miércoles, enero 31, 2007

el fabuloso mundo del circo (1964, henry hathaway)

Ha llegado el circo a mi pueblo. No es un hecho especialmente novedoso, pero me he sorprendido leyendo detenidamente el cartel que lo anunciaba. Todos los años, en las fiestas patronales, viene el circo (aunque la verdad, que con tanto lío sobre el maltrato de animales, no sé si cuando llegan traen fieras o sale alguien disfrazado). El caso es que este es un circo temático, o eso anuncia, basado en la magia y los payasos. No está mal, pero me parece menos circo. Debe ser que soy un clásico, pero, aunque no fui mucho de niño, y un par de veces ya algo más adulto, conservo ciertos recuerdos que quiero mantener y por ello me retrae volver.

No sé como era su cara, ni cómo vestía, pero todo empezaba con el caballero que nos recogía las entradas. Mezcla de olores. Serrín, palomitas, algodón de azúcar, tierra mojada, ... Y a ocupar la localidad. Los buenos asientos debían ser unos que estaban a pie de pista, parecían pequeños palcos y sus ocupantes eran niños rubios, bien peinados, limpios y sonrientes, y claro, como yo soy de cabello oscuro, pues a otro sitio. Deseaba que saliesen los payasos, de hecho, creo que no me hubiese importado que sólo estuviesen ellos en la pista. Porque sí, había una pista de circo, igualita que la que salía en la tele. El jefe de pista era delgadito y no tenía mostacho, pero vestía como lo había visto en la tele.

Y aparecían caballos y unas señoritas que hacían piruetas sobre ellos. Y los trapecistas, con saltos y giros en el aire, incluso, en el último momento de su actuación retiraban la red y pedían silencio (todos conteniendo la respiración y el atontao de la batería dándole a los palitos, joé tío, que han dicho silencio, que les vas a poner nerviosos). También aparecía un funambulista (que yo no sabía, pero luego me enteré que, como su propio nombre incida es el que anda por el alambre). Rápidamente unos mozos, empezaban a colocar rejas en el interior de la pista y ahí salían los tigres y los leones (que no voy a mentir, pero me parecían más fieros los que atacan a Tarzán en las pelis). Lo que molaba era el descamisado con el látigo, bueno, realmente, era el látigo lo que era chulo. También una familia (digo yo que lo serían porque vestían todos igual, y eso sólo lo he visto yo con los hermanos.....) que con unos balancines daban saltos en el aire y caían de pie encima de los hombros de otro.

Al final, lo más esperado, los payasos. No eran Gaby, ni Fofó, ni Fofito, ni tan siquiera Miliki o Milikito, pero te reías con ellos. Cantabas con ellos, gritabas con ellos, ... Y como punto final, la opción (previo pago, claro) de sacarte una foto encima de un elefante. Por tocarlo no cobraban, así que yo sólo tocaba y la verdad, muy grande, mucha trompa, muchas orejas, pero la piel hecha una pena. ¡Con las cremas tan buenas que hay ahora!


PD: ¿Sigue habiendo circo de estos o sólo los recordaré de cuando era niño? ¿Quieren los niños ir al circo o prefieren quedarse en casa con la Play? ¿Por qué los padres no llevan a los niños al circo y aprovechan para recordar su infancia?
lunes, enero 29, 2007

los fantasmas del roxy (1987, juan marsé y joan manuel serrat)

Hoy me he encontrado con una droguería. Rectifico, ella me ha encontrado a mí. Una vez escuché que no eres tú quien encuentra un libro, sino que son los libros quienes te encuentran a ti. Bueno, pues eso me ha pasado. Me ha encontrado una droguería. Estaba trabajando, en realidad no estaba físicamente sentado frente al ordenador redactando documentos, sino que iba a entregarlos cuando ella me ha silbado para llamar mi atención. Lo ha conseguido. Al principio, me he hecho un poco el loco, pero de manera disimulada la he mirado y cuando no hemos mirado a los ojos no he podido resistir la tentación y me he parado a observarla detenidamente. a través de sus ventanales he mirado a su interior, y nuevamente, sorprendido, he advertido su sencillez, su ternura, su humildad y su cariño.

La verdad es que sido poco osado. No me he atrevido a entrar. Sólo la observaba. He visto ese viejo mostrador, las molduras recorriendo todo el local, los distintos productos apilados en estanterías de antaño, ... No sé, no he querido entrar, quizás por miedo, por temor a que no oliese a Zotal, a que no conservase unos aromas y un ambiente que yo creía olvidados. Me ha recordado a una antigua droguería que había en la esquina de la acera donde vivo. La regentaba un matrimonio con sus hijas, pero sólo tengo vagos recuerdos de las personas. Espacioso, con muchos productos, o al menos, a mi me lo parecía, con una cierta penumbra, que siempre me ha parecido inherente a estos negocios. Y con una trastienda, oculta por una descolorida cortina, que siempre me pareció un lugar ideal para esconder un tesoro. Nunca entré, pero siempre quise saber qué se ocultaba allí, qué tesoros ocultos podrían descubrirse en aquel lugar oculto para la clientela. Cerró hace mucho tiempo, aún era yo un niño. Y pensaba que con él muchos de mis recuerdos. Pero no, hoy han vuelto y estoy contento por ello.


PD: ¿Por qué dejaron de venderse los detergentes en recipientes de cilíndricos? De acuerdo, ocupaban espacio, pero los niños de varias generaciones los utilizamos para jugar como tambores y con dos cucharas ya teníamos una batería. ¿Quién no metió la cabeza en uno de ellos y aún hoy recuerda ese olor a detergente? ¿A qué hoy ya no huele igual?
domingo, enero 28, 2007

el inglés que subió una colina pero bajó una montaña (1995, christopher monger)

De verdad que no lo entiendo. Que lo expliquen. ¿Tan difícil es ser normal? Porque lo de estos no es un acto de rebeldía, no. Son ganas de tocar las narices. Estoy hablando de los ingleses. No se conforman con conducir al contrario de todos, no. Eso no es suficiente. Además nos complican la vida con su sistema métrico. Que sí, que es muy bonito y así mantienen antiguas tradiciones, pero si todo el mundo civilizado lo hace de otra manera (efectivamente, Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda y otros países como Kenia, mantienen ciertas semejanzas con ellos. De acuerdo, por eso he dicho civilizados, que ni lo de estadounidenses, japoneses o neozelandeses es medio normal). Así que no pueden hablar en kilómetros, metros o centímetros, no hablan en millas, yardas, pies y si la cosa es pequeña en pulgadas (y no voy a hacer comentarios sobre lo asqueroso que me parece medirse lo que estoy pensando en pulgadas). Pues bien, la única milla que conozco es la milla verde, que es la denominación que recibe el pasillo de linóleo verde que separa las celdas de los presos condenados a la silla eléctrica de la penitenciaría de Cold Mountain; en tema de yardas ando bastante perdido, salvo que sea en fútbol americano y aparezcan pintadas en el suelo; lo de los pies es bastante más complicado, además yo calzo un 45 y a lo mejor no es lo mismo que quien calza un 38; y lo de pulgadas, mejor no comento.

Podría bastar con esto, pero no, cuando pesan algo comentan que son onzas o libras (lo máximo que recuerdo es que, hace muuuchos años, el chocolate lo vendían en onzas, y lo sé porque me lo han contado). Con lo fácil que es pedir cien gramos de chorizo o cuarto y mitad de mortadela (bueno, tampoco creo yo, que el chorizo y la mortadela ingleses sea de excelente calidad). Y si no fuera suficiente, al medir capacidades hablan de pintas, galones o barriles. Bien, ¿qué coño es una pinta? joé, lo normal es pedir un botellín o una caña, y si me apuras, una jarra grande de cerveza y ya está. ¿Galones no son lo que llevan los militares en el brazo y si te degradan te los arrancan? pues como no estén hecho de esponja, no sé qué demonios cabe ahí. Y barriles sí sé lo que es. ¡¡¡Bien por mi!!! Omito hablar de esas medidas tan fantásticas como son los estadios y las stones, no merece la pena.



