domingo, abril 26, 2020

veintitrés veces no (2019, Nora Vázquez)

Hagamos un ejercicio de imaginación… Boston Celtics ha ganado el último campeonato, Kareem Adbul-Jabbar ha sido el MVP y Alvin Adams [ojo, one-man team y camiseta retirada por Phoenix Suns] el ROY… Milwaukee en “Regular Season” ha sido el decimoquinto mejor equipo [de 18, primera temporada en que KAJ ya no estaba en el equipo]… y en el “draft” eligen, entre otras opciones, en el número veintitrés… hasta aquí, bueno, gimnasia cerebral, pero tampoco nada exagerado…

El muchacho elegido, un chavalito delgado, escuchimizado podría decirse, y con apariencia frágil, con unos brazos largos, larguísimos, fue infrautilizado y traspasado a Indiana donde comenzó a despuntar, pero fue en Denver donde “Poetry in motion” comenzó a mostrarse como un anotador superlativo, con una mecánica de tiro, fluida eso sí, pero poco ortodoxa, acompañada de una técnica individual muy bien trabajada y una inteligencia en el juego muy por encima de la media de aquellos momentos…

Pero claro, en esos 80’s, eran el rubito de Indiana y el mago de Michigan quienes centraban la atención cada noche que sus equipos pisaban una pista... y él, al igual que otros cuantos jugadores de aquella época, quedó eclipsado, a pesar actuaciones al más alto nivel y que su equipo era habitual de los partidos de “postseason”… tampoco era de quien la prensa pudiera sacar grandes declaraciones dado su carácter correcto y educado… Tuvo suerte, es cierto, en tener a Doug Moe [un tipo con apariencia de capataz de obra en película de serie B norteamericana] para quien el tema de la defensa era un mal necesario y pudo explotar todas las virtudes y recursos de su “starting forward”…

Porque es, quizás, uno de los anotadores más minusvalorados de la NBA, porque, aun así, es un ”Hall of Fame”… Alex English, es mi número veintitrés…

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