jueves, enero 05, 2023

la chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (2005, stieg larsson)

[Segunda parte de la trilogía… y, por lo tanto, segunda parte de la banda sonora, aquí…]

Durante los últimos días me estoy convirtiendo en un recolector y un coleccionista de “putas frases de autoayuda”… y, oye, ¡¡¡no funcionan para nada!!! Lo único que hacen es ayudarme a que la película de bajo coste y de cine independiente que me estaba montando, se convierta, en ocasiones, en una superproducción con todo tipo de efectos especiales, grandes actores y actrices interpretando nuestros papeles, con los mejores artistas interpretando temas para la banda sonora [ésta ya de verdad, de las buenas], la mejor iluminación, la mejor fotografía, lo mejor de lo mejor… Y así estoy, convirtiéndome en un “paulocoelhista” de marca blanca…
 
Y tengo frases increíbles [o tal vez no…]: “te miro y deseo que todos se encuentren con personas como tú… luego me sonríes y me convenzo de lo afortunado que soy”, o ésta que es muy buena “ya coincidí contigo, que era lo más difícil…”, y quién mejor que Benedetti para expresar la idea de fondo: “Mi táctica es mirarte, aprender cómo sos. Mi táctica es hablarte y escucharte, construir con palabras un puente indestructible. Mi táctica es quedarme en tu recuerdo, no sé cómo, ni sé con qué pretexto, pero quedarme en vos. Mi táctica es ser franco y saber que sos franca y que no nos vendamos simulacros para que, entre los dos, no haya telón ni abismos. Mi estrategia es, en cambio, más profunda y más simple. Mi estrategia es que un día cualquiera, no sé cómo, ni sé con qué pretexto, por fin me necesites”.  Es buena, ¿eh?
 
También estoy coleccionando palabras que, aparentemente, no significan nada, pero sí lo tienen. En plan “cafuné”, ya sabes… Una de ellas es “mamihlapinatapai” [que no, que no es inventada], otra es “yuan fen”, te diría que deseo explicarte con hechos qué es un “cwtch” y mi favorita es “koi no yokan”… y tengo más, tampoco quiero aburrirte, pero pensé que te gustaría que lo compartiese contigo…
 
“Si supieras lo que te miro a escondidas…”
 
Vuelvo a sentir frío…
 
martes, enero 03, 2023

los hombres que no amaban a las mujeres (2005, stieg larsson)

[Primera parte de una trilogía… cada entrada llevará su propia banda sonora… ésta es la de hoy…]
 
Se me está poniendo alma de cantautor… bueno, en realidad, alma, cara, corazón, espíritu… y, además, de cantautor de los buenos, de los que, cuando les escuchas, sientes que están hablando únicamente de ti, de tus sentimientos, de tus ideas, de tu vida… de cantautor que es capaz de expresar lo que te pasa por dentro mejor que tú con tus propias palabras… de cantautor que sufre en silencio y soledad... de cantautor que respira y emana tristeza y melancolía… de cantautor que sientes que llora por ese desamor que narra… de cantautor que sabes que se encierra a ponerle letra y melodía a eso que siente... de cantautor que sabes que abraza al insomnio por las noches… lo dicho, se me está poniendo alma de cantautor…
 
Lo curioso es que todas las letras que se me ocurren, ya están escritas. Han sido otros los que se han adelantado y explicado mejor de lo que lo hubiera hecho yo lo que me late por dentro… es más, empiezo a pensar que todas las canciones que escucho hablan de ti… y de mí… hablan de nosotros. Todas cuentan lo que fuimos, lo que somos, lo que seremos…. Hablan de las siestas que no compartimos, de las copas de vino que nos quedaron pendientes, de los abrazos y besos que no nos dimos aunque los deseamos… Riman sobre el silencio y la soledad, sobre la tristeza, sobre caminar con los hombros cargados, arrastrando los pies, sobre llevar días sin sonreír…
 
Y también hablan sobre las pecas que no acabé de conocer de tu cuerpo, sobre tu voz susurrándome al oído, sobre tus ojos brillando al mirarme, sobre tus caricias sobre mi mano… y hablan de lo que me contaste con silencios, de las palabras que no me dijiste, de los sentimientos que no fuiste capaz de confesarme… y, por supuesto hablan de todo lo que queremos ser, incluyendo, unos desconocidos. Ahora, al contarte todo, esto siento frío, creo que necesito echarme una rebequita por encima...
 
miércoles, diciembre 28, 2022

secretos de miel (2003, el barrio)

Escribo con premeditación, nocturnidad y alevosía, lo reconozco… lo hago amparado por las sombras de la noche, arropado por el silencio que me rodea, envuelto en las ideas que quiero plasmar en estas líneas… sí, lo hago adrede, lo hago cuando la ciudad duerme y lo hago sabiendo que no obtendré una respuesta inmediata y todo ello me hace sentirme un delincuente, como si estuviese cometiendo un delito, sintiendo que tengo que moverme agazapado entre portales, esquivando farolas o las luces de vehículos… tratando de esquivar tu mirada, evitando cruzarme contigo o, como ahora, esperando a que duermas para enviarte cuatro pensamientos…
 