PD: Repito, ¿tan difícil es ser normal? ¿Esto influye en que no me guste el Corte Inglés? Seguro que ni la llave inglesa la inventaron ellos, ni el jamón de York tiene algo que ver con ese condado. Fijo, no están engañando.
viernes, enero 26, 2007

la intérprete (2005, sydney pollack)

Curioso esto de los idiomas, o mejor dicho, curiosas las situaciones que se producen cuando tenemos que traducir a un idioma que no es el nuestro. Me parece que me estoy liando. Empiezo de nuevo. Cuando hablamos en un idioma y que no es el nuestro y con el que no tenemos soltura o no dominamos por completo, se producen equívocos que pueden dar lugar a situaciones más o menos cómicas (principalmente menos para quien la sufre) Esto viene a cuento de que en la cena de la Triple B, vino el otro día Kim, una nativa de Oregón, y al final de la velada, aseguraba, y hubiese jurado sobre la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, que ella se tenía que levantar a las cinco menos ocho para hacer zumo de naranja e inmediatamente después, a las siete y treinta y dos, comprar pan. "Tengo un horario muy riguroso" dixit. Que yo no digo que no lo tengas, mujer, pero ... ¿de qué tamaño son las naranjas con las que haces el zumo? Dos horas y media haciendo zumo me parece mucho. ¿O acaso te ha contratado el Señor Pascual? En el fondo, sólo quiso decir que se levantaba a las ocho menos cinco, pero el error tuvo su jugo (nunca mejor dicho)

En fin, que por esto mismo, alguna vez he bromeado con las particularidades de los idiomas y voy a tratar de poner un ejemplo. El francés es algo complicado al principio (sólo me estoy refiriendo al idioma). El agua, ellos la escriben "EAU", pero la pronuncian "Ó", que digo yo, ya que escribes tres vocales, joé, pronuncia alguna de ellas. LEY se dice "LUÁ"; REY, "RUÁ", ... GILIPOLLAS digo yo que será GILIPUÁ. Otro tanto ocurre con el inglés, las vocales A, E, I, O U, deben ser pronunciadas EI, I, AI, OU, IÚ, que a veces piensas, qué gasto de energía, casi aciertas en todas, pero no has dado ni una (nótese que la pronunciación seguida de las vocales en inglés, parecen ser los quejidos de un apaleado, por ejemplo).

Con lo fácil que es hablar en español y tenemos que complicarnos la vida utilizando otros idiomas, quizás esto también sea culpa del Corte INGLÉS.


PD: ¿Aquéllos que siguieron los programas míticos de Follow me o Muzzy (que también tiene cojones dejar que te enseñe inglés un monstruo peludo verde) lo hablan con corrección? Ya sé que los que fueron a Opening, no.
martes, enero 23, 2007

el florido pensil (1994, andrés sopeña)

Hace tiempo que no los veo. Si acaso, como parte del uniforme de los escolares. Pero la verdad es que apenas se ve alguno. Y cuando se ven, llaman la atención. ¿Dónde habrán quedado? Recuerdo haberlos tenido. Supongo que ya no estarán en casa, que se habrán perdido o tirado. Los recuerdo con cierta nostalgia, aunque los mayores recuerdos se centran en cuando no quería llevarlos. Me refiero a los pantalones cortos. A esos pantalones que de niños todos llevábamos y ahora nadie usa. Ésos, que dejar de llevarlos suponía que te estabas haciendo mayor, que dejabas de ser un niño. Ahora, ya, casi nadie los lleva. Ahora, ya, todos los niños visten como los mayores. Camisa, pantalón largo, zapatos, ....

Aún tengo fresca en la memoria las heridas en las rodillas, las manchas de hierba sobre la piel, los bolsillos en los que apenas cabían unas monedas, unas canicas y unos pocos cromos.... Creo que los tuve de varios colores, aunque nunca me preguntaron si me gustaban, simplemente cuando se necesitaban, se compraba y fin del problema. Tampoco es que tuviese muchos, recuerdo dos o tres, alguno sí que me gustaba, otros .... digamos que mejor para los domingos. También rememoro la primera vez que me compraron pantalones largos. Me estaba haciendo mayor. Y junto con los pantalones cortos aparecen en mi memoria imágenes de interminables partidos de fútbol en la calle, de canicas perdidas por no meter en el gua, de colecciones incompletas de cromos, de chucherías compradas con ojos golosos, de cuando el invierno era invierno y el verano verano.

Imagino que todo ha cambiado, que ya no se fabrican pantalones cortos, simplemente porque ya no se compran, porque en las pelis americanas, los niños llevan el último modelo de zapatillas y los pantalones son largos. Porque en las series de la tele, los niños juegan con el ordenador o se conectan a internet o ven un deuvedé. Y, quizás porque todos hemos aprendido un poco de inglés, y ya no jugamos con canicas, ni al escondite, ni al burro, ni a .... nada. En fondo, ya no jugamos a nada. Ahora hablamos de sofgüer, de cedés, de pleis y otras historias.


PD: ¿Será que ya me estoy haciendo mayor por lo que añoro lo de antes? Por cierto ¿dónde está el señor de Tulipán y su helicóptero?

domingo, enero 21, 2007

al diablo (2004, lucas masciano)

Tengo la tremenda suerte de que mis padres y abuelos me han educado muy bien, o, por lo menos, lo han intentado, que si no ... Si no fuera por eso, saco la espada y me quedo solo (por cierto, no tiene nombre aún, y ya he comentado que una espada que se precie debe tener un nombre). El caso es que hay situaciones en las que pongo a prueba a mis nervios, a mi paciencia y a mi educación, pero me dan unas ganas de desenvainar .... Todo esto viene a cuento de que estoy hasta los mismísimos de las paradas de autobús. Bueno no exactamente es así. Concretamente de las señoras que llegan las últimas a la marquesina, justo cuando llega el autobús que estás esperando, y en un pis-pas, se te han colado, entran en posición de podio, se sientan y aún tienen los santos ovarios de guardarle el asiento de al lado a la amiga que como va con bastón no puede correr como ella y ha subido en posición de diploma olímpico, porque eso sí, siempre entran entre las siete primeras personas (la duda que me surge es si la que llega más rezagada tiene alguna lesión producto de un abordaje "autobusil" anterior).
Pues no, señora, no. Si llega de las últimas se jode y espera, como hemos hecho los demás. ¿Y qué es eso de guardar el asiento a otra persona? Puedo entender que suba, que coja el asiento y que se lo ceda a esta amiga suya (o a su madre, o a su tía con dificultades motrices, o a su santa abuela) pero eso de quedarse con los dos, no. ¡Faltarías más! Los chavales esperando que llegue el transporte urbano, los entrañables abuelitos, con sus nietos asidos de la mano, aguardando en la marquesina, para que llegue usted y, tras una demostración de adelantamientos temerarios (que tendrían que quitarle puntos del carnet de peatón), les quite la ilusión de poder realizar el trayecto sentados, no, señora no. Y lo peor aún está por llegar. No soporto que después de todo esto, aún tenga la desfachatez de hablar con la voz en grito felicitándose por la suerte que han tenido usted y su íntima de llegar a tiempo a subir al autobús y de encontrar un par de asientos libres, para acto seguido que todo el mundo se entere que a la pobre de su amiga Mari, el niño le ha suspendido dos, que qué pobre, que qué mala suerte ha tenido con el chaval, que a su vecina el otro día se la encontró en el Caprabo y le contó lo malito que está un tío suyo (de su vecina, digo) en el pueblo. Pues no señora, me importa un carajo. De hecho, todo eso eso la va a contar usted a mi amiga de acero, tranquilamente, pronunciando bien todas las palabras, ahí de pie, junto a la ventanilla, mientras el señor, sentado, le cuenta a su nieto, también sentado, qué harán cuando lleguen a casa. Y a su amiga, que le vayan dando, si no ha llegado, no ha llegado y punto. Que el señor conductor tiene un horario que cumplir y si no lo hace, le van a regañar sus jefes. Además su amiga será, como lo llaman ahora, un daño colateral. Que hubiera tenido más cuidado la última vez que decidió subir a un autobús.
Tengo que reconocer que estas situaciones se repiten con mayor frecuencia, los días de lluvia. Así que, que una señora trate de hacerme esta pirula y, además lleve una bolsa translúcida en la cabeza, me enerva.


