viernes, diciembre 29, 2006

el profesor chiflado (1963, jerry lewis)

Tenía ganas de hablar de estas cosas. Resulta, que uno, es bastante rarito, tiene problemas para conciliar el sueño y como la radio no acaba de ayudarme a hacerlo, hace tiempo (e imagino que no soy el único) que decidí ver la televisión. Pues bien, la cosa ha cambiado bastante de un tiempo a esta parte. Antes, tras el informativo de medianoche (o de las 2 y de media de la mañana, pobre Carrascal) quizás emitían alguna reposición de series (qué grandes series he visto a esas horas: The dukes of hazzard, La mujer maravilla, Pretender, Profiler, ....) y empezaba la teletienda. Esto es, unos guiris, doblados al castellano con gran profesionalidad, aseguraban que habían inventado lo más de lo más y a un módico precio, tú podías tener ese superinventoinventadodelamuerte en casita.


Y así empezó todo. Primero fue el Whisper XL (¿susurro extra largo?) un audífono con el que se aseguraba que podías oír cómo caía un alfiler en un cenicero en la otra punta de la habitación, lo cual me generaba varias preguntas: ¿es necesario escuchar eso? ¿lo probarían muchos compradores? ¿a una persona que se supone que tiene o ha tenido problemas de audición no le provocaría cierta esquizofrenia escuchar todos esos ruiditos? ¿realmente funcionaba? ¿era necesario asociar una palabra como whisper con un sonotone y no con la canción de Elton John?


Luego apareció el Abdominazer, que venía a ser un triángulo con una almohadilla que te haría lucir unos abdominales terribles. El funcionamiento venía ser, coloque la almohadilla sobre su tripa y empuje las grasas hacia dentro, y no se sabe cómo, ellas desaparecerán y aparecerán sus abdominales perdidos (grandioso) Y a partir de ahí surgieron las cosas más raras y variadas: almohadas con forma de mariposa (¿?), Chilling Bang (que servía para limpiar las monedas de 5 céntimos), cebos para pescadores (nunca mejor dicho), pinturas de cera para disimular las rozaduras en el coche (¿si llovía desaparecería?), gafas de la muerte con cristales intercambiables para cualquier situación en la que el sol apareciese (lo mismo servían para esquiar que para hacer surf, vamos lo que hace la mayoría de la gente), gamuzas atrapa polvos, superpicadoras (en menos de 10 segundos tenías todo hecho), woks (uf, casi se me olvida), mini-licuadoras (zumos sólo con vitaminas y sin pasterizar ni ná), fantásticas fregonas que limpiaban lo que suele caerse al mismo tiempo en el mismo sitio en un momento tonto (ketchup, mostaza, cacao, tierra, ....), aspiradoras que podían entrar por cualquier sitio (se me ocurrían un par), fajas reductoras, cinturones con el atractivo nombre de Sauna Belt, blanqueadores de dientes, cremas adelgazantes, limpiacristales magnéticos, colchones hinchables (con una pinta de ser terriblemente cómodos), aparatitos que te hacían mejorar tu figura mediante descargas eléctricas (gimnasia pasiva, decían), plantillas para zapatos, sujetadores mágicos, .... Seguro que me dejo algo, así que pido perdón.


Pues sí, todo esto y más anunciado por televisión y asegurándome que me haría la vida más fácil. No he comprado nunca, pero muchas veces he tenido la tentación de coger el teléfono, marcar y decir a la señorita o señorito que me pudiera atender, que cogiese el teléfono, que lo pusiese en modo vibrador, que se lo metiese donde le iba a decir yo, que en un momentito le volvía a llamar e iba a ver cómo su vida también iba a mejorar sensiblemente.




PD: Pues eso, que soy un poco insomne

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