sábado, septiembre 15, 2007

capitulación de la batalla de pueblo viejo (1832, carlos paris)

"¿Hueles eso? ¿Lo hueles muchacho? Es napalm. Nada en el mundo huele así. Acabará con esta guerra. ¡Qué delicia oler napalm por la mañana! Un día bombardeamos una colina y cuando todo acabó, subí. No encontramos un solo cadáver de esos amarillos de mierda. ¡Qué pestazo a gasolina quemada! Me encanta el olor del napalm por la mañana. Aquella colina olía a... victoria". Si bien no suscribo todas las palabras del Coronel Kilgore (es decir, Robert Duvall en Apocalypse Now) hay algo que me gusta, especialmente, en esa frase, eso de oler a victoria, me da una especie de satisfacción interna. Quienes, tenemos el deporte metido dentro del cuerpo, y cada semana competimos (cada cual a su nivel) entendemos el mensaje. Cuando todo ha acabado, cuando han cesado los sufrimientos, los sacrificios, … y miras hacia atrás y ves el recuerdo de tu victoria, ese aroma lo invade todo y llega hasta la última de las ramificaciones de tus bronquios.

Imagino que esto es extrapolable a cualquier faceta del mundo laboral, personal, empresarial, … Esa sensación, ese momentáneo disfrute de la victoria, de la hazaña, de logro obtenido te llena. Apenas dura unos segundo, o, quizás, pueda ser recordado toda la vida, pero hace de ese momento tuyo y sólo tuyo. Son tus experiencias, tus vivencias, tus …. ¡Qué satisfacción por haber cumplido lo previsto! Todo esto viene a cuento con lo de ganar. Hemos vuelto a ganar, hemos salidos victoriosos en un partido, otra vez, de nuevo. Y ese recuerdo que ya teníamos olvidado, nos ha llenado, una vez más los pulmones. Nos hemos vuelto a sentir importantes, invencibles, poderosos. Sabemos que nos durará poco, desaparecerá pronto y ese par de centímetros que ahora caminamos por encima del suelo, desaparecerán y volveremos a estar al nivel del resto. Pero …. Ya hemos tenido nuestro momento.

Cuando has perdido tantas veces. Cuando la suerte te ha sido tan esquiva. Cuando, en la vida diaria, has sentido tantas veces la palabra derrota …. Pequeñas victorias se convierten en algo muy importante. Un niño que nos sonríe en un autobús, el paso que nos ceden en una puerta, las gracias de una cajera, ….


PD: ¿Tanto cuesta dar los buenos días al conductor del autobús? ¿Por qué haber logrado una pequeña victoria nos hace ver todo con más luz? ¿Qué es lo que separa la victoria de la derrota?

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