PD: ¿Por qué no se pide la vez en las paradas del autobús? Facilitaría mucho las cosas y la señora no se hubiese ido pálida a casa después de haber conversado con mi espada.
sábado, enero 20, 2007

mi barrio (2004, mariano mariano)

Con esto de los músicos callejeros de ayer, estuve pensando que es bastante probable que haya más vida en la calle de la que creo, pero claro, vivimos en un mundo marcado por los horarios. Me explico. Si conseguimos abstraernos de la vorágine diaria nos daremos cuenta que la gente por la calle anda muy deprisa. Corre para coger un taxi o un autobús. Mira constantemente el reloj o habla apresuradamente por el móvil (que otro día tengo que hablar yo de los móviles). En definitiva, que casi siempre vamos mirando al suelo y no nos fijamos en lo que tenemos delante. Mi pueblo es muy bonito, al menos, a mi me gusta (aunque supongo que es lo mismo que diría todo el mundo sobre la ciudad en la que ha nacido y vive), pero me produce cierta rabia no poder disfrutarlo y, más aún, que los demás no lo hagan.
El hecho de ir mirando hacia abajo en lugar de hacia arriba (tampoco digo que miremos constantemente al cielo) hace que, en ocasiones, nos sorprendamos porque el cielo está raso y de un azul brillante. No asombra que en los tejados haya adornos detalles, molduras o estatuas y en las fachadas aparezcan escudos o blasones y nos preguntamos cuánto tiempo llevarán ahí o si las han puesto hace poco, cuando la realidad es que llevan siendo testigos mudos de nuestra vida desde que el edificio en cuestión se creó. Personalmente tengo una especial debilidad por las plazas escondidas, por eso pequeños espacios ocultos en los que apenas un par de bancos de madera, algún columpio infantil y, si acaso, alguna fuente olvidada junto a algún árbol poco cuidado se convierten en una especie de oasis para las casa que les rodean. La lástima es que cada vez veo menos de ésas y me encuentro más columpios prefabricados, más incómodo mobiliario de diseño, más farolas estéticamente muy bonitas pero con la luz más tenue. En fin, cada vez todo más bonito, pero con menos encanto.


PD: ¿Todo esto influye en que cada vez jueguen menos los niños en la calle? ¿Quizás porque no tiene un lugar propio en el que jugar en la calle, como hemos hecho los demás, no desarrollan su imaginación? ¿Nos estamos cargando la infancia de los niños?
viernes, enero 19, 2007

orquesta club virgina (1992, manuel iborra)

Como los veo en la calle, me he acordado de ellos y por lo tanto, creo oportuno dedicarles una entrada en este blog. Me refiero a los músicos callejeros. Lo primero que tengo que señalar es que en mi pueblo no abundan, o al menos, no se les ve tan fácilmente. Me temo que los motivos puedan ser dos: o bien no hay talento musical para que la gente toque en la calle, o bien, están temerosos (quien dice temeroso, dice hasta los huev...) de los agentes de la autoridad. Existen dos tipo, creo: los que lo hacen para subsistir, y con las propinas se van arreglando y compran un bocata, y los que tienen verdadera cultura musical y aprovechan el momento en la calle para tocar, ensayar o, simplemente darse a conocer, y si cae algo, pues mejor.
De estos últimos he visto pocos, pero los he visto, en mi pueblo y en otros sitios. La experiencia más deliciosa (si se me permite esta expresión) fue,creo que en Praga, aunque pudiese ser Budapest o Viena, no sé. Era una calle peatonal y una música sonaba de fondo. Conforme nos acercábamos al origen de la melodía, podíamos ver cómo los viandantes habían formado un corro. Allí estaban ellos. Dos chicos y una chica. Un violín, un violoncelo y una flauta travesera (también pudiese ser un clarinete). Interpretaban alguna pieza de música clásica (lamento ser un completo desconocedor de la obra concreta y su, seguramente, afamado compositor). Tenían toda la sensación de pertenecer a algún conservatorio o escuela de música y, la verdad, no lo hacían nada mal. Al final de la interpretación, algunas monedas cayeron en el estuche del violín, aunque creo que a ellos lo que más le gustó fue la sonora salva de aplausos con la que se cerró el recital callejero.


Pues bien, la señora alcaldesa de mi pueblo, me parece que estas cosas no le molan mucho y no las debe permitir (digo yo, que si lo hiciese se verían a más de estos músicos en las calles). Eso sí, entre la cantidad de zona azul que ha creado, la peatonalización de calles y levantamiento de calzadas que está permitiendo, mi pueblo va ser mogollón de moderno y al nivel de las mejores ciudades del mundo, pero música en la calle no, no sea que se pierdan votantes ahora que queda poquito para las elecciones. Que debe ser que los votantes por los músicos callejeros votan a otros partidos, pero si todo está lleno de obras, zanjas, vallas, calles cortadas y demás, nos seguirán votando porque a pesar de las molestias, lo hacemos por su bien. Eso sí, en las grandes ciudades dejan que haya músicos y hasta humoristas en sus entradas de Metros. Pero claro, aquí no tenemos ni tranvía.



PD: ¿Soy yo o tengo la sensación de que se nos llena la boca de cultura y arte, pero luego a la hora de la verdad, no vamos a museos, ni al teatro, ni a nada parecido, salvo por obligación?
jueves, enero 18, 2007

gran hotel (1932, edmund goulding)

Con este sentimiento melancólico que me invade en los últimos días, me he acordado de que siempre hay vivencias que uno ha querido vivir y que, por circunstancias, no lo ha hecho. Digo esto, porque envuelto por las sensaciones éstas, siempre he deseado vivir en una pensión. De las de antes, digo. De aquéllas en las que el huésped era uno más de la familia que regentaba la pensión. En una de ésas en las que se comparten las alegrías y los problemas, las risas y los lloros. Y quizás tengo la imagen de esas pensiones o fondas distorsionada. Quizás no sean como las he podido ver en televisión o en el cine, pero no importa, el caso es la experiencia vivida. Sólo en una ocasión me acerqué a algo parecido.
Fue ....... hmmmmm ..... hace ya ..... hmmmmm ..... ufffff ...... ¡¡¡diez años!!! Y sin embargo, tengo fresco ese recuerdo. Estábamos haciendo el Camino de Santiago (a ver si alguna vez cuento esa experiencia) y llegamos a .... creo recordar que Sahagún, un pueblecito cercano a León. Era una de nuestras últimas etapas, ya que cuando llegásemos a la capital nos volveríamos a nuestro pueblo (debo matizar que iba junto a dos amigos más). El caso es que hablamos con algún lugareño, no recuerdo el motivo, pero siempre hablábamos con la gente de los pueblos, y nos recomendó que fuésemos a esa pensión. Recuerdo que el día era muy luminoso (obvio, dado que era el mes de julio) y que el sol iluminaba un comedor bastante grande, lleno de mesas y armarios con vajilla. Lo regentaban, o al menos en ese momento se encontraban allí, la abuela, la madre y la hija de la familia en cuestión. Nos trataron como si nos conociesen desde siempre, como si hubiésemos salido esa misma mañana de allí y hubiésemos regresado para almorzar. Recuerdo también unos fantásticos bocadillo de embutido de la zona y una conversación muy agradable sobre sus vidas, las nuestras, nuestro pueblo, el Camino, .... Cuando hubo que despedirse, casi daba hasta lástima hacerlo. Durante un rato nos habían acogido y su hospitalidad nos había envuelto en una atmósfera muy agradable. En fin, supongo que es otro motivo para desear haber vivido en una pensión, pero, me parece que ahora ya soy demasiado mayor para eso.


PD: ¿Por qué será que me gustan las cosas simples? ¿Por qué me conformo sólo con ser una persona normal? ¿Por qué me resulta tan difícil ser una persona normal?
miércoles, enero 17, 2007

maigret (1934, georges simenon)

Sigo igual que ayer. Un poco melancólico. Imagino que es por el tiempo. Y cuando llegan estos momentos de frío, de lluvia, de querer quedarse en casa, hago asociaciones, cuando menos extrañas. Digo extrañas porque sé porque las realizo, pero no entiendo el sentido que tienen. Me explico. Un día de frío, lluvia y viento, vamos, un día de invierno de toda la vida, lo relaciono con una estufa de gas (aún recuerdo cómo encendíamos aquellas estufas y cómo nos gustaba, a mis hermanos y a mí, sentarnos junto a ella para jugar). Lo asocio también con caldos calientes, humeantes en la taza, que eran bebidos en sorbos pequeños. Y tienen también cabida los silencios rotos, en ocasiones por el sonido del teléfono (de aquellos antiguos teléfonos, cuando Telefónica era la "namberuan").

