viernes, octubre 01, 2010

odalisca y butaca turca (1927-28, henri matisse)

Anoche cené en un kebab. En un Donner Kebab. Matizo porque se daban las dos razones para denominarlo así: uno, era turco (eso anunciaba el cartel de la entrada); y dos porque cumplía la traducción literal de “carne rotando”. No fue algo planeado. Al contrario. Yo, habituado a cenar cerca del momento en que la carroza se convierte en calabaza, adelanté casi cuatro horas ese horario. No es extraño entrar y consumir en esos sitios de comida rápida. Bueno, para mí sí. Desde que resido en la capital del Reino ésta fue la segunda ocasión (una hamburguesa hace unos cinco o seis meses originó la anterior). Me gustan estos negocios, pero mi estómago, mi bolsillo y el desarrollo de mis habilidades culinarias agradecen que no los frecuente. Perdón, me estoy desviando del tema.


El local es pequeño. Un televisor encendido, en lo alto, en una estantería, con las noticias, rompe el silencio. Tras la barra, si debo creer el luminoso de fuera, un chico turco, con una camiseta blanca, espera a que me acerque y solicite mi pedido. Lo hago. Me siento en una mesita junto a la pared. En ese momento me doy cuenta. Y una sensación de vértigo me ha invadido. Todas las paredes del local estaban forradas por espejitos de un metro de altura. Y ahí me he dado cuenta. En todas las pequeñas mesas estábamos personas solas. Unos miraban cómo la presentadora contaba las noticias. Otro leía. Yo, me he conectado al emepetrés. Todos comiendo. Todos en silencio.


Llámalo angustia. Llámalo soledad. Eso he sentido yo. Cuando, el último de los comensales se ha levantado de su lugar, ha abonado la cuenta y ha salido, ahí, al quedarme solo, más solo aún, han aflorado miles de dudas acerca de mí... preguntas para las que no sé si tengo respuesta. Me he levantado. He pagado. He salido. Y he empezado a caminar más cargado de hombros, si cabe, más apesadumbrado.... Por cierto, la cena estaba fantástica. Quizás fuese el hambre.



PD: ¿Cuántas veces te has sentido solo? ¿Cuántas aun estando rodeado de gente? ¿Qué has hecho para combatirla?

1 ingredientes:

toayita dijo...

No he sido capaz, nunca, de ir sola a comer a un restaurante/bar...más allá de la cafetería del hospital y por extrema necesidad...
Me costó mucho ir a la playa sola la primera vez...y después me sentí liberada por no tener que depender de nadie para hacer una cosa que me apetece...a estas alturas de mi vida si paso por un kebab y me dan ganas de comerme uno y voy sola no creo que fuera capaz de hacerlo...me iría a casa con las ganas...
No sé si se entiende a dónde quiero ir a parar...yo tampoco lo tengo muy claro...
Otro día te cuento el momento de mi vida en el que más sola me sentí...y estaba acompañada...

Besos...

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