domingo, septiembre 19, 2010

regular, gracias a dios (2010, josé antonio labordeta)

Nos ha dejado. Se ha ido. Muchos de nosotros lo conocimos recorriendo la piel de toro con una mochila en su espalda, hablando con lugareños, preguntando curiosidades de oficios ya desaparecidos, compartiendo comidas de unos y otros.... Lo conocimos y adoptamos como si fuese hermano de alguno de nuestros abuelos, que sin tener una presencia constante en nuestras vidas, su sola aparición podría hacernos dibujar una media sonrisa al verle o escucharle las batallitas de sus excursiones, de sus expediciones, de sus paseos... Pero José Antonio, mejor dicho, Labordeta, era más, mucho más sólo “eso”... Siempre tuve la sensación de que tenía un aura, perdón por la expresión, especial, un interior digno de ser conocido, porque después de leer sus entrevistas, sus pensamientos, sus reflexiones, siempre me quedó la sensación de que este tipo tenía un “coco” privilegiado. Y, de esos, no quedan muchos...


Se definía a sí mismo como un “cascarrabias irónico”, incluso, describió su paso por el Parlamento como un beduino en las Cortes y ello porque su abuela pertenecía a una de las zonas más duras de Los Monegros, donde casi, ahora mismo, se puede pasear en camello, y Labordeta nunca olvidó sus orígenes, su tierra... Y, tal vez, por esa defensa que hacía de lo suyo, pero, lo más importante, sin excluir a nadie, hizo que aceptásemos los suyo como nuestro... Quizás, también ayudó, su ironía mordaz, su socarronería, su sinceridad... Porque, podría caer bien o mal (ahora serán todo parabienes y buenas palabras) pero lo cierto es que era cristalino, expresaba lo que sentía, sin tratar de ofender a nadie, pero no se callaba lo que creía que no estaba bien...


Lo cierto es que José Antonio caía bien a unos y a otros y, eso, no es fácil, no es nada sencillo... Él lo sabía y acerca de ello comentaba que posiblemente se debía a que no tenía poder. Tal vez, Labordeta, tal vez... pero, quizás, no sólo era por eso.... Sit tibi terra levis, José Antonio....



PD: ¿Cuántas veces la desaparición de alguien no cercano nos ha dolido? ¿Se puede querer a quien no se conoce? ¿Por qué alguien ajeno nos puede resultar próximo?

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