Pero, principalmente lo asocio con el comisario Maigret. De acuerdo, que quizás es raro que un día invernal tenga algo que ver con un personaje de literatura, pero ya he dicho antes que era todo extraño. Y el caso es que sigo imaginándolo con su abrigo con el cuello levantado, con el sombrero hasta las cejas, fumando en pipa, esperando a que algo ocurriese y, ensimismado en su pensamientos, entrar en una de esas tabernas que antaño había en cualquier país y pedir un grog. Que yo no sabía que era, pero que debía ser fantástico para combatir el frío. Y es curioso que me venga a la mente Maigret, porque hace mucho que no leo sus historias, pero creo que en el fondo resiste en mi memoria, lucha porque no le olvide, ya que él me inició en ese camino de descubrir las cosas pequeñas, de disfrutar de las comidas (preferiblemente caseras), de escuchar de callar, de pensar, de ... Bueno, Maigret, tú ya las sabes.


En fin, que hoy estoy así, medio raro.



PD: ¿Por qué cambiamos nuestro carácter cuando cambia el tiempo? ¿Tan simples somos o realmente hay una relación directa entre hombre y clima? ¡¡Vaya preguntita!! ¿Hay algo más que también nos influye y que hace que nos cambie el carácter? En mi caso sí, pero eso, ya para otro día.
martes, enero 16, 2007

la sombra del viento (2001, carlos ruiz zafón)

Tengo un problema con la lluvia. Reconozco que me gusta ir sin paraguas y que las gotas golpeen mi rostro (lo de golpear es metáfora poética, se entiende), pero la lluvia afecta a mi ánimo. Me vuelvo más ... no sé, quizás melancólico es la palabra. El caso, es que por no sé qué motivo (y prefiero no averiguarlo si para saberlo tengo que ir a un psicoanalista, o psicólogo, o psico-algo) los días de lluvia, estando en casita mirando por la ventana, me asaltan recuerdos, imágenes, sueños, ... No sé si son exactamente del pasado o qué son, pero el caso es que provocan que decaiga un poco mi ánimo. Tampoco demasiado, pero sí que lo hacen, y de pronto, me encuentro con la mirada perdida a través del cristal, en algún mundo perdido (espero no estar nunca a dos mil millones de años luz de mi casa) y sin tener muy claro en qué estoy pensando.
Y me temo que no soy el único (lo cual tampoco tengo claro que me tranquilice). Lo que me hace pensar que hay un momento en me millones de personas coincidimos en algo. Y esto me asusta. Porque resulta que podemos tener simultaneamente el mismo sentimiento, pero no podemos tener la misma idea (sea la que sea) y eso me parece muy jodido. Que sí, que es muy bonito (es una forma de hablar) tener una sensación lánguida y que te vincule con mucha gente a la que no conoces, que puede que esté a miles de kilómetros de ti, o de millas náuticas (otro día hablo del sistema métrico de los angloparlantes), o puede que también lo tenga quien está junto a ti tomando un café, pero somo incapaces de ponernos de acuerdo en otros temas.

Así que todo esto me preocupa. Principalmente, el hecho de que el sol caliente la superficie terrestre y con esto parte del agua de los ríos, los lagos, mares y océanos se evapore y al estar a mayor temperatura que el aire normal, suba a la parte superior de la atmósfera, de modo que una parte del vapor de agua que sube se va enfriando hasta llegar a una altura en la que se condensa formando nubes, y que otra parte de ese vapor se quede en la atmósfera en forma de humedad y algunas veces se condensa, sobre todo en las mañanas frías, formando el rocío matutino, si además sumamos que cuando la temperatura en las nubes baja lo suficiente y la concentración de vapor de agua en la atmósfera se incrementa, se inicia el proceso de formación de gotas de agua y puesto que estas son más pesadas que el aire, se precipitan generando las lluvias. Y que todo esto afecte a mi ánimo, me acojona.


PD: ¿O simplemente lo que me afecta es que haga frío en la calle y el estar a resguardo en casa, y tener tiempo libre, mi mente se evade y me hace pensar cosas tristes?
lunes, enero 15, 2007

la vuelta al mundo en 80 días (1873, julio verne)

Me gustan las estaciones de autobuses. También las de trenes, las de metro.... En general, me gustan las estaciones. En el fondo, lo que me gusta es observar a la gente. Ver sus expresiones, sus reacciones, cómo visten. Me gusta imaginar qué hacen, qué van a hacer, qué han hecho. Saber el por qué han llegado hasta ese mismo sitio. Sí, lo sé, soy un poco voyeur. Bueno, es una forma políticamente correcta de decir que soy un cotilla. Lo sé y lo asumo. Todo esto viene a cuento porque el otro día desayuné en la estación de autobuses de mi pueblo.

Nada del otro mundo, ni tan siquiera algo económico. Fueron las circunstancias. Coincidieron situación, momento y oportunidad. Un café. Con hielos. Por favor. Gracias. Busqué un lugar desde el que poder observar. Bueno, eso no es cierto. En realidad lo que me gusta es que mi espalda tenga detrás una pared, pero por el diseño de la cafetería, esto me permitía ver quien estaba allí, quien entraba, quien salía, ... Distintas personas en las pocas mesas del lugar. Una de ellas llamó mi atención. En el resto, nada especial. Un hombre durmiendo apoyado en la mesa junto a una taza vacía de café (me temo que el alcohol le venció). Una pareja haciendo tiempo para coger un autobús (creo que era un desplazamiento largo, o al menos, esa fue mi sensación). Otra pareja de sudamericanos, cuya primera sensación fue que tomarían un autobús, aunque luego dudé y quizás fuese un sitio tan bueno como otro cualquiera (y abierto) para desayunar. En las demás, nada especial.

La que centró mi curiosidad estaba rodeada por tres personas. Una chica y dos chico. Ellos sudamericanos (no sería capaz de acertar de dónde). Ella no parecía que fuese del otro lado del charco, aunque quizás me equivoque. Tomaban unos cubatas. Concretamente la segunda ronda. Creo que la noche se había hecho larga. El chico que me daba la espalda se besaba con la chica, mientras el otro seguía hablando. De hecho, parecía molesto porque ella le arrebataba interés que su amigo pudiera tener en sus palabras. No sé, quizás hubieran conocido a la chica ese mismo día. Tal vez no. No lo sé. Pero, de pronto, ella comenzó a hablar sobre el ácido úrico y la gota. Pagué y me fui. Ahí los dejé. Entre cubatas y cigarrillos. Hablando de lo divino, y posiblemente, también de lo humano.


PD: ¿Por qué a todos nos gusta saber cosas de los demás? ¿Por qué nos gusta tener todos los datos de todos? ¿En el fondo somos todos un poco voyeur? No sé, imagino que sí. Debe ser inherente al ser humano. O puede que sea culpa del Corte Inglés, aunque aún no se cómo lo han hecho.
domingo, enero 14, 2007

más platón y menos prozac (2000, lou marinoff)

Hoy tengo ganas de guerra. Así que hoy toca "Guerra Santa". Pongámonos en situación. Un pueblecito castellano conocido por sus vino. Una niña celíaca (esto es, que no puede comer alimentos con gluten). 9 añitos. Le ha llegado el momento de hacer la Primera Comunión. Un sacerdote intransigente. Y ya tenemos lío montado. Así que voy a desenfundar mi "no-espada". ¿Pues no tiene el cura los santos (nunca mejor dicho) cojones de decir a la niña que no puede comulgar? Que la hostia es la hostia y no hay más que hablar. En el pueblo de al lado (que no sé si son más modernos o más caritativos) sí que tienen unas obleas preparadas para estos casos. Y encima, el tío va y le dice a un periodista que no le gusta la publicidad que le están haciendo.
A ver, "atontao", que a lo mejor no te has enterado, pero aquí estamos mi amiga y yo que te lo vamos a explicar clarito para que no te pierdas. Resulta que, según me han contado a mi siempre, Dios está en todas partes (hasta en las hostias especiales para celiacos). Una de las virtudes del cristianismo (sí, de eso de lo cual eres ministro) es la Caridad, que no te has debido de enterar. Pero no te preocupes, que te ilumino. En la Biblia, sin ir más lejos, San Pedro (sobre el que se construyó la Iglesia, ¿no?) va y es cribe a los Corintios, y en su primera carta les habla de la caridad (capítulo 13, versículo 13, para que no tengas que buscar).

