
Y los peores son aquellos, que una vez hecha su demanda, se te vuelven, ponen cara de no haber sido capaz de matar una mosca en toda su puñetera vida, y en voz bajita te dicen, que no se habían dado cuenta que estabas tú antes. A ver, ¿resulta que no lo sabías, pero te giras a mí, y me lo cuentas, sin que yo te haya dicho nada? “Amos”, no me jodas. Mira, ya que te me has adelantado, por lo menos no me digas nada, déjame mentar tranquilo a tus parientes más próximos y tómate la cervecita, el cafelito o lo que te salga de los huevos. Pero no me cuentes tu vida, colega.
La verdad, como me vuelva a ocurrir algo parecido, lo tengo claro. Cojo el Marca se lo meto dobladito por la boca, le estampo la cabeza contra el mostrador, la cubitera enterita por el pantalón y el refresco se lo tiro por la cabeza y, además, le muerdo un brazo. ¡Hombre, ya! No sé porqué, pero me parece que esto de que los bares de mi calle cierren, me está agriando el carácter. En fin, que he quedado con unos cuantos y mi amiga “Silbadora”. Nos vemos.
PD: ¿Cuántas veces se nos han colado en una fila? ¿Cuántas hemos protestado? ¿Y, nosotros, nos hemos colado alguna vez?
0 ingredientes:
Publicar un comentario