
Y claro, si juntamos las vacaciones de mis camellos de cafeína, con el día de perros de hoy, pues, claro, ninguna oportunidad de salir a la calle. O mejor dicho, ninguna excusa medianamente convincente para abandonar el hogar. De modo que no me queda sino hacer vida familiar. Y, no es lo mismo hacer vida familiar a las siete de la tarde, en noviembre, con un viento helador en la calle, mientras uno está en el sofá viendo la televisión, o charlando, o leyendo, o lo que sea, que hacerlo en pleno agosto, cuando se supone que la canícula estival debería estar asando mi cerebro y el de mis congéneres. Pues no, en casita. Porque tampoco es plan ponerse las botas de agua, el chubasquero, coger el paraguas y salir a la calle a tomar una café. Y lo que es peor, en mi calle están cerrados los bares, y, además, a ver si voy a salir a la calle como si fuese el Capitán Pescanova, y luego resulta que sólo es una tormenta veraniega.
En fin, seguiré mirando por la venta mientras llueve. Quizás vea a David Meca cruzar a nado las calles de mi pueblo en un nuevo reto personal.
PD: ¿No hay días en los que se supone que todo debería ser fantástico y maravilloso y no lo es? ¿No hay días en los que tienes fantásticos planes y éstos se ven frustrados por algo que no puedes controlar? ¿Te molesta que llueva en verano?
1 ingredientes:
Se llama cambio climatico. A mi mas que molestarme, me asusta!
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