
Son varios los milagros que se atribuyen al santo, encontrándose entre los más famosos el del pozo (en el que, gracias a su oración, las aguas de un pozo subieron para poder rescatar a su hijo, que posteriormente será conocido como San Illán, que había caído en él), y de los Ángeles, popularmente narrado como que los ángeles araban el campo mientras que San Isidro rezaba (aunque según las actas de la canonización, Iván de Vargas, su amo, vio cómo dos Ángeles ayudaban a San Isidro a arar más rápido tras haberse detenido éste anteriormente a rezar en todas las parroquias por las que pasaba). Por cierto, él San Isidro, su hijo San Illán, ¿y su mujer? ... Santa María de la Cabeza. Esto debió ser una familia muy buena, porque si no... no lo entiendo.
Cuando hay algo que celebrar, la capital del Reino recupera su original espíritu de villa y se torna popular y muy próxima al visitante. Se sacan del armario los trajes castizos y se asiste a las verbenas para bailar al son de un organillo. Lo más importante es la verbena. Allí, no faltan los gigantes, los cabezudos y los pequeños teatros. Hay muchísimas actividades que invitan al divertimento, todo, en honor de San Isidro.
Muchos van en este día al Prado de San Isidro para pasar el día comiendo un rico cocido al aire libre, visitar la ermita de San Isidro y poder beber el agua que mana de la fuente del santo buscando la salud y la purificación. Allí podemos encontrar a muchas personas vestidas de chulapos o chulapas. Durante este día suena continuamente el chotis. La algarabía de los barquilleros y la música de los organilleros acompañan la fiesta durante todo el día.
PD: ¿Por qué me gustará ver a la gente en la calle? ¿Por qué me alegro cuando un pueblo sale a la calle para festejar sus fiestas? ¿Será que, en el fondo, disfruto con las alegrías de los demás?
0 ingredientes:
Publicar un comentario