me temo que fue por casualidad (aunque no creo ni en ella, ni en la coincidencia ni en la suerte). Imagino que buscaba algún tebeo (seguro en que aún estaba en esa edad en que llamaba a las cosas por su nombre en español) de El Hombre Enmascarado, y al no encontrarlo, me tuve que conformar con el Capi. Me hipnotizaron esas páginas en color, esa rectitud moral que promulgaba (y que ha sido la causa de su muerte) y que su peor enemigo fuese Cráneo Rojo (creo que con el nombre no hace falta mayor descripción). Luego ingresé, yo también, en los Vengadores, y ahí conocí al Hombre de Hierro, Thor, La Avispa, Ojo de Halcón, Visión, .... y unos cuantos más. Por eso su muerte, me ha hecho regresar al pasado, a cuando vestía pantalón corto, a las horas muertas, disfrutando con él y con sus amigos, a los grandes momentos imaginados en todos combatíamos contra el mal.

Por eso, hoy mi disgusto ha sido enorme. Hacía tiempo que no teníamos contacto, pero éramos como esos buenos amigos que no necesitan hablarse todos los días para saberse juntos. Él sabía que yo estaba por ahí, que algún día me lo volvería a cruzar y yo sabía que en cualquier momento, cuando menos nos lo esperásemos cualquiera de los dos, rodearía con mi brazo por encima de su hombro y le diría: "Capi, he vuelto". Descanse en Paz.


PD: ¿Por qué la muerte o desaparición de las cosas nos ayudan a recordar aspectos de nuestra vida que creíamos olvidados? ¿Todos hemos tenido relaciones especiales con personajes de ficción o mi infancia ha sido, cuando menos, extraña?

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