
Lo cierto es que, si nos paramos a pensar un poquito, nadie tiene miedo, todo el mundo es muy valiente, nunca se llora, no necesitamos ni psicólogos ni psiquiatras, nada nos afecta, .... vamos, que todos somos muy “duros”. Todos somos un poco Blondie, Hogan, Harry Callahan, Frank Morris, Bronco Billy, Bill Munny, Frank Horrigan o Frankie Dunn. Aquí nadie muestra un signo de debilidad, no sea que te tomen por lo que no eres y se líe y piensen que tienes sentimientos. O lo que es peor, que vean que hayas descubierto tu lado femenino. No. Nada de eso. “Todo el mundo quiere ser Clint Eastwood”.
Y, puede que este bien. No mostrar ciertas, llamémoslas, flaquezas. Pero, quizás, de puertas hacia fuera, los que nos rodean nos quieren como somos. Con nuestras virtudes y defectos, con nuestras risas y nuestros lloros, con nuestro carácter huraño y nuestras muestras de simpatía. Nos quieren y aprecian aunque no seamos Clint Eastwood. Bueno, eso creo. Eso espero.
En mi caso, ya lo he dicho otras veces, yo quiero ser Morgan Freeman. No sé porqué, pero, de mayor, quiero ser un septuagenario afroamericano de pelo canoso. Serio cuando hay que serlo y con una amplia sonrisa la mayor parte del tiempo. No sé porqué, pero .... “Todo el mundo quiere ser Clint Eastwood, y yo Morgan Freeman”.
PD: ¿No es curioso el influjo que hace en nosotros el cine y la televisión? ¿No hay ocasiones en que deseamos parecernos y vivir lo que les ocurre a esos personajes? ¿Por qué no puedo pasear yo a Miss Daisy? ¡Ah!, que no tengo carnet.
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