Pues nada, que como además me imagino que tienes el local lleno a rebosar, y que te falta espacio para que entre todo el mundo, has decidido colgar el cartel de derecho de admisión. Pues nada, que te vaya bien. Luego no te quejes de la falta de valores de la gente joven, ¿eh? Que a ver si vas a tener responsabilidad en eso. Que si de pequeños quieren entrar y no les dejas, luego de mayores, quizás, no quieran ni acercarse.


PD: En cuanto a lo de la publicidad ... No sé que decirte, si lo has hecho sólo tú. Además, si eres tú el Director de Marketing del negocio en ese pueblo, ¿no? Hay que esmerarse, tío. No quiero dejarte sin contarte que las habituales del local están contigo. Que han dicho que les parece mal, pero que si tú lo has dicho .... Ten cuidado, que, quizás, tienen miedo de que apliques el derecho de admisión con ellas. Y claro, tú y yo sabemos que, entonces, quizás no tienen demasiada Fe (otra de las virtudes). Y cuando no se tiene Fe, no se va al local, salvo por obligación. Así que tengo la Esperanza (la virtud que faltaba) de que rectifiques. Pero bueno, tú mismo. Antes de que se me olvide, no ejercer como buen cristiano es pecado, ¿no? Vale, pues espérame con Pedro Botero, que yo ya iré un día a visitarte.
viernes, enero 12, 2007

la caja de música (1989, constantin costa-gavras)

Tengo una duda. No es una duda cualquiera. Tampoco es una duda existencial. Ni tan siquiera es una duda sobre cuya respuesta esté depositada el futuro de mi vida. Simplemente es una duda. Ahí va. ¿Por qué las canciones instrumentales (creo que se puede decir así) tiene título? Ya sé que no es la mejor duda del mundo, pero es una duda. Trataré de explicarme. Sé que todas las canciones tienen un título. Lógico. Y que en él se refleja la palabra o las palabras que más se pueden identificar con el contenido. Hasta ahí, de acuerdo. Pero ¿una instrumental? Entiendo que el título lo pone el artista y que puede ser por el sentimiento que le produce, por la idea con la que la ha escrito, por .... lo que sea. Pero ¿una instrumental? Sé que una película muda valdría como una similitud bastante acertada. La diferencia es que en el cine, o en casa, o dondequiera que vea la película (he llegado a ver una en una iglesia, aunque ahora no recuerdo cuál era) las imágenes sustituyen a las palabras, y las reacciones de los personajes permiten hacerse una idea de lo que está ocurriendo.
Pero con una canción instrumental, quizás lo que a mí me inspire al escucharla, pueda no se lo mismo que planteó el compositor, e incluso puede que sea diferente a lo que sienta el "ejecutor" de la misma. Bueno, en el fondo, creo que es parte del gran daño que nos han producido, sin que nos percatemos, Richard Clayderman o Luis Cobos. Que, por cierto, ¿es necesario para dedicarse a la música instrumental tener una media melenita? En fin, que esa es mi duda (la del título, digo, no lo de la media melena)



PD: Sé que esa duda es tan absurdo como preguntar ¿a qué huelen las cosas que no huelen? Pero esta la sé responder. A la chica que lo pregunta: ¡¡¡ A nada!!! A ver niña gilipollas, si no huele, no puede oler a nada. Es lo que tiene. Mejor dicho, lo que no tiene, en este caso olor. Otro día te explico lo del agua, que fíjate, chica, que no sólo no huele, sino que además ni tiene sabor ni color. Pero eso para otro día.
jueves, enero 11, 2007

un domingo cualquiera (1999, oliver stone)

No puedo resistirme a comentarlo. Otra muesca ficticia para colocar en su moto, en ésa en la que le gusta escaparse para recorrer las carreteras de Dakota. Lo ha conseguido. 900 victorias en la EnBiEi. Lo mejor de todo, es que lo ha conseguido en sólo 1.264 partidos, lo que supone que también se ha convertido en el entrenador en lograrlo con menor número de partidos. Vale, que sí, que con Jordan, Pippen, Kukoc, Bryant, O'Neal, Malone, .... como jugadores, en distintos equipos es más fácil lograrlo. De acuerdo, pero ahora es cuando voy a utilizar, mi cultura baloncestística. Nada más. Decía que sí, que con esos jugadores es más fácil, pero que resulta que también ha utilizado a Cartwright, Levingston, Perdue, Fox, Madsen, Lue, ... Y bueno, los de ahora también son de traca: Parker, Walton, Turiaf, Vujacic, ... lo mejor de cada casa.
El otro dato reseñable ha sido que Bobby Knight se ha convertido en el entrenador universitario (que entrena en una universidad, se entiende) que más victorias ha conseguido en la EneCeAA. 880 victorias que se escribe pronto, pero la cantidad de entrenos que hay que hacer. Ha superado a otro mito, Dean Smith. Así que todos contentos. Sobre todo los jugadores, que si llegan a perder por segunda vez consecutiva, ... ¡¡¡pobres de ellos!!!

Así que dos entrenadores con dos métodos muy diferentes, tanto en la forma de entrenar, como en la de dirigirse a sus jugadores e, incluso, creo yo que totalmente divergentes en sus filosofías de vida, han conseguido dos hitos en este deporte. Han alcanzado un número de victorias brutal, que quizás se tarde mucho en volver a conseguir. Y eso que "Jacko" sólo es el noveno en la historia de la EneBeÁ en mayor número de victorias.

Congratulations Big Chief Triangle. Congratulations Mr. Whip.


PD: ¿Tanta gente ociosa hay alrededor del deporte como para que alguien cuente las victorias y derrotas de un equipo o entrenador? Es más ¿por qué hay quien calcula también los porcentajes de victorias/derrotas? ¿Influye eso en algo cuando se enfrentan dos equipo? Y lo que es más importante ¿cuántas victorias/derrotas he logrado yo? ¿Quién me lo calcula?
miércoles, enero 10, 2007

diarios de motocicleta (2003, walter salles)

Querido diario:
La verdad es que hoy no tengo nada preparado para contarte. Ya sabes. Otras veces, vengo con una idea fija, con ocurrencias para decirte y que me escuches. pero hoy no. Ideas sí que tenía. Pensaba hablar de Leroy. Sí, Leroy Johnson. Ése, el de Fama. Pero al final he desistido. Posiblemente, porque apenas tengo cosa en común con él. Si acaso con Danny Amatullo, aunque ni eso. Me parece que cada vez me asemejo más al Profesor Benjamin Shorofsky. La verdad, que al pensar en Fama me he acordado de otras series que se me han quedado guardadas en el disco duro: Hotel (¡qué bueno era Peter McDermott, el director, que ya sé que el actor era James Brolin!), Falcon Crest (siempre fui un incondicional de Chase Gioberti), Mike Hammer (molaba esa voz de tío duro y esa vida de detective), Spenser (otro detective, menos duro que el anterior y más culto, pero con un amigo matón que también tenía su puntito, Hawk), ....

Bueno, que me estoy desviando del tema. Que hoy ha sido un día normal, es decir, no ha existido nada reseñable. O por lo menos, no soy consciente ahora mismo de que haya ocurrido algo que merezca ser contado. Quizás dentro de un par de días me dé cuenta de que pasó algo (aunque fuese por mi cabeza) que tenga que ser narrado. Ahora que lo pienso creo que hoy he sido "el hombre del traje gris" que decía Sabina. Bueno, supongo que mañana será diferente y quizás ocurra algo. O quizás no y vuelva a escribirte que sigo igual. Pero de momento, no pensemos en eso. Tiempo tendremos de hacerlo.

Te voy a dejar. Creo que necesito dormir algo más que de costumbre. Con lo que sea, ya te contaré. Te veo mañana y te digo.

