viernes, diciembre 21, 2012

casablanca (1942, michael curtiz)

Recuerdo la primera vez que traspasé el umbral de aquella doble puerta maciza de madera, bajo ese cartel luminoso decorado con arabescos. Recuerdo la sensación de cruzar a algo prohibido. Quizás esperaba encontrarme señoritas sirviendo benjamines de champán, flirteando con los clientes, pero no, no fue así… Recuerdo verme envuelto por el humo de los cigarrillos, por esa densa neblina formada por ese tabaco de picadura tan gruesa que deja ramas en la boca. Recuerdo deambular entre mesas vestidas con mantel de hilo, rodeado de paredes encaladas, sintiendo el aroma de las especias flotando en el ambiente… Me senté al final del local, observando, casi sin pestañear, por miedo a perderme algo, todo lo que me rodeaba, hasta que las luces se iban apagando, retiraban los vestidos a las mesas y, acodado, pensaba en el pianista que estaba en la otra punta y que me recordaba a Louis Armstrong, pero él decía llamarse Sam…

Recuerdo apoyarme en la barra y ver a un francés, con la guerrera llena de condecoraciones y apellido de automóvil, quejarse por descubrir que se hacen apuestas en el local, al tiempo que recoge sus ganancias por las mismas. Y a Ugarte, reconocible por aquellos ojos saltones y esa mirada triste, delante de un tablero de ajedrez, trapicheando con unos salvoconductos, al cual yo recordaba, también, persiguiendo un halcón maltés. Entre sombras furtivas aparece la figura de Laszlo, siempre en penumbras y no retengo bien sus facciones, viviendo en la clandestinidad…

Recuerdo, desplazarme por el café, absorto en mis pensamientos, a cámara lenta, observándoles a los dos, a Rick, a Ilsa, sin que ellos se miren y, sin embargo, sin perderse de vista. Él, cínico, solitario, pero, sobre todo, amargado, con un dolor en el alma que le impide hacer algo más que una mueca al sonreír con un whisky doble, vestido de esmoquin blanco. … Ella, un ángel, una luz en el local, con pamela y con esa mirada desbordada por las lágrimas, inundada por la ternura y la nostalgia… SETENTA AÑOS ha cumplido ya, y cada vez que la vemos, parece la primera vez…


PD: ¿Por qué hay películas que nos atrapan y nos empujan a verla una y otra vez? ¿Nos vemos reflejados en ellas? ¿Nos gustaría haber vivido esas historias?

2 ingredientes:

Makelelillo dijo...

Encantadora entrada. Y a la pregunta que dejas en el aire, a mi personalmente me hubiera gustado vivir muchas de las historias del cine, por ejemplo, como la de CasaBlanca.

Un saludo

lussor dijo...

gracias por el halago... indudablemente, creo que hay historias de cine, de libros... que a todos nos gustaría vivir... y ciertamente, a muchos nos hubiese encantado entrar en el café dde Rick y deambular por ahí....

| Top ↑ |