jueves, junio 14, 2007

sin documentos (1993, los rodríguez)

Imagina que tienes que salir de tu país. Poco importan los motivos. No sé, piensa en cualquiera (pero, ojo, nada ilegal). Y llegas a otro. Te cuesta acomodarte. Encontrar tu espacio. Apenas conoces a nadie. No hay amigos. No hay conocidos. Y lo que es peor, no están cerca los tuyos. Además, imagina que ya no eres un niño, que ya no estás en tu infancia, es más, ni tan siquiera eres adolescente. Has ido creciendo. Te has ido haciendo adulto. Y te encuentras en tierra extraña, quizás tampoco entiendes el idioma. Vamos, que lo tienes todo en contra.

Encuentras un trabajo que te permite subsistir. Luego otro que consideras que está mejor. Vas conociendo a personas diferentes. Con algunas empiezas a tener más afinidad que con otras. Estás construyendo tu círculo de amistades. Poco a poco. A veces, el reloj, parece que tarda en hacer pasar los segundos, los minutos. Comienzan a desaparecer noches en vigilia, pensando en lo dejado atrás. Ya casi no hay lágrimas de nostalgia. Te has ido endureciendo. Es posible que incluso encuentres pareja. A pesar de todo ello, dos situaciones inquietan tu espíritu. Por un lado, sigues considerándote un poco extraño, o tal vez, somos los demás quienes te vemos así. Por el otro, sigues sintiendo añoranza de tu tierra, de tu gente, de aquel entorno que has dejado ….

Han pasado varios años. Ya no eres aquel jovencito que llegó de otro país. Es más, ya eres uno de aquí. Tanto que hoy te han dado un nuevo pasaporte. Y en él pone que eres también de aquí. Y eso es bueno. Y lo cuentas. Y la gente te felicita. Y se alegra. Hay quien, incluso, suelta un par de lágrimas furtivas festejando tu felicidad. Pero no te lo dirá. No quiere empañar este día. Tu día.

Imagina ahora que, todo esto que te he contado, es cierto. Imagina que te ha pasado realmente a ti. Imagina que eres una mujer. Imagina que eres mi amiga. Imagina que quieres celebrarlo conmigo. Pues eso. Brindo por ello.


PD: ¿Por qué en algunos momentos me invade un profundo sentimiento de nostalgia que me abrasa por dentro? ¿Por qué, en ocasiones, siento unas irrefrenables ganas de llorar? ¿Por qué siempre me contengo? ¿Por qué hay veces que la alegría de los demás me arrancan lágrimas de felicidad?

1 ingredientes:

Anónimo dijo...

...y ella pidió la visa
Ana,las lágrimas de tus ojos forman grandes mares.
Mamá, tú sueñas ser una marinera y navegar por mundos nuevos.
Ana, si te calmas te haré muchos barquitos de papel y te prometo que iremos a ver nacer la primavera.
Mamá, no quiero parar de llorar.
Ana,Ana desde allá te mandare una muñeca con pelo de todos los colores y cuando vuelva sembraremos un árbolo de mostaza.
No, mamá, ya sé que te vas y no puedo pintar el último rincón de tu corazón.
GRACIAS,me ha gustado.

| Top ↑ |