
No le faltaba de nada. Noria. Montaña rusa. Tiovivo…. Pero todo era diferente. No estaban en marcha. No había luces. No había risas de niños. Ni gritos. Ni algodón de azúcar. Era como un parque de atracciones fantasma. El cielo, plomizo. He dicho que no había llovido, pero acabo de recordar que ha habido un momento en que ha caído lo que no estaba en los escritos, así que rectifico. Todo muy extraño. Me he sentido muy raro. Quizás es porque estamos acostumbrados a encontrarnos en situaciones que fácilmente reconocemos y cuando nos sacan de las mismas, aunque el entorno sea el mismo, nos cuesta reconocernos y reconocer todo. No sé, era una situación incómoda. Sin luces de colores. Sin globos. Sin gente. Todo gris.
¡Qué diferencia con otras situaciones vividas! Y, siendo todo ello bastante inusual, me he encontrado con ganas de compartirlo. De hacer saber a los que aprecio y quiero que he estado ahí. He fotografiado algunas de esas atracciones vacías (pero eso es para otra idea que tengo) porque sentía la necesidad de hacerlo. Necesitaba capturar ese momento y compartirlo. Sí, suena extraño, pero, creo, que me encontraba como un náufrago en una isla desierta. Hacía mucho que no me sentía así. Y no es algo que me guste. Lo sé.
PD: ¿Soy el único que buscando la soledad cuando la encuentra no desea estar solo? ¿Soy el único a quien la soledad le produce cierta inquietud?
0 ingredientes:
Publicar un comentario