Tanto rodeo para decirte que te echo de menos. Que extraño tus ojos y cómo me miras (sobre todo y especialmente, cuando no nos miran), que echo de menos tu sonrisa y tu risa cuando alguna de mis tonterías te toman desprevenida y relajada, que, incluso, me faltan alguno de esos “imbécil” que me has dedicado mirándome fijamente o de reojo, pero sin darme la espalda… En estos momentos, en mi cabeza, están en plena ebullición, recuerdos que forman burbujas que explotan y se mezclan con otras que crecen y también explotan y se vuelven a mezclar, acerca de los secretos que entre susurros nos hemos contado, las palabras que nos hemos dicho y las que hemos callado, lo que hemos querido entender y lo que hemos preferido no hacerlo…
 
Sí, también sé que me falta valor para ir a buscarte y decirte todo esto a la cara y sellar un pacto tácito entre nosotros con un beso. Me falta la valentía necesaria para decirte todo lo que siento, todo lo que pienso, todo lo que provocas en mí… Quizás, algún día me atreva… Quizás, algún día nos volvamos a encontrar… Quizás… Ojalá… Mientras tanto, mientras tú o yo nos armamos de valor, voy a imaginarnos un ratito, voy a pensarnos en un cafuné, no sé si de mí hacia ti o de ti hacia mí.., pero un cafuné… Y, quizás, también, puede que nos imagine en un café y que ambos veamos que sí, que nos gusta...
 
martes, mayo 05, 2020

22 balas (2010, Richard Berry)

Lo reconozco, desde que planteé esta idea de escribir acerca de los números, el veintidós tenía nombre y apellido… Elgin Gay Baylor… no había otra posibilidad, no existe otro veintidós más veintidós que él… quizás, podría entenderse que Baylor no es “un sí, pero no”… sinceramente creo que, a pesar de ser “Rookie of Year” [1958-59], de sus 11 Partidos de las Estrellas [incluyendo un MVP], y sus 10 inclusiones en el Quinteto Ideal de la Liga, lo es… lamentablemente, lo es…

No lo tuvo fácil, es justo reconocerlo… llega a Minneapolis [se trasladarían dos años después a Los Ángeles], último equipo de la temporada anterior, una franquicia en crisis deportiva y económica, y, no nos engañemos, Rosa Parks hace apenas dos años y medio que se sentó en un autobús en Montgomery [“provincia” de Alabama]… incluso, en una temporada descomunal [38’3 puntos y 18’6 rebotes por partido], la mejor de nadie en la historia de la NBA, lo hace mientras cumple como reservista en Seattle… entre semana, militar, los fines de semana, jugador de los Lakers…

Pero, porque siempre hay un pero en estas historias… a Elgin, jugador tremendamente físico, con penetraciones endiabladas… dos lesiones le condicionan… especialmente la segunda… primero la rodilla [cuando no había los avances actuales en medicina]… la vertiginosas entradas se transforman en tiros alejados… la segunda, el tendón de Aquiles le deja a punto de la retirada… entre su debut, y su retirada… OCHO finales perdidas [siete contra los Celtics de Russell]… en la temporada que se retira, se siente incómodo, cree que no ayuda al equipo… juega 9 partidos y lo deja… esa temporada, los Lakers ganan, por fin, la Liga… no hubo anillo para él…

Porque destacó, pero esa etiqueta de perdedor… por esos motivos… Elgin Baylor es mi número veintidós…
domingo, mayo 03, 2020

hora veinticinco (1967, Henri Verneuil)

Si te llaman “The Jet” tienes que ser bueno, seguro… si te llamas Chester y te acortan a “Chet”, no eres malo, seguro… si te llaman Chet “The Jet” no sólo eres muy bueno, sino que, además vas a hacer una gran carrera en la NBA… 13 temporadas en la liga… más de 1.000 partidos jugados… media de más de 18 puntos por encuentro… un “NBA Championship”… y mínimo 76 partidos jugados por año… eres bueno, Chet “The Jet”…

Sigamos un poco más… durante sus “doce más una” temporadas, el equipo en el que estuvo SIEMPRE jugó partidos de Playoffs… y él NUNCA se perdió ni uno de esos partidos [¿de qué estaban hechos antes los cuerpos? ¿de adamiantum?]… en todos esos partidos, tanto con Syracuse/Philadelphia como con Chicago, siempre usó el veinticinco… siete veces en el Partidos de las Estrellas [prácticamente los mismos promedios de puntos y rebotes que de normal]… y un seguro en los tiros libres [11 temporadas entre los 20 mejores]…

