
Todos, alguna vez, hemos soñado con volar, con transformarnos en una cometa, en una hoja de árbol, con dejarnos arrastrar por el viento, para conocer nuevos lugares, nuevas gentes, ...... Y sin embargo, sólo la veleta, permanece en el sitio. El levante juega de manera caprichosa con ella, el bochorno le hace sentir que va a derretirse, es el cierzo quien le provoca frío, la galerna, por el contrario, la empapa, al tiempo que le hace bandear sin ton ni son, el lebeche le llena de arena. Y ella, estática en su anclaje, cual torero ejecutando una media verónica a pies juntos, lidiará con el mediodía, el gregal y poniente. Mistral, siroco, solano, tramontana y ábrego vendrán, a lo largo del año, a visitarla, y ella los padecerá, sufriendo al aire gélido y debatiéndose contra el cálido. Y cuando todos se vayan, aguardará a la suave brisa para relajarse, seguir mirando al horizonte, a un punto indeterminado del infinito y estará esperando a que nuevo vientos vengan a azotarla para enseñarte, para enseñarme, de dónde viene, y por tanto, quién es, su nuevo compañero de baile.
PD: ¿Y si no fuesen sólo las veletas quienes se están extinguiendo? ¿Y si yo fuese incapaz de mirar al sol y saber la hora? ¿Y si no supiese ver las nubes y acertar con el tiempo que va a venir? ¿Y si en vez de ser yo fuese mi abuelo? ¿Y si en vez de ser mi abuelo, fuese un desconocido labrador (me niego, porque soy descendiente de labradores, a utilizar la palabra campesino)? ¡¡Cuántas dudas hoy!!
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