martes, septiembre 21, 2010

un hombre llamado flor de otoño (1976, pedro olea)

Parece que este año ha acudido puntual a su cita. No ha querido hacerse de rogar y que tuviéramos que esperarle más de la cuenta con el estado de impaciencia que eso supone. Es más, nos ha ido avisando que vendría para que no nos pillase por sorpresa y pudiésemos ejercer de perfectos anfitriones con él. Nos ha ido dando pistas para que estuviésemos preparados. Esta vez, me temo, nada lo ha detenido ni retrasado. Ha llegado ya y, da la sensación, que ha venido para instalarse definitivamente durante una buena temporada. En principio, durante tres meses. Veremos si la estancia se prolonga o no, aunque, oficialmente, debería partir el veintiuno de diciembre. El otoño ya está aquí. Hoy ha llegado.


El cielo se vuelve gris anunciando su presencia. Las nubes, hace unos días blancas y esponjosas, parecen más tristes, han perdido ese color brillante con el que nos iluminaban. El sol, apenas una semana atrás, se comportaba como el astro rey que es y, ahora, parece un invitado que no quiere molestar, quieto en una esquina y, del mismo modo que llegó, se marcha, sin hacer ruido.... ahora que me fijo, su brillo parece más mortecino... Los árboles, bueno, algunos de ellos, comenzarán a mudar sus ropajes, primero cambiando el color de su vestido verde a otro anaranjado para, finalmente desprenderse de él... hasta dentro de seis meses.... El otoño traerá agua, ésa que no tuvimos porque Lorenzo, egoísta durante el estío, quería todo el protagonismo y volverán a aparecer en el paisaje urbano los paraguas, las katiuskas, las gabardinas, los chubasqueros....


Pero, no sé porqué, asocio la otoñada, además de con cristales salpicados por gotas de agua (creo que en esto tiene mucho que ver algún “recuerdo infantil”...) con viento, con papeles recorriendo la ciudad mientras giran sobre sí mismos... La asocio a chocolate recién hecho, a bufandas de lana, a conversaciones entre amigos junto a un café... Posiblemente el otoño no ha venido solo y ha traído como acompañante a la nostalgia....



PD: ¿Estarán unido el cambio de estación y determinadas sensibilidades? ¿La lluvia implica nostalgia? ¿El otoño trae recuerdos del pasado?

6 ingredientes:

toayita dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
toayita dijo...

Y no, a pesar de seguirte, esto sigue sin guardar mis datos y no me puedo suscribir en el primer comentario (me pasa en todos los blogs con comentarios de blogger)

En fin, me suscribo ahora y de paso te mando un beso :)

toayita dijo...

No me gusta Septiembre...nunca me ha gustado. Ni Septiembre ni los Domingos...y Septiembre se me antoja como un Domingo MUY largo.
Supongo que lo asocio a mi infancia, a la vuelta al cole despues de las vacaciones, a las lluvias torrenciales que nos suelen acompañar por estos lares en esta época...Además, como persona hipermeganostálgica/melancólica que soy, en esta época del año tiendo a entrar en bucle y me hago "bichobola"...
Este año no, porque no tengo tiempo, y hay demasiadas cosas buenas cerca...no me lo puedo permitir :)

Anónimo dijo...

Sin duda si hay una estación nostálgica es esta; otoño, y, desde luego, mi preferida.
Quizás será que me gusta recrearme en todos esos sentimientos que me provoca contemplar una tarde de tormenta, tras el cristal, o dar un paseo bajo el ruido de la hojarasca... y aunque llega un punto en el que echo de menos el astro rey creo que disfruto de esta estación casi tanto o más como la primavera, me gustan los días grises de sofá, libro-peli, manta.
En cuanto a mis recuerdos otoñales diría que van asociados a mi infancia, aquella que pasábamos alrededor de la chimenea o jugar a mojarse bajo la lluvia con las típicas katiuskas de la época, sin el consentimiento de los mayores, claro. Y también cuenta con tintes universitarios, recuerdos de miles de tardes de confidencias en oscuros cafés en lugar de frías bibliotecas.
Escribiendo me acabo de dar cuenta que una de las cosas que más me gusta ahora al llegar otoño es esa primera sensación al volver a cubrir mi cuerpo otra vez, después de un verano casi sin ropa, de finas sandalias, sin revestimientos...

Perdón por el rollo, me he excedido un poco.

lussor dijo...

toayita... me ha encantado tu asociación entre septiembre y un domingo.... muy, muy buena, de verdad....

lussor dijo...

querida anónima... posiblemente el otoño sea, como dices, la estación que más nostalgia y que más recuerdos nos pueda traer a la memoria... se acaba el verano, los juegos con amigos, las horas de luzs, el buen tiempo... y, tal vez, por eso mismo, añoramos lo que dejamos atrás, del mismo modo, y utilizando la idea de toayita y el comienzo de curso, ponemos nuestras ilusiones en los próximos acontecimientos que nos esperan... ahora no es cole, es el trabajo... nuevos propósitos, nuevas expectativas....

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