
Pero resulta que el día que repartieron ritmo, sentido del baile, oído musical, ... esas cosas que reparten en un momento de nuestra vida, pues debí ausentarme, porque me falta de todo eso. ¡¡¡Si hasta el día que repartían orejas me dieron unas pequeñas!!! Contaré un ejemplo. Siendo niño, un señor, perteneciente a la orden que regentaba el colegio, pasó por las clases, solicitándonos que nos sumáramos al coro del colegio. Ni se me había pasado por la cabeza, pero me preguntó algo, respondí y parece ser que le gustó mi voz, así que me vi obligado a acudir. Era esa misma tarde, creo, así que fui. A mí, me daba la sensación que el único nuevo era yo. Todos parecían conocer los cantos. Yo como podía, leía y trataba de seguir el ritmo. Incluso alzaba un poco el tono, a fin de agradar al director del coro. Y él la debió escuchar. Nos mandó callar y decidió averiguar de dónde procedía aquella voz que desafinaba, que no acertaba nota alguna y que suponía un elemento discordante en aquél coro. Y la encontró. Muy educada y sutilmente me indicó que quizás mi voz no era la más adecuada para el canto. Y ése fue mi primer y último día como "cantante".
En el fondo, creo que se equivocó. Mi voz sí era apta, mi tono era al adecuado. El problema era sólo de afinación y ritmo con la música. Sólo eso. Quizás, también pudiera ser que la música no era adecuada para mí. Sólo es una posibilidad. En fin, que ni canto, ni tengo guitarra así que me parece que mi carrera como cantante se ha estancado.
PD: ¿Y cómo podría bautizar a esa guitarra que no tengo? Bueno, lo de la guitarra también lo apunto en esa lista de cosas que quedó pendiente ayer.
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