martes, julio 31, 2007

persona (1955, ingmar bergman)

El bueno de Ingmar nos ha dejado. Se ha ido. Sin avisar. Tranquila y suavemente. Se ha marchado quien, a través del cine y el teatro, encontró los catalizadores de su complejo mundo interior y todo su potencial creativo siempre atravesado por cuestiones metafísicas: Dios, el demonio, la muerte, la vida, el dolor y el amor. Y eso que él mismo se consideraba como un hombre de teatro, para quien era toda su vida, mientras que el cine suponía un trauma y una pasión. Reconozco que no era Ingmar uno de mis directores favoritos. Me agobiaban/agobian sus películas. Los dramas no me ponen mucho y menos con los tortuosos caminos interiores que debían seguir sus protagonistas.

No era un cualquiera don Ingmar, no. Estaba considerado como uno de los directores de cine clave de la segunda mitad del siglo XX. Además, fue uno de los fundadores de la Academia Europea de Cine. Y, por si fuera poco, recibió cuatro premios Oscar. Era hijo de un pastor protestante puritano, lo que marcó profundamente al joven creador. Así, la religión, los sentimientos de culpa, el pecado y la redención impregnarían toda su obra, aunque también es cierto que encontró su propia identidad espiritual. El caso es que los dramaturgos Ibsen y Strindberg, le influenciaron. En sus obras, el cineasta entró un universo creativo cargado de una atmósfera dramática, agobiante y desesperanzada, con la que se identificaba y en la que clavaría a sus personajes.

Contaba que no solía ver sus propias películas una vez las había terminado. Durante el montaje, explicaba, que cada vez las sentía menos de él, que se iban marchando. Y terminan siendo de los otros. Así, pues, se ha ido vacío y nos ha dejado sus preciosos regalos. Supongo que tenía un don. Uno que quizás no nos gustase, a mí desde luego no, pero debe ser elogiado por ello. Tenía el don de plasmar en sus películas nuestros miedos y temores, nuestras dudas, nuestros sufrimientos. Y ello nos hacía pensar. Descanse en paz, señor Bergman.


PD: ¿No hay cosas que a los demás les llama la atención y a otros nos deja indiferentes? ¿Por qué hay cosas o personas adoradas por unos y otros no sienten nada por ellas?

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