jueves, septiembre 06, 2007

turandot (1926, giacomo puccini)

Plácido está dándole vueltas a los ensayos de “Réquiem” (¡qué cruel ironía!) en Los Ángeles. José se encuentra en Karlstad (en Suecia) y hace un par de días dio un concierto. Entre ambos, más de ocho mil ochocientos kilómetros, entre ambos ocho horas de diferencia. Para uno son poco más de las nueve de la noche. Para el otro casi está acabando la madrugada. Y, sin embargo, casi al mismo tiempo, los dos reciben la misma noticia. Cuando suena el teléfono, ambos, al ver quien es el interlocutor, imaginan qué ha ocurrido. Lo imaginan. Saben que ese momento iba a llegar, aunque se resistían a ello. Sin descolgar saben, tienen la certeza, que el Maestro ya no está. Se ha ido. Por sus mentes aparecen las últimas imágenes de su compañero, de su amigo. Lo ven sentado en esa silla que, el destino, cruel y burlón, ha querido que se vea unido. ¡Maldita sea! Lo han recordado, clavado, inmóvil en esa silla de ruedas.

Pronto otras imágenes más alegres sustituyen a las anteriores y una media sonrisa asoma en sus labios al recordarse hace trece años (¿tanto tiempo ya?), bajo la Torre Eiffel, cantando. Los tres eran rivales. Los tres eran amigos. Ahora, dos de ellos, lloran la desaparición del otro. Ya no volverán a escucharle cantar Pagliacci, Nessun Dorma, La traviata de Verdi, o La donna é mobile, .... Ya no volverán a fundirse en un abrazo en cada encuentro. El Maestro se ha ido. Y no volverá. Descansa en paz, Luciano. Ciao, caro amico.

Todo el mundo coincide que una de sus mejores interpretaciones es el Nessun Dorma", un aria del acto final de la opera Turandot de Puccini. Dejo la traducción:

¡Que nadie duerma! ¡Que nadie duerma!
Tampoco tú, oh, Princesa,
en tu frío cuarto
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza...
¡Pero mi misterio está encerrado en mí,
mi nombre nadie lo sabrá!
¡No, no, sólo cuando la luz brille
Sobre tu boca lo diré ...
Y mi beso romperá el silencio
que te hace mía.
¡Disípate, oh noche! ¡Tramontad, estrellas! ¡Tramontad, estrellas!
¡Al alba venceré!
¡Venceré! Venceré!

Y una última frase pronunciada por él mismo: “Pienso que una vida por la música es muy satisfactoria y es a esto a lo que me he dedicado”.


P.D: ¿Por qué fue él quien acercó la ópera a todo el mundo? ¿Tanto amaba este género que quería que todos lo conociésemos? ¿Estuvo a la altura del gran Caruso?

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