PD: ¿Te has dado cuenta que varios de los personajes que te he dicho tenían barba? ¿Será lo mío una cuestión que tiene sus orígenes en mi infancia? No creo también me gustaba "Doc" Brown de Regreso al futuro y, de momento, no tengo el pelo largo, blanco y despeinado. Pero todo es esperar .... Bueno, mañana hablamos y seguimos. Que descanses y sueñes bonito.
martes, enero 09, 2007

uno más uno son siete (2004, fran perea)

Cuando aún quedan lucecitas colgadas en las calles, pendientes en farolas. Cuando todavía pueden verse por el suelo restos de serpentinas, de confetis, de papel de regalo, …. Cuando aún no hemos salido prácticamente de las navidades, vamos y nos metemos en otra. Que sí, que lo que queramos, que si la cuesta de enero, que si buenos propósitos, que si …. Lo que sea, pero va y llegan las rebajas. ¿Y nosotros qué haremos? Pues ir, claro. ¿Por qué? Por que están de rebajas. O como dice mi madre, que están de oferta. Y claro, gastaremos, no sé si mucho o poco, pero algo, seguro. Entraremos en las tiendas dispuestos a encontrar el Santo Grial de la rebaja, aquello con lo que soñamos en otro momento y que no lo adquirimos. Pues a partir de hoy emprenderemos una Cruzada en pos de esa prenda que nos hará sentir más felices. Lo de menos es que la necesitemos. Eso no importa, que están de rebajas.
Me pregunto a quién se le ocurrió crear las rebajas en primer lugar. No lo sé, así que especularé. Me imagino que fue al Corte Inglés. Hay que ganar dinero como sea, así que … ¡¡¡REBAJAS!!! Todo a mitad de precio, o llévese tres y pague cuatro (huy, no, perdón, que es al revés) Así que ahí lo tenemos, dispuesto a marcar otro día en rojo en el calendario. Que estos, tienen varios días señalados, fijo. El 14 de febrero, el 19 de marzo, el primer domingo de mayo, …. y, por supuesto, el 7 de enero. ¡¡¡A hacer caja!!! “señoritas, sigan sonriendo. Si hay sangre, no se asusten. Es normal”. Y ahora llevan a las televisiones a esa apertura de puertas del día que empiezan las rebajas. Que otra duda que me surge, es si esas buenas señoras, están ahí, en la puerta, por agarrar una buena falda para ellas, o un pantalón para el santo, o un jersey para el chiquillo, o por salir en televisión. Que no lo tengo del todo claro. En fin, que empieza un nuevo año y, en el fondo, todo sigue igual.

PD: ¿Toda esa gente que espera en la puerta son desempleados, amas de casa o gente ociosa? Mucha gente me parece a mí que hay el primer día a las 9 de la mañana.
lunes, enero 08, 2007

born in the usa (1984, bruce springsteen)

Esta entrada es un homenaje. El cumplimiento a una promesa dada. Se originó en una cena del club “los hijos de Morgan Freeman”. Y cuando uno da su palabra en una situación tan seria como esa, no queda más remedio que cumplirla. Todo ello venía a cuenta de los orígenes de los nombre, y concretamente de los nombres de los estados de Estados Unidos. Así que me puse a investigar y he aquí el resultado:
Alabama: proviene por el nombre del río al que así llamaban lo indios Choctauc, yque significaba “limpiador de la espesura”; Alaska: en el idioma aleutiano “Tierra grande”; Arizona: los españoles lo definieron como “Zona árida”;  Arkansas: es tal y como los franceses pronunciaban, en el siglo XVII, Kansas, que era cómo los algonquinos llamaban a los quapaw; California: los españoles opinaron que la tierra era “cálida como un horno” o “calida fornax” como decían los misioneros que dominaban el latín; Colorado: por el río Colorado; Connecticut: de la palabra mohegana Quinnehtukqut, que significa “lugar del río largo”; Delaware: nombrada en honor de Sir Thomas West, Baron De La Warr; Florida: fue descubierta en domingo de Resurrección, esto es, en Pascua, y ésta es la “fiesta de las flores”; Georgia: en honor de George II de Inglaterra; Hawaii: sin tener certeza absoluta de ello, las islas fueron descubiertas por Hawai Loa; Idaho: fue una palabra inventada, cuyo significado también lo fue, pero se suponía que quería decir: “el sol que nace de la montaña”; Illinois: por la tribu Illiniwek que habitaba y significaba: “tribu de hombres superiores”; Indiana: “tierra de los indígenas”; Iowa: por una tribu del mismo nombre, posiblemente “Tierra bonita”; Kansas: vocablo sioux “gente del viento del sur”; Kentucky: de la palabra iroquesa Ken-tah-ten que significa “la tierra de mañana”; Louisiana: en honor al rey Luis XIV de Francia; Maine: el mismo nombre de una provincia de Francia; Maryland: En honor a Henrietta Maria esposa de Carlos I de Inglaterra; Massachussets: voz indígena local que significa “lugar del monte grande”; Michigan: de la palabra india Michigana, “gran lago”; Minnesota: palabra dakota que significa “agua teñida del cielo”; Mississippi: proviene de una palabra india cuyo significado es “padre de las aguas”; Missouri: por la tribu Missouri, que significa “poblado de grandes canoas”; Montana: de la “montaña” en español; Nebraska: por una palabra de los indios Oto que quería decir “agua plana” (después del desbordamiento del río Platte); Nevada: por Sierra Nevada; New Hampshire: por el condado inglés de Hampshire; Nueva Jersey: en referencia a la isla de Jersey, en el Canal de la Mancha; Nuevo México: desde México por un dios azteca; Nueva York: aunque tuvo diversos nombres, según sus colonizadores, se quedó así en honor del Duque de York; Carolina del Norte y Carolina del Sur: en honor de Carlos I de Inglaterra (Carolus en latín); Dakota del Norte y Dakota del Sur: por una tribu sioux que significaba “aliados”; Ohio: de una palabra iroquesa “gran río”; Oklahoma: de dos palabras de los Choctauc que significaba “gente roja”; Oregón: desconocido, pero está aceptado que se utilizó por primera vez en 1778; Pennsylvania: por el cuáuero William Penn (una latinización de “bosque de Penn”) en honor a su padre; Rhode Island: por la isla de Rhodas; Tennessee: los exploradores se encontraron a los nativos americanos Tenasqui, y luego al pueblo cherokee Tanasi; Texas: de una palabra del caddo (táysha) “amigo”; Utah: de la tribu ute “gente de las montañas”; Vermont: del “monte verde” francés; Virginia y Virginia Occidental: por la reina Isabel I de Inglaterra “la reina virgen”; Washington: por el presidente George Washington; Wisconsin: una alteración francesa de una palabra india, cuyo significado no queda claro; Wyoming: de una palabra de los indios delaware, “montañas y valles alternativamente”

PD: Para otro día dejo los de las provincias españolas.
domingo, enero 07, 2007

los impostores (2003, ridley scott)

No soporto a M-Clan. Ya está. Ya lo he dicho. No los aguanto. Me caen antipáticos. Y me importa un pijo que estén a dos mil millones de años luz de su casa y que sena vaqueros del espacio. No me importa nada. Como si se compran una parcelita allí y se quedan para siempre. No se puede ir por la vida así, hombre. Que digo yo que de acuerdo, que hay muchas cosas inventadas y que a lo mejor, no uno no tiene el talento necesario para sacar algo nuevo, pero es que éstos se pasan tres pueblos. Vamos a ver, ¿cuántas de las canciones de éxito son suyas? Porque el “Llamando a la Tierra” es una versión del “Serenade” de la Steve Miller Band.
Y si Maggie no se despierta (una versión del “Maggie May” de Rod Stewart) y no te hace ni puto caso, te jodes. Que, quizás quiere seguir durmiendo porque le tienes hasta los ovarios, y está harta de verte el careto. Así que te vas y dejas de dar el coñazo. Y no sigas lloriqueando, machote. ¿Te gustaría a ti que te despertasen por la mañana para decirte que se van? No, ¿verdad? Pues agarra la puerta y la cierras por el otro lado. Y si lo ves “Todo negro”, porque versionas a los Rolling Stones, ya sabes, chaval, lo dejas y te dedicas a otra cosa, pero no digas que compones canciones, que no me lo creo.
Así que lo único que te queda tuyo es “Carolina”. Y vas y te metes en un buen lío, porque resulta que la niña (que es una niña y puedes ir al trullo) no tiene edad para hacer el amor, pero va y se mete en tu cama. Estás convencido de que su madre la busca y tú no haces nada. Además esa niña es una delincuente. Que vende drogas, tío. Que si te pillan con ella vas a ser cómplice, aunque peor lo vas a tener si te ven con ella entre las sábanas, que fijo que grita y dice a la poli que la estabas violando. Porque, digas lo que digas, dulce, lo que se dice dulce, a mí no me lo parece.