El traspaso de Chet a los Bulls fue una sorpresa para todos, estaba en un equipo que, además de haber sido campeón un par de años antes, era siempre uno de los candidatos… pero en Chicago había un “cazatalentos” [vamos, uno en el equipo de scouting] que estaba convencido que podía lograrse… el tipo era Jerry Krause [wait a moment!! same Krause that…?? el mismito!!]… y para acabar, la misma historia de siempre… se retira en 1975 y se convierte en “Hall of Fame” en 1993… anécdota final, ganó un Emmy, como co-productor, por una “tv-movie” basada en la vida de una madre soltera y sus nueve hijos… Mary Thomas [la madre de Isiah Thomas]

Por todo eso… porque fue uno de los grandes, pero se nos olvida, Chet Walker es mi número veinticinco…
sábado, mayo 02, 2020

ochenta y ocho minutos (2007, Jon Avnet)

Pensemos en records de la NBA… ahora, dejemos a un lado las hazañas y centrémonos en los nombres… a ver si adivino… Abdul-Jabbar, Jordan, Chamberlain, Russell, Stockton… era fácil… hablar hoy de Henderson [87], Heard [86] o McLemore [también 86] resultaba muy tentador… pero hacerlo del 88, con alguien que en 14 temporadas siempre vistió el número 8, y que, no es especialmente conocido, era una “casualidad” [no creo en ellas, ni en las coincidencias, ni en la suerte… ni en el horóscopo] que no podía dejar escapar…

En teoría, una “regular season” tiene 82 partidos, pero el bueno de Walter Jones Bellamy, en la temporada 1968/69 jugó ¡¡OCHENTA Y OCHO PARTIDOS!! [promedio de 17’4 puntos y 12’5 rebotes, ojo ahí]… explicación fácil: el calendario NBA se adapta a viajes [larguísimos algunos… especialmente desde “el Canadá”], giras, eventos… y puede ser que cuando se abre el plazo de traspasos [mitades de diciembre…] un equipo lleve varios encuentros más que otro… y eso pasó… Bellamy jugaba en los Knicks [35 partidos cuando lo traspasan] y ficha por los Pistons [29]… saquemos cuentas y ¡¡TACHÁN!!

Pero Walt, no era un cualquiera… pivot titular en los JJOO de Roma’60 [oro, of course… y 10 de los 12 seleccionados, son “Hall of Famers” con Jerry West, Oscar Robertson o Jerry Lucas, entre ellos…], cuatro veces All-Star en sus primeras cuatro temporadas, Rookie del Año… record de partidos jugados en Temporada Regular [y no tengo claro que vayamos a verlo superado]… por cierto, retirado en 1974, Hall of Fame desde 1993 [estoy viendo que lo de los 5 años mínimo para ser incluido se les está escapando de las manos…]

Porque es uno de los grandes, pero se nos olvida… porque es un sí, pero no… Walt Bellamy es mi número ochenta y ocho…
viernes, mayo 01, 2020

los once (2009, Pierre Michon)

El penalti de Panenka, no es únicamente el penalti del bueno de Antonín, es mucho más, es algo que ha quedado ya en el imaginario colectivo, algo que ha pasado a formar parte de la Historia [de nuevo con mayúsculas] del fútbol… es la suerte en que se lanzó, es el momento en que se chutó [tanda de penales, tras la prórroga, en la final de la Eurocopa de 1976], es lo que supuso [único título continental ganado por Checoslovaquia a la todapoderosa Alemania Federal (la buena, a que ganaba partidos y títulos)]… pero, cambiando la perspectiva, es también el penalti de Sepp Maier…

Once metros… si el tipo éste, bigotudo, desgarbado, marca serán campeones… si lo paro, tendremos una nueva oportunidad… ¿por qué Uli [Höness] ha chutado tan mal?... once metros… lo tengo claro… clavo los pies en la línea de cal… once metros… ha cogido demasiada carrerilla, se ha salido de la media luna… once metros… miro el balón… veo a los lejos a Franz, a Berti… once metros… oigo al italiano pitar… once metros… viene muy rápido… lo voy a parar… once metros… ¡Lo tengo! Es diestro, tirará a mi izquierda… un pasito al frente y me tiro… es un pálpito, lo va a tirar ahí… ¡AHORA! lo veo… me ha engañado… en el aire me he dado cuenta que me ha timado… ¿cómo ha podido hacer eso? No ha ido a colocar… no ha tirado a romper… ¿qué ha hecho? ¡era el último p*t* penalti! Lo ha tirado suave, manso, al centro… me ha engañado… lo ha metido haciendo una parábola… ¿tan tranquilo estaba? ¡era el último p*t* penalti! ¿cómo me voy a quedar quieto? estaba convencido…

Por eso, porque, aquel día, el penalti también fue suyo… Josef Dieter «Sepp» Maier es mi número once…
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