miércoles, enero 31, 2007

el fabuloso mundo del circo (1964, henry hathaway)

Ha llegado el circo a mi pueblo. No es un hecho especialmente novedoso, pero me he sorprendido leyendo detenidamente el cartel que lo anunciaba. Todos los años, en las fiestas patronales, viene el circo (aunque la verdad, que con tanto lío sobre el maltrato de animales, no sé si cuando llegan traen fieras o sale alguien disfrazado). El caso es que este es un circo temático, o eso anuncia, basado en la magia y los payasos. No está mal, pero me parece menos circo. Debe ser que soy un clásico, pero, aunque no fui mucho de niño, y un par de veces ya algo más adulto, conservo ciertos recuerdos que quiero mantener y por ello me retrae volver.

No sé como era su cara, ni cómo vestía, pero todo empezaba con el caballero que nos recogía las entradas. Mezcla de olores. Serrín, palomitas, algodón de azúcar, tierra mojada, ... Y a ocupar la localidad. Los buenos asientos debían ser unos que estaban a pie de pista, parecían pequeños palcos y sus ocupantes eran niños rubios, bien peinados, limpios y sonrientes, y claro, como yo soy de cabello oscuro, pues a otro sitio. Deseaba que saliesen los payasos, de hecho, creo que no me hubiese importado que sólo estuviesen ellos en la pista. Porque sí, había una pista de circo, igualita que la que salía en la tele. El jefe de pista era delgadito y no tenía mostacho, pero vestía como lo había visto en la tele.

Y aparecían caballos y unas señoritas que hacían piruetas sobre ellos. Y los trapecistas, con saltos y giros en el aire, incluso, en el último momento de su actuación retiraban la red y pedían silencio (todos conteniendo la respiración y el atontao de la batería dándole a los palitos, joé tío, que han dicho silencio, que les vas a poner nerviosos). También aparecía un funambulista (que yo no sabía, pero luego me enteré que, como su propio nombre incida es el que anda por el alambre). Rápidamente unos mozos, empezaban a colocar rejas en el interior de la pista y ahí salían los tigres y los leones (que no voy a mentir, pero me parecían más fieros los que atacan a Tarzán en las pelis). Lo que molaba era el descamisado con el látigo, bueno, realmente, era el látigo lo que era chulo. También una familia (digo yo que lo serían porque vestían todos igual, y eso sólo lo he visto yo con los hermanos.....) que con unos balancines daban saltos en el aire y caían de pie encima de los hombros de otro.

Al final, lo más esperado, los payasos. No eran Gaby, ni Fofó, ni Fofito, ni tan siquiera Miliki o Milikito, pero te reías con ellos. Cantabas con ellos, gritabas con ellos, ... Y como punto final, la opción (previo pago, claro) de sacarte una foto encima de un elefante. Por tocarlo no cobraban, así que yo sólo tocaba y la verdad, muy grande, mucha trompa, muchas orejas, pero la piel hecha una pena. ¡Con las cremas tan buenas que hay ahora!


PD: ¿Sigue habiendo circo de estos o sólo los recordaré de cuando era niño? ¿Quieren los niños ir al circo o prefieren quedarse en casa con la Play? ¿Por qué los padres no llevan a los niños al circo y aprovechan para recordar su infancia?

1 ingredientes:

Anónimo dijo...

Precioso recuerdo,yo ni me acordaba del circo,pero ahora que lo pienso lo verdaderamente emocionante era cuando papá decia:¡¡eh,chicas las voy a llevar al circo!!Que alegria los dias previos.

| Top ↑ |