martes, septiembre 15, 2009

un día de cólera (2007, arturo pérez-reverte)

Día SEIS. El día de ayer acabó bien. Estuvimos viendo los tres compis una peli. Bueno, casi los tres, a Deivi le llamaron por teléfono y se perdió la mitad y nos quedamos solos Moi y yo. El título es lo de menos.... pero estuvo bien. Y hoy más de lo mismo. Se me olvidó comentar que ayer fui a encontrarme con unos cuantos funcionarios en su puesto de trabajo y la cosa fue bien, vamos, que me atendieron sin mayores problemas. Sigo intentando que me atiendan por teléfono, pero el tema está complicado, o eso me parece. Si ayer la excusa fue “perdona, no está mi secretaria y no te puedo atender”, hoy ha sido que sí, que me atienden, pero que no es su departamento, así que me han dado otro teléfono y otra persona de contacto.... Veremos cuánto crece esto...


Por lo demás, estamos de casting. Deivi se va a primeros de octubre y, por tanto, estamos buscando nuevo compañero de piso. Una experiencia nueva para mí... Hoy se han pasado por casa un irlandés y una turca. Si no recuerdo mal, John y Bahar, respectivamente. No sé, a mí, la chica turca me ha caído en gracia... No tenía ninguna gana de irse a su casa, ha estado más de una hora sentada en el sofá charlando. Eso sí, cuando se van los “candidatos”, nos reímos un poquito, principalmente por las meteduras de pata nuestras. Por ejemplo, en un arranque de erudición, a Moi le ha dado por comentarle al irlandés los nombres de los leones de las Cortes (Daoiz y Velarde, como quienes lideraron la resistencia contra los franceses en 1.808 y conocidos popularmente como “Malospelos” y “Benavides”), que le importaba menos que nada. Y en un arranque le he dicho a la chiquita que no se mordiese las uñas, pero digamos, que he elevado un poco el tono de voz. Se ha quedado pálida, pero no lo ha hecho más. Esto del casting promete...



PD: ¿Eso de “no es de mi competencia” lo enseñan cuando uno adquiere el status de funcionario? ¿Por qué los franceses hacen películas tan raras?

lunes, septiembre 14, 2009

vértigo (1996, ismael serrano)

Día CINCO. El despertador se ha mostrado despiadado a eso de las cinco de la “madrugada” y no ha me ha permitido seguir disfrutando de mi cama. De la última noche, en bastante tiempo, en MI cama... Bueno, el despertador y la RENFE, que me temo, que no tenía previsto retrasar la salida de uno de sus trenes con dirección a la capital del Reino, porque yo llegase tarde. Así que, arriba, aseo personal y rematar los últimos detalles de la cantidad de cosas que me llevo en esta segunda tanda... No voy a acudir al tópico ése de que parecía Paco Martínez Soria en la gran ciudad, pero es la idea. Una maleta grande rellena por encima de su capacidad, un par de trajes, el portátil con el que poder contar estas aventuras y otro paquete más, me he trasladado hasta aquí... Ya no sé si la gente me miraba raro o no. No lo sé. Tampoco me importa. Sólo estaba pensando en llegar a casa... A mi nueva casa, se entiende...


En casa estaba Deivi. Un tipo muy agradable, quizás la conversación no es su fuerte, posiblemente, entre otras cosas, porque soy un elemento extraño que acaba de entrar en su vida... Después de instalarme hemos estado charlando un ratito. Es calladito, pero muy listo, el tío. Total, que también ha tocado hacer compra, porque tengo el vicio de comer dos veces al día (un café bebido en el desayuno no es una de las comidas del día) y, de momento, de aire no me alimento, así que ....


En lo laboral, ya he empezado a topar con la administración. O, concretamente, con los funcionarios, de esos que por la mañana no trabajan y por la tarde no van... Todo el santo día para que me cojan el teléfono y no hay manera. Si sólo quiero que me den cita para la semana que viene... Veremos qué pasa con este tema. Seguiré informando...



PD: ¿Por qué, a los que somos de provincias, acudir a una gran capital nos hace sentirnos como hormiguitas? ¿Complejo de inferioridad? ¿Temor a lo desconocido?

viernes, septiembre 11, 2009

canción del auto nuevo (1975, gaby, fofó y miliki con fofito)

Día DOS. ¡Cómo cambian las cosas! Si ayer tardé la intemerata en dormirme, lo de anoche fue como el día y la noche. No había puesto el segundo pie en la cama y ya estaba completa y profundamente dormido. Posiblemente ayudó la cena con el jefe más el vino con el que se acompañó a tan necesaria ingestión. Entre que tenía hambre y que el jefe apenas bebe... pues eso, que caí rendido. Supongo que también hubo algo de liberación de presiones y de tranquilidad y relajo en cuanto a lo que se espera de mí y lo que yo mismo me exijo. En definitiva, un día muy cargadito de emociones y de actuaciones que he tenido que realizar y que, al final, he pagado con un cansancio supino.


Así que después de la cena, un viajecito en el suburbano y caer casi inconsciente al acostarme.... el despertador no me ha dado tregua, ha sonado cuando con más cariño me abrazaba Morfeo. Y puesta en marcha, ducha rapidita y de nuevo, de citas y reuniones. Primero una reunión con los jefes, luego otra reunión, ésta ya de negocios, y para finalizar una última, pero, en este caso, alrededor del yantar. Muchos datos, mucha información, teléfonos, direcciones decorreos electrónicos.... Y, para acabar, me vuelvo al pueblo a pasar el fin de semana, así que he pasado en un visto y no visto por el hogar, he recogido la maleta y a la carretera....


