Pero, principalmente lo asocio con el comisario Maigret. De acuerdo, que quizás es raro que un día invernal tenga algo que ver con un personaje de literatura, pero ya he dicho antes que era todo extraño. Y el caso es que sigo imaginándolo con su abrigo con el cuello levantado, con el sombrero hasta las cejas, fumando en pipa, esperando a que algo ocurriese y, ensimismado en su pensamientos, entrar en una de esas tabernas que antaño había en cualquier país y pedir un grog. Que yo no sabía que era, pero que debía ser fantástico para combatir el frío. Y es curioso que me venga a la mente Maigret, porque hace mucho que no leo sus historias, pero creo que en el fondo resiste en mi memoria, lucha porque no le olvide, ya que él me inició en ese camino de descubrir las cosas pequeñas, de disfrutar de las comidas (preferiblemente caseras), de escuchar de callar, de pensar, de ... Bueno, Maigret, tú ya las sabes.
En fin, que hoy estoy así, medio raro.
PD: ¿Por qué cambiamos nuestro carácter cuando cambia el tiempo? ¿Tan simples somos o realmente hay una relación directa entre hombre y clima? ¡¡Vaya preguntita!! ¿Hay algo más que también nos influye y que hace que nos cambie el carácter? En mi caso sí, pero eso, ya para otro día.
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