Tengo ganas de verte Olga. De que me cuentes cómo es la vida lejos de casa. De oír tus siempre sensatas palabras. De verte sonreír. Y si se puede ... que bailes la danza de los siete velos (si cuela, cuela). Tengo ganas de verte Miguel. De ver cómo te enfadas y cómo te desenfadas. De hablar contigo. De escucharte. Y, sobre todo, porque me haces reír. Tengo de ganas de verte Josep. Porque no aportas la cordura y sensatez que necesitamos. Porque te apuntas a todas. Porque aguantas bien cuando eres el blanco de nuestras bromas. Tengo ganas de verte Víctor. Para que me cuentes cómo es la vida de casado. Porque juegas un papel de malo y, en el fondo, eres un buenazo. Porque me gusta hablar contigo. Porque nos metemos con los que roncan, cuando, en realidad, tú eres el campeón. Tengo ganas de verte, Jefe. Porque eres el Jefe. Porque firmo ir todos los veranos contigo. Porque nos lideras. Porque me gusta verte dirigir grupos humanos. En definitiva, tengo ganas de veros a todos, porque, además de que sois mis amigos (creo) sabéis de baloncesto. Y al final, el baloncesto siempre será la excusa o el motivo.
PD: ¿Por qué será que cuando tienes la sensación de que hay buena gente por ahí y la conoces, deseas volver a verlos? ¿Por qué, cuando apenas estoy unos días con ellos, han conquistado mi corazón y cariño? ¿Por qué tengo la sensación de que volveré a despedirme de ellos tratando de ocultar mis lágrimas?
0 ingredientes:
Publicar un comentario