Reconozco también que, durante el viaje, me he dormido durante unos cuarenta minutos.... Lo siento, pero lo necesitaba y, además, la vuelta al pueblo tenía su miga... Quinientos ochenta kilómetros, aproximadamente, con tres paradas intermedias para que se apeasen mis compañeros de viaje en sus lugares de residencia..... Total, que si bien la conversación a lo largo de este regreso ha estado salpicado de anécdotas, risas, llamadas de teléfono, mensajes, discusiones, confesiones en voz queda, .... lo cierto es que ha sido algo de paliza...



PD: ¿Por qué siempre toca despertarse y levantarse cuando estamos en lo mejor del sueño? ¿Por qué la vuelta a casa resulta siempre tan gratificante?
jueves, septiembre 10, 2009

cuatro ases (1903, cassius marcellus coolidge)

Día UNO. La de Dios. Me ha costado dormirme lo impensable. Como casi siempre, me he metido en la cama con la radio encendida, en tono que, conforme pasan los minutos se convierte en un susurro y que acabo ni oyendo ni escuchando mientras caigo en los brazos de Morfeo. Pero nada, anoche fue imposible. Vueltas y más vueltas. La cama. Los almohadones. Los cojines... Todo me molestaba. Lo único que sé es que no he llegado a oír las noticias de las cinco de la mañana. Increíble. Y luego he amanecido a las nueve... Aunque, eso sí, lo de levantarme ya ha sido otra historia, porque reconozco que he remoloneado un buen rato...


Al levantarme, nada se sabía de mis compañeros de piso. Una duchita, vestirme y a la calle. Después de situarme por el barrio y pasear un ratito, me he encontrado con la Asociación de Comerciantes de Castilla y León (o algo así era). Pedía, protestaban, solicitaban, reclamaban o lo que quiera que hiciesen por el Comercio Justo. Total, que vendían, muy baratitos, kilos y kilos de azúcar, plátanos y naranjas (hasta donde yo he visto. Cuatro de azúcar me he llevado. Dos euritos. Luego a comer. Y después de llenar el estómago... tocaban las cosas serias. ¡¡A currar!! (que es a lo que hemos venido)


Estaba citado a las seis y media, pero me ha tocado esperar casi tres cuartos de hora. Es lo que tienen los jefes, que pueden llegar tarde, se disculpan y asunto arreglado. En fin ... He conocido a mis nuevos jefes o, mejor dicho, a aquellos para quien trabajaré. Parecen buena gente. Por un momento he tenido casi un exceso de responsabilidad futura y me ha dado algo de vértigo todo, pero, bueno, con un poco de tranquilidad, quizás, sea capaz de cumplir las (auto) exigencias requeridas. Tengo ganas de empezar. Veremos cómo se van dando las cosas...



PD: ¿Cuántas veces cumplimos todo aquello que nos proponemos? ¿Lo que se espera de nosotros (o lo que queremos dar de nosotros mismos) nos espolea o nos bloquea? ¿Cuántas veces hemos cumplido esas (auto) expectativas?

miércoles, septiembre 09, 2009

amanecer (2008, stephenie meyer)

Día CERO. Definitivamente, no me cabe la vida en una maleta. Creo que también ayuda el hecho de que siempre he sido un poco Diógenes, pero no me cabe todo lo que me quiero llevar en una maleta. Y es jodido. Jodido y doloroso. He tenido que establecer un orden de prioridades sobre qué era conveniente llevar y qué no. Al final, de lo que me llevo, no me dejo nada. Seguro que acabo echando cosas de menos, muchas. Tratar de meter una habitación con todas sus cosas, con el contenido de sus armarios, de la librería, de los cajones, de .... es complicado. Muy complicado. Creo que llevo todo lo necesario, pero sólo lo creo. Cuando deshaga la maleta será muy probable que empiece a extrañar cosas.


Me ha costado dormirme esta noche. No eran nervios, nada de eso. Era... no sé lo que era, pero he dado unas cuantas vueltas en la cama y cuando la sábana empezaba a estrangularme, creo que ése ha sido el momento en que he perdido el conocimiento. El trayecto en tren se me ha hecho eterno, apenas tres horas, pero eternas, larguísimas... Ya no sé si ha sido por lo que he dejado atrás o por lo que me espera delante... Dudas, muchas dudas...


Ha aparecido J.One y he ido con él a ver el piso. La verdad es que mola. Mucho. Me gusta. Amplio, iluminado, bien decorado y pintado y, sobre todo, con compañeros muy agradables. Parece que el tema vivienda ya lo he solucionado y bastante bien por suerte. Luego, unas cervecitas con J.One y uno de los compañeros. Posteriormente a casita, deshacer maleta, hacer la cama y ahora me vuelvo al salón para seguir de palique con mis nuevos compañeros de piso. Lo cierto es que algunos de mis miedos y temores se han ido disipando. Veremos qué nos ofrece mañana el día. Al fin de cuentas, hoy sólo es el Día Cero.


PD: ¿Realmente será una buena decisión la tomada? ¿Me podrá la capital o podré yo con ella? ¿por qué me he olvidado el cepillo de dientes?
| Top ↑ |