viernes, enero 19, 2007

orquesta club virgina (1992, manuel iborra)

Como los veo en la calle, me he acordado de ellos y por lo tanto, creo oportuno dedicarles una entrada en este blog. Me refiero a los músicos callejeros. Lo primero que tengo que señalar es que en mi pueblo no abundan, o al menos, no se les ve tan fácilmente. Me temo que los motivos puedan ser dos: o bien no hay talento musical para que la gente toque en la calle, o bien, están temerosos (quien dice temeroso, dice hasta los huev...) de los agentes de la autoridad. Existen dos tipo, creo: los que lo hacen para subsistir, y con las propinas se van arreglando y compran un bocata, y los que tienen verdadera cultura musical y aprovechan el momento en la calle para tocar, ensayar o, simplemente darse a conocer, y si cae algo, pues mejor.
De estos últimos he visto pocos, pero los he visto, en mi pueblo y en otros sitios. La experiencia más deliciosa (si se me permite esta expresión) fue,creo que en Praga, aunque pudiese ser Budapest o Viena, no sé. Era una calle peatonal y una música sonaba de fondo. Conforme nos acercábamos al origen de la melodía, podíamos ver cómo los viandantes habían formado un corro. Allí estaban ellos. Dos chicos y una chica. Un violín, un violoncelo y una flauta travesera (también pudiese ser un clarinete). Interpretaban alguna pieza de música clásica (lamento ser un completo desconocedor de la obra concreta y su, seguramente, afamado compositor). Tenían toda la sensación de pertenecer a algún conservatorio o escuela de música y, la verdad, no lo hacían nada mal. Al final de la interpretación, algunas monedas cayeron en el estuche del violín, aunque creo que a ellos lo que más le gustó fue la sonora salva de aplausos con la que se cerró el recital callejero.


Pues bien, la señora alcaldesa de mi pueblo, me parece que estas cosas no le molan mucho y no las debe permitir (digo yo, que si lo hiciese se verían a más de estos músicos en las calles). Eso sí, entre la cantidad de zona azul que ha creado, la peatonalización de calles y levantamiento de calzadas que está permitiendo, mi pueblo va ser mogollón de moderno y al nivel de las mejores ciudades del mundo, pero música en la calle no, no sea que se pierdan votantes ahora que queda poquito para las elecciones. Que debe ser que los votantes por los músicos callejeros votan a otros partidos, pero si todo está lleno de obras, zanjas, vallas, calles cortadas y demás, nos seguirán votando porque a pesar de las molestias, lo hacemos por su bien. Eso sí, en las grandes ciudades dejan que haya músicos y hasta humoristas en sus entradas de Metros. Pero claro, aquí no tenemos ni tranvía.



PD: ¿Soy yo o tengo la sensación de que se nos llena la boca de cultura y arte, pero luego a la hora de la verdad, no vamos a museos, ni al teatro, ni a nada parecido, salvo por obligación?

1 ingredientes:

Anónimo dijo...

Me gusta la música,la clásica más pero no tengo el oido educado o sea me gusta pero no la entiendo,asignatura pendiente para el proximo abatar.

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