jueves, marzo 29, 2007

cómo perder una guerra (y por qué) (2005, shimon tzabar )

Me voy a poner algo paranoico hoy. No sé, me apetece, por cambiar de registro. El caso es que estoy preocupado, y el tema parece serio. Al principio no le di demasiada importancia, es más, me parecía algo normal. Con el tiempo he ido dándole vueltas al tema y estoy ciertamente preocupado. Estamos siendo permanentemente vigilados. No, no me refiero a los satélites, cámaras de seguridad, radares, .... No, somos espiados por objetos inanimados que pretenden controlar el mundo (esto último aún no he podido corroborarlo) o algo así. Sé que resulta algo incongruente afirmar que somos investigados por cosas que no se pueden mover, pero es la dura realidad. Porque, como dijo el filósofo, y sin embargo se mueve (bueno, vale, Galileo era físico y astrónomo).

Empezaron como avanzadilla los calcetines. Sí, la idea es que desaparecen en lavadora, pero en realidad, se escapan, de uno en uno (si lo hicieran todos a la vez, ya habríamos sospechado) cuando sacamos la ropa ya limpia. Se van escabullendo, poco a poco, hacia la puerta de salida, y en una distracción nuestra consiguen llegar a las escaleras y de ahí a la calle. ¿Nadie se ha dado cuenta que ocurre los mismo con los guantes de lana? ¿Cuántos nos hemos visto en las aceras? No le hemos dado importancia, pero son los agentes de contacto de los calcetines en la calle y quienes los conducen a un lugar seguro. No lo tengo demasiado claro, pero creo que se esconden en las alcantarillas (¿o no hay siempre un guante junto a una tapa en la acera?

Pero la ofensiva, me parece que está pasando a mayores. Al mismo tiempo que los guantes y calcetines, empezó la misma situación con los paraguas. Éstos, directamente, se mueven del lugar en que los hemos dejado, de modo, que cuando nos vamos y nos los vemos, simplemente, pensamos que no lo habíamos traído. Y ellos escapan. Luego siguieron los mecheros. Disimuladamente como quien no quiere la cosa, empiezan a rodar, de manera distraída, por la mesa, la barra del bar, .... y huyen también. Pero lo que más me está preocupando es ..... ¡¡¡Están desapareciendo cuberterías!!! En serio, primero un tenedor, luego una cucharilla de postre, .... Y así hasta que se fuguen todos. ¿O esas cosas sólo pasan en mi casa? Porque, cuidadosos somos y no los tiramos al cubo de la basura. Una vez (mejor no preguntar) perdí un cazo de servir potajes, ¿se habrá convertido en el Capitán General de los cubiertos?


PD: ¿Cuántas veces perdemos las cosas por el simple hecho de no poner atención en dónde las dejamos? ¿Somos torpes o despistados? ¿A qué huelen las cosas que no huelen?

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