viernes, mayo 25, 2007

viaje al pirineo de lérida (1965, camilo josé cela)

Lo de ayer se había estado fraguando desde octubre. Varios meses de antelación. Algunas conversaciones perfilando temas. Dudas. Temores. Alegría. Y al final, se cumplió todo. Todo y más. Me explico. En octubre recibí una llamada desde Lleida (o Lérida). La intención era que fuese a allí a dar una charla sobre baloncesto. Al principio, sorpresa. ¿Yo? ¿Allí? ¿De qué voy a hablar? ¿Qué interés tienen en escucharme a cuatrocientos de mi pueblo? ¿Qué puedo aportar a esas personas? como se puede observar claramente soy un tipo que confía ciegamente en sus posibilidades y que nada le genera dudas ni vacilaciones (bueno, la verdad es que quizás estoy exagerando un poquito).El caso es que acepté, entre otras cosas, porque no iba a ir solo, pero al final se torció el asunto y no me acompañaron (no pasa nada, te perdono). Y allí que me fui. En autobús. En el asiento, iba pensando, principalmente, qué iba a hacer yo solo durante varias horas (desde mi llegada hasta el momento de la charla), concretamente durante ¡¡¡seis horas!!! La verdad es que no hice mucho. Lo mejor, que descubrí un delicioso lugar para comer.

Luego, el monólogo que impartí estuvo más o menos bien. Alteré un poco lo previsto, pero creo que ellos lo agradecieron (porque escucharme a mí, durante más de dos horas ya es insufrible, pero si además es de baloncesto ....). A pesar de todo ello, me quedo con tres detalles que me llenaron mucho más que cualquier otra cosa. en primer lugar mis "jefes" que me soportan durante las fiestas de mi pueblo, tuvieron a bien, venir a visitarme e, incluso, cenar conmigo (y no tenían por qué, así que muchas gracias pareja, y a ti, Salomé, también); por otro lado, los organizadores, me hicieron entrega de una figurita que, según ellos, sólo les dan a personas importantes (yo sé que mentían, porque yo no lo soy, pero hice como que les creía, pero moló el detalle); y finalmente, el responsable, me llevó a ver, de noche, iluminado, el monumento más importante de allí, un maravilloso castillo, y nos dio, tiempo hasta para fumar un cigarrito (aunque el suyo tenía más sustancia), a pesar de que era su cumple y tenía una cena familiar. Gracias a ti, por eso y por muchas más cosas. Vale, ya sé que no he sido hoy brillante, pero mejoraré.


PD: ¿Cuántas veces un pequeño detalle significa tanto? ¿Por qué solemos agradecer más los detalles a los grandes regalos? ¿O sólo lo hago yo?

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