PD: El único clan que me gusta es el de los MacLeod, como Duncan. Duncan MacLeod Y además éste sí tenía espadas (una Katana cabeza de dragón de estilo japonés, una Espada escocesa de puño, un Sable, las Espadas gemelas Wakizashi, un Sable abordando, una Katana trenzada azul/dorada, Lanza india, la espada del Cid Colada, la Espada de Carlos III, y la Espada escocesa del clan de su padre Ian MacLeod)
sábado, enero 06, 2007

el último partido (2003, john grisham)

Recuerdo con cierta añoranza estas fechas hace ya un tiempo. Cuando en mis ojos brillaba la inocente ilusión de descubrir qué habían dejado en casa los Magos de Oriente. Y saber si habrían comido las viandas que con mucho celo les habíamos dejado preparadas la noche anterior. Y si sus camellos habrían bebido el agua que junto a ellas habíamos depositado. Y si nuestros zapatos estaban en el lugar en que los dejamos. Era en la noche previa cuando la ansiedad por el momento en que llegasen Melchor, Gaspar y Baltasar se apoderaba de nosotros y nos impedía dormir tranquilamente. Nos costaba caer vencidos por el sueño, aunque al final, por mucho que intentásemos aguantar despiertos y escuchar en silencio cómo ellos trepaban por la fachada y entraban por la ventana semi-abierta, la extenuación por todo lo vivido anteriormente (no olvidemos que habíamos estado en la Cabalgata, que nos habíamos desgañitado intentando que se fijasen en nosotros, que habíamos luchado por un par de caramelos con alguna señora que se empeñaba en recogerlos del suelo para dárselos a su nieto) nos hacía claudicar.
Eran otros tiempos. Recuerdo esas tardes y noches frías, alguna incluso lluviosa. Eran tiempos de bufanda, guantes, gorro, chaquetón, …. Ahora ya no. Siempre creí lo que me dijeron, que eran Reyes Magos. Conforme me he hecho mayor, les he visto menos Reyes y más Magos. No sé cuáles serán sus reinos (¿o se dice Reyno?), ni quienes son sus súbditos, ni si tienen castillos o palacios. Tampoco me importa. Pero son Magos, porque consiguen en apenas unas horas durante la madrugada, que nos sintamos tranquilos, que nuestro sueño sea apacible, que descansemos y que al día siguiente nos levantemos con una renovada energía, con otra vitalidad y que acudamos raudos a comprobar qué fue lo que tuvieron a bien dejarnos.
Esta noche, volveré a dejar los zapatos en el balcón, prepararé algo de comida y de bebida, para que camellos y jinetes tomen resuello y prosigan con su viaje. Y todo ello porque ¡¡¡YO SÍ CREO EN LOS MAGOS DE ORIENTE!!!

PD: Quizás deba esperarlos hoy despiertos. Tengo una duda y necesito que me la respondan: ¿Qué es la mirra? Aunque, mejor, les dejo una nota o que me dejen su correo electrónico y les mando un mail preguntándoselo.
¡¡¡ FELICES REYES!!!
viernes, enero 05, 2007

como agua para chocolate (1989, laura esquivel)

¿Para qué sirve un pingüino? En serio, ¿qué se hace con él? Quiero decir, no conozco a nadie que coma (o haya comido) carne de pingüino (que digo yo que se podrá comer) Ni tampoco sé de nadie que use una cartera, zapatos o cinturones de piel de pingüino. Ya no digo nada de vestir con una cazadora de pingüino. Entonces, ¿cuál es su utilidad? Los hemos identificado con que “visten” elegantes, con una forma particular de andar (grandiosa la imitación de su caminar por parte de Dick Van Dyke en Mary Poppins), pero poco más. Así que es uno de los más grandes desconocidos seres de la Tierra. Eso sí, hay películas protagonizadas por ellos, anuncios en los que tienen un papel relevante, libros en los que aparecen, comics con sus aventuras, …. Lo que quieras, pero … ¿a qué sabe un pingüino? Es más, ¿cómo se cocina un pingüino? ¿Con salsa? ¿Asado? ¿Frito? ¿Crudo? No sé. Que es increíble que seamos capaces de desestructurar una tortilla de patata y no podamos cocinar un pingüino.
Es más, somos capaces de comernos las patas de las ranas, animalitos que miden 15 centímetros y ¿no nos comemos a uno que mide metro diez? Somos increíbles los humanos. Que tampoco quiero hacer una apología de la matanza indiscriminada de los pingüinos. ¡¡Vive Dios!! Que quien lo presuma tendrá que conocer a una amiga mía de fría y afilada alma. No es eso, pero vamos, que le doy vueltas al tema. Pingüinos. ¿Quién los cuenta y concilia el sueño con ellos? ¿Alguien tiene el valor de un pingüino? O ¿es tan lento como él? Además no vuelan, es decir, son pájaros que patinan pero no se elevan por los aires (claro, que bien pensado, ahí se iban a quedar con el frío que hace)
Pero volvamos a la primera pregunta: ¿Para qué sirve un pingüino? Y más importante aún, ¿a qué sabe un pingüino? ¿Habrá un momento en que los comamos? ¿Tal vez en sopa? ¿o ensalada?

PD: Otra duda me corroe, ¿dónde habría que venderlo? ¿En la carnicería? ¿En la pescadería? No sé, pero lo veo yo más en la sección de pescados, porque aunque sea ave, no creo que yo que fuese y pidiese un par de pechugas de pollo y cuarto y mitad de pingüino.
jueves, enero 04, 2007

caballero sin espada (1939, frank capra)

Necesito una espada. Pero no una cualquiera, no. Una con nombre. Una de esas que pueda tutearse con Tizona, Colada, Excalibur, Durandarte o Joyeuse y no ser de menos. Que sólo con mencionarla, a alguien con la conciencia poco tranquila, le recorra un sudor frío por el cuerpo y le cueste tragar saliva. Vamos, lo que se dice una espada. Todo esto viene a cuento de que he estado en un edificio regentado por la Administración Pública y me he sentido ofendido en mi honor (como si supiese qué es eso). El caso es que he entrado en la sala, he esperado pacientemente más de 10 minutos a que la única persona e ignorante (conste que no es insulto sino descripción, ya que como no sabía la mitad de las cosas se levantaba cada dos por tres a preguntar) funcionaria que atendía el mostrador de información, solucionase sus dos dudas (no ha hecho más preguntas) a la ciudadana que estaba delante de mí. Se ha tratado de colar uno en mi lugar (me hubiese encantado poder mirarle y enseñarle el pomo de la espada que no tengo), pero se ha arrepentido en el último momento. Quizás mi mirada también haya influido. Y la buena señora me ha despachado en cinco segundos.
Total, que me he dispuesto a esperar mi turno como el resto de las no menos de 30 personas que ahí estaban. Pero la Administración es una cajita de sorpresas y para atender a todos esos buenos ciudadanos ha considerado que, a pesar de tener más de 15 mesas disponibles (me he preocupado en contarlas), le bastaba utilizar a 5 de sus abnegados trabajadores. Lo cual me ha llevado al la siguiente reflexión: ¿sobran mesas o faltan funcionarios? Dicho de otro modo ¿las mesas están por ocupar espacio y que no se vea desangelado o casualmente hoy se han ausentado en ese momentos, al menos otras 5 ó 6 personas?
En fin, que además, cuando ha llegado mi turno, ya ni recordaba el tiempo que llevaba allí, he tenido la suerte de que el funcionario en cuestión tuviese ganas de guerra y sólo encontrase objeciones a mi solicitud, sin preocuparse de que yo entendiese lo que él quería decirme. Y hubiese sido un momento tan bonito …. Sacar mi espada y decirle, “Mire caballero, yo no le estoy entendiendo muy bien, así que mejor se lo explica a mi amiga, para ver si así entre los dos conseguimos entenderle, zanjamos este asunto y nos vamos a casita a comer ¿le parece?” Pero al final me he tenido que defender con las armas de la diplomacia, de la serenidad y la tranquilidad y he conseguido el objetivo buscado.
Pero hubiese estado bien, enseñar la empuñadura de mi (no) espada. Aunque no tuviese nombre.

