
Y así, entre unos tiros el día diecisiete de julio y otros el dieciocho, lo que había costado años de organizar, con elecciones y todas esas cosas, que parecíamos un país normal y todo eso, se va al garete. Y en días sucesivos comienza a crecer lo peor que le puede pasar a nadie: una guerra civil, un enfrentamiento bélico entre hermanos, entre padres e hijos, entre esposas y maridos, …. Y como adalid de uno de los bandos, un gallego, pequeñito, callado, serio, delgadito, que acabó siendo “Generalísimo de todos los ejércitos y Caudillo por la gracia de Dios” (que como título autoimpuesto me parece un poco demasiado).
Y, después de tres años sangrientos, al final, ganaron “los buenos”. Que si hubiesen ganado “los malos”, también habrían sido “los buenos”, porque al final todo depende del cristal con el que se mire. Mi opinión es que ganaron unos y perder, perdimos todos. Porque hubo que pasar unas posguerra, porque hubo que reconstruir un país, porque hubo que desterrar temores y miedos, porque, durante casi cuarenta años, gobernó una misma persona, porque …. Motivos hay muchos, que cada cual escoja los suyos. Y todo, porque tal día como hoy hace más de siete décadas, unos militares decidieron que no les gustaba el gobierno que había. Que la historia no se repita. Nunca. En ningún lugar del mundo.
PD: ¿Por qué las cosas del pasado, a veces, nos parecen mejores y hay otras que nunca quisiéramos que se repitan? ¿Por qué siempre ganan “los buenos”?
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