lunes, septiembre 14, 2009

vértigo (1996, ismael serrano)

Día CINCO. El despertador se ha mostrado despiadado a eso de las cinco de la “madrugada” y no ha me ha permitido seguir disfrutando de mi cama. De la última noche, en bastante tiempo, en MI cama... Bueno, el despertador y la RENFE, que me temo, que no tenía previsto retrasar la salida de uno de sus trenes con dirección a la capital del Reino, porque yo llegase tarde. Así que, arriba, aseo personal y rematar los últimos detalles de la cantidad de cosas que me llevo en esta segunda tanda... No voy a acudir al tópico ése de que parecía Paco Martínez Soria en la gran ciudad, pero es la idea. Una maleta grande rellena por encima de su capacidad, un par de trajes, el portátil con el que poder contar estas aventuras y otro paquete más, me he trasladado hasta aquí... Ya no sé si la gente me miraba raro o no. No lo sé. Tampoco me importa. Sólo estaba pensando en llegar a casa... A mi nueva casa, se entiende...


En casa estaba Deivi. Un tipo muy agradable, quizás la conversación no es su fuerte, posiblemente, entre otras cosas, porque soy un elemento extraño que acaba de entrar en su vida... Después de instalarme hemos estado charlando un ratito. Es calladito, pero muy listo, el tío. Total, que también ha tocado hacer compra, porque tengo el vicio de comer dos veces al día (un café bebido en el desayuno no es una de las comidas del día) y, de momento, de aire no me alimento, así que ....


En lo laboral, ya he empezado a topar con la administración. O, concretamente, con los funcionarios, de esos que por la mañana no trabajan y por la tarde no van... Todo el santo día para que me cojan el teléfono y no hay manera. Si sólo quiero que me den cita para la semana que viene... Veremos qué pasa con este tema. Seguiré informando...



PD: ¿Por qué, a los que somos de provincias, acudir a una gran capital nos hace sentirnos como hormiguitas? ¿Complejo de inferioridad? ¿Temor a lo desconocido?

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