PD: ¡Vaya con los autobuses urbanos! Ahora que se acercan las rebajas, ellos suben los precios. Tendré que presentarles a una amiga mía.
miércoles, enero 03, 2007

más de cien mentiras (1994, joaquín sabina)

Se llama Paco, o Marisa, o Julián, o Lucía, o ... poco importa. Tampoco es trascendente donde vive, ni tan siquiera donde nació. El caso es que Verónica (o Pablo, o Ana, o Eduardo, o ....) se ha propuesto para el Nuevo Año, adelgazar, o aprender inglés, o dejar de fumar, o sacarse el carnet de conducir, o aprobar los exámenes, o …. Bueno, el caso es que Andrés (o Cristina, o Daniel, o Belén, o ....) quiere cambiar. Lleva tiempo dándole vueltas, y ha elegido el día 1 de enero como podría haber sido el 26 de octubre o 18 de junio. Simplemente le ha parecido una buena fecha. A Diana (o Félix, o Teresa, o Santi, o ....) le pasa todos los años lo mismo. Se promete cambiar. Cumplir y rehacer su vida, pero esas intenciones se desvanecen apenas pasan unos días. En ocasiones, ya no se acuerda una semana después; otras veces no llega a la quincena; la mayor parte de los años no ha acabado el mes.
A Carlos (o Rosa, o Miguel, o Isabel, o ....) le falta fuerza de voluntad. Querer, quiere, pero cuando se pone a ello, aparecen las tentaciones. Trata de vencerlas, pero al final sucumbe. Y ahí aparecen las excusas. Justificaciones que da en voz alta para creerse el motivo por el que no cumple los objetivos que hace unos días se marcó. Sonia (o Raúl, o Carmen, o Alberto, o ....) se imagina que es verdad eso de que por un día que se salte la dieta no pasa nada, o que sin inglés se puede vivir sin problemas, o que va a dejar de fumar poco a poco porque hacerlo de golpe le puede hacer engordar, o que el coche son sólo gastos, o que a partir de mañana empiezo a estudiar fijo.
En el fondo, Óscar (o Gloria, o Javier, o Eva, o ...) es buena gente. Algo inconstante, pero buena gente.

PD: Ayer fue el cumpleaños de mamá. La primera intención fue dedicarle la entrada entera al blog, pero luego pensé que quizás no le hiciera ilusión. Así que lo dejo para el año que viene. Mientras tanto pensaré en las personas a las que me prometido llamar durante este año
martes, enero 02, 2007

la escuela de don cato (1972, tomás salvador)

El otro día estuve escuchando unos discos. Sí, de los de vinilo de toda la vida. No fue una acción premeditada. Simplemente surgió. Fue la celebración del Año Nuevo. Tomando una copa y con una amena charla, brotó la idea. Eso hizo derivar la conversación a otros derroteros y todos recordamos situaciones pasadas. Y, posiblemente, en el fondo, las comparamos con las presentes. El respeto con el que entrabamos en aquellas tiendas de discos. El cuidado con el que buscábamos aquél que habíamos ido a buscar. La impaciencia con la que esperábamos que los auriculares quedaran libres para poder escucharlo y comprobar lo bien que sonaba. Y lo comprábamos.

Acelerábamos el paso para llegar cuanto antes a casa. Con mucho cuidado sacábamos el disco de su funda. Lo agarrábamos con las yemas de los dedos del perfil por miedo a mancharlo y que ya no sonase igual. Colocábamos la aguja del tocadiscos con suma delicadeza no fuese que lo rayásemos en el último momento. Y lo escuchábamos al tiempo que leíamos las letras de las canciones impresas en aquel sobre gigante. Poco importaba el idioma en el que estuviesen escritas. Leíamos e intentábamos memorizar esas canciones. Y luego escuchábamos la cara B, que siempre he sentido que era el lugar en el que estaban las peores canciones, pero, con el tiempo descubrí que se escondían hermosas historias. Y después de escucharlo, lo guardábamos con cuidado junto con el resto. Y eso sólo ocurría cuando estábamos solos, porque cuando lo hacíamos rodeados de amigos, la experiencia se multiplicaba y todos nos sentíamos conectados en una vivencia superior a nosotros.


Y ahora sólo hay cedeses. Que nos obligan a sacar lo mejor de nuestra espiritualidad para no coger una recortada y salir a la calle a disparar a todo lo que se mueva, sin importarnos nada ni nadie y todo ello, simplemente porque a alguien se le ocurrió envasar al vacío ese cedé que deseábamos escuchar y sumergirnos en el recuerdo y tratar de volver a recuperar aquella experiencia de tiempos pretéritos.

PD: No sé si cualquier tiempo pasado fue mejor, pero en ocasiones lo parece.
lunes, enero 01, 2007

esta casa es una ruina (1986, richard benjamin)

Desenfundo de nuevo hoy la Tizona. Me encuentro belicoso. No sé el resto de personas, ni de familias, pero la mía .... Y les quiero mucho, pero es que cada año vamos a peor. Me refiero obviamente, al momento de las campanadas de Nochevieja, al instante en que el día 31 de diciembre pasa a convertirse en 1 de enero, al segundo exacto de la madrugada en que la carroza se convirtió en calabaza. Digamos que entiendo el significado de las uvas de la suerte (la explicación la dejo para el año que viene), pero a partir de ahí me pierdo, no entiendo, se me escapa a la comprensión el hecho de que haya que poner el pie derecho más adelantado (no importa que se sea zurdo) a fin de entrar con buen pie el año; que dentro de la copa en la que, inmediatamente después de la última campanada, brindaremos deba reposar algo de oro, ya que eso atraerá al dinero durante ese año que entra; que haya que vestir con una prenda roja (parece ser que es imprescindible que sea la ropa interior) lo cual, parece ser, atraerá al amor.
Imagino que el responsable debe ser el Corte Inglés, ya que no he encontrado a nadie (tampoco que pensado demasiado) que se vea beneficiado simultáneamente por el aumento de compras de uvas, anillos, pendientes, pulseras o cadenas de oro y ropa roja. Pero seguiré investigando. en fin, que me desvío del tema. Total, que cada Nochevieja mi casa es un circo de posturitas, complementos de vestir colorados y algún anillo o cadenita de oro para recibir al año nuevo. Aunque, ahora que le doy alguna vuelta más al asunto, estoy pensando que Rappel, Aramis, Octavio, Lola y alguno más tienen que estar descojonandose en casa de risa imaginando a unos miles de personas haciendo las tonterías que ellos han dicho. Lo cual me preocupa bastante, porque si lo analizo, quizás sólo sean algunas de las más factibles de realizar y ellos en sus casas, con sus amigos y familiares estén vestidos de verde, con los zapatos atados a las muñecas, la ropa interior (no importa el color) puesta a modo de sombrero, haciendo el pino-puente al tiempo que se comen las uvas (que esa tradición sí se mantiene) y, en lugar de brindar, lo que hacen es escribir en unas hojitas sus deseos para el próximo año, doblarlas minuciosamente y quemarlas con unas velas de color rosa pálido (imprescindible que sean de este color) y guardar las cenizas en una cajita de nácar. El Corte Inglés ya ha pedido una enorme remesa de velas.




En fin, FELIZ AÑO NUEVO!!!!




PD: Partiendo de la idea de que los programas posteriores a las campanadas están grabados ... ¿las llamadas que reciben premios por elegir un sobre o contestar una tontería son también falsas? ¿o resulta que los presentadores han dejado la cena, fiesta, baile, sarao o donde quiera que estuviesen para irse a Prado del Rey a contestar una llamadita? No lo sé, sólo lo pregunto
